Unas memorias de
Antón Rendueles en
exclusiva para The Adversiter Chronicle
`Sólo para mayores de
14 años´
Supongo
que ya conocía la película, de aquella se estrenaba en EEUU y hasta
su estreno en España tenía lugar una publicidad machacona, no había
la casi inmediatez de ahora; la promoción incluía la radio fórmula,
programas de televisión y en programas dedicados a la música y el
cine. Así que cuando mi tía me dijo si quería ir al cine, además
en la misteriosa `sesión de noche´, le dije que sí. Era hermana de
mi madre y sólo me llevaba diez años por lo que siendo mi tía era
también mi hermana mayor. Ya se había casado y esa velada
cinematográfica sería con ella y su marido. Recuerdo que protestaba
porque se iba a llegar tarde, yo entonces no lo sabía pero se
formaban largas colas en la taquilla cuando había un estreno de
éxito, no sólo por la campaña de publicidad, había que sumar el
boca a boca. Recuerdo llegar al cine y ver gentío alrededor con un
empleado de traje gris que cogía las entradas y les quitaba un
borde. El siguiente recuerdo es que el tipo no me dejaba entrar, no
tenía la edad. La dictadura por medio de la censura catalogaba las
películas y, pese al fin de la misma, en aquellos primeros pasos en
democracia naciente seguía vigente la clasificación por edad para
ir al cine, que si bien tenían una categoría de `menores
acompañados´, la vigente para ese estreno era `Sólo para mayores
de 14 años´. La verdad es que me faltaban aún tres años y poco
para cumplir el requisito, pero mi tía no cejó de tratar de
convencer al encargado de cortar la entradas. Todo era nuevo para
mí, había ido al cine en ocasiones anteriores, pero siempre en
horario de tarde y no recuerdo ninguna a media tarde y tampoco salía
con amigos todavía. Finalmente el tipo cedió, supongo que previa
propina y que mi tía vio que dejaba entrar a alguien previa dispensa
voluntaria. Recuerdo que ya estaban con los títulos de crédito que
eran una animación con la banda sonora que supongo que me era
familiar. Estaba el entresuelo abarrotado, hasta había palcos
también ocupadas todas sus butacas. La película era musical,
doblada en español pero las canciones en versión original sin
letreros, que yo decía entonces. Fue toda una experiencia y mi
primer contacto consciente con la cultura pop, asistiendo al estreno
de lo que sería, hoy lo es, una película mítica. El chico y la
chica protagonistas eran hermosos, bellos y te captaban toda la
atención visual, pasando deprisa el metraje sin darme tiempo a que
pasaba el tiempo. La fascinación no terminó cuando se encendieron
las luces del cine al terminar la película. Las cosas duraban más
tiempo entonces, la banda sonora de la película, sus dos canciones
más populares, las ponían en el colegio los viernes por la tarde en
una especie de clases de baile; en la radio sonaban cada hora más o
menos y en la tele se hacían concursos imitando el baile del
protagonista, duraban mucho las cosas. Nunca la he visto entera
después de aquella noche, sigue despertando la misma fascinación
porque John Travolta y Olivia Newton-John estaban inolvidables, pero
no he querido nunca verla entera de nuevo, he visto en reposiciones
televisivas a cachos, pero prefiero guardar el recuerdo de cuando no
podía entrar a verla en su estreno porque era para mayores de 14
años y mi tía hizo magia, entonces parecía magia...
Antón
Rendueles
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
http://theadversiterchronicle.org
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