Debe ser cosa de las
fechas navideñas, pero cuando vi el típico reportaje de cada año
por estas fechas en el informativo televisivo narrando como la
infancia deposita su carta a los Reyes Magos con sus peticiones, creo
que me volví algo ñoño y pensé en la felicidad como concepto...
La primera conclusión
meditabunda es que la felicidad ni es constante ni dura siempre, se
compone de pequeños instantes, momentos tan sublimes que quedan
sepultados por el día a día, se recuerda esos instantes y,
paradójicamente, nos hace sentir ansia y deseo de alcanzar la
felicidad como estado de ánimo. Y cuando nos sentimos felices la
dicha oculta la mierda cotidiana...
La segunda conclusión es
que el dinero no da felicidad, la única diferencia es que si yo
salgo con dos aurelios en el bolsillo otros salen con 20.000, con
2.000, con 200 o con 20, siempre hay alguien que tiene más
que uno, pero barrunto que los gastos son proporcionales y cuanto más
tienes más gastas en ocultar tus debilidades y pecados. Supongo que
el resultado es la infelicidad, yo soy infeliz cuando no puedo gastar
con fiebre consumista en la tienda de los chinos y otros lo son por
no gastar en sitios de más postín y más caros los artículos...
La tercera y fatídica
pregunta es si soy feliz...
Y lo soy por instantes,
pequeños momentos que salpican la realidad diaria. No sé si te pasa
a tí, pero no creo en la felicidad plena y constante. Yo recuerdo
instantes, vivo tomar un café al pie del acantilado mientras
asciende el humo del cigarrillo y contemplo la belleza del paisaje,
incluyendo el paisaje humano. Puedo pensar en alguien e imaginar un
futuro de felicidad y la felicidad de cuando estuvimos juntos, puedo
poner un viejo vinilo y sentir ese estremecimiento agradable de
escuchar una hermosa canción que cuenta una triste historia...
Al final, la felicidad
sólo es un estado de ánimo más o menos pasajero y más o menos
cuantificable. Tal vez en el último suspiro recordemos con
intensidad todos los instantes de felicidad en uno solo,
reconfortante y dichoso al expirar...
Supongo, sólo supongo,
que es feliz quien quiere y no necesariamente el que puede...
Al menos es una frase que
queda bien...
Y feliz.
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