Suplemento
cinematográfico cutre de The Adversiter
Chronicle
ARMA LETAL 2
(1989)
(Letal Weapon 2)
Hay
todo un subgénero que abarca las segundas partes de una película de
éxito en taquilla y el equipo de cata cinematográfica no podíamos
pasar por alto esta segunda parte del éxito de 1987 Arma Letal
que hizo popular a Danny Glover
y afianzó como estrella, rentable además, de acción a Mel Gibson.
Es verdad que la cosa degeneró hasta convertirse en una saga pero
sólo las dos primeras merecen la pena. Había una regla no escrita
vigente aún en 1989 cuando se estrenó esta secuela que afirmaba que
segundas partes nunca fueron buenas, salvo El Padrino,
regla no escrita y ya obsoleta por cuanto ahora se estilan las sagas
que no dejan de ser seriales actualizados de dos horas o más de
duración y que suelen resultar bastante indigestas. La crítica
acogió bien la secuela, mas que nada porque firma la dirección
Richard Donner, pero llegaron a decir que superaba a la primera
entrega...
Con
Richard Donner a los mandos de la dirección y un guion firmado de
nuevo por Shane Black aunque a trío junto con Jeffrey Boam y Warren
Murphy, guion algo tramposo que en realidad repite el patrón de la
primera, es un guion que se arrastra casi en lugar de deslizarse por
la pantalla quedando la impresión de ser pequeños contenidos en un
contenido general. Es icónica la escena de la bomba en el váter o
el anuncio de condones de la hija del agente Murtaugh, hasta la
sufrida psicóloga que anda loca porque el loco del agente Riggs pase
por su consulta. Los veteranos de la guerra en Vietnan que se pasan a
narcotraficantes se cambia por una cuadrilla de malvados diplomáticos
sudafricanos que trafican divisas para enviar a su racista régimen,
la Guerra Fría se estaba archivando como un capítulo de la Historia
y el régimen segregacionista en Sudáfrica era molesto en aquellos
tiempos donde parecía que el sueño de libertad e igualdad era
posible y Sudáfrica y su régimen racista resultaba molesto y digno
de ser causa de lucha ciudadana, un argumento en suma que no es más
que otra cuadrilla de malvados que hay que echar de la ciudad.
Engarzar la muerte de la primera esposa del agente Riggs con el
odioso villano interpretado por Derrick O´Connor es uno de los
fallos del guion por su brusquedad y casualidad para unir la trama
con la primera entrega.
La
acción está bien, centrada en los intentos de los villanos por
apartar a Riggs y Murtaugh de la investigación que les sigue los
talones y es aquí donde entra en escena el factor que posiblemente
hizo de esta segunda parte una digna secuela pese a repetir lo que
ofrecía la primera entrega, es el personaje bufo que interpreta Joe
Pesci, un contable tramposo que rebañaba unos miles de dólares de la
cuenta de los villanos sudafricanos en cada operación de blanqueo
confiando en que no los echaran de menos, pero lo echaron de menos y
ahora es un testigo protegido que enjaretan a los dos protagonistas
para su custodia hasta el juicio y así de paso se toman un tiempo de
relax, cosa que no hacen porque siguen tras los sudafricanos cargando
con el contable que se excita al formar parte del equipo. Joe Pesci
está genial en un personaje complejo que unas veces es tonto cuando
en realidad simplemente es un vivales al que le gusta el dinero.
Y
luego está la turbadora Patsy Kensit que ya era popular en el mundo
de la música y que le sienta como un guante el papel de secretaria
del consulado sudafricano, mojigata en apariencia y felinamente
sensual que hasta enseña una teta en la típica escena erótico
festiva que no podía faltar en las películas de los 80´s, nada
porno y sí muy sensual con juegos de luces y sombras, torsos
desnudos en posturitas y enseña una teta de forma sensual y natural,
que es de lo mejorcito de la película. Hay dos golpes de efecto como
son la eliminación del equipo de compis policías y ver ahogada a la
secretaria del consulado como castigo a su noche de fornicio y
romance con el agente Riggs...
Es
de las pocas segundas partes de la época que puede verse sin haber
visto la primera, ofrece lo que el público demandaba que era más de
lo mismo porque se había quedado con gana de más. Se ve bien,
destacar la estética de Mel Gibson y su corte de pelo ochentero, es
entretenida y logra arrancar una sonrisa de vez en cuando pese a un
guion predecible donde hay demasiadas casualidades que le restan
credibilidad a la historia y se ve el truco de engarzar para luego
justificar la acción. Lo curioso es que el equipo de cata
cinematográfica opinamos que es de las peores segundas partes
precisamente por tratar de distanciarse de la primera cuando se
repiten los escenarios, la legendaria escena de la diligencia donde
el protagonista salta entre las bestias de tiro, se arrastra por
debajo y sube por detrás de la diligencia se actualiza con vehículos
de motor y es lo más destacable de la película...
Y
que se ve una teta de la Patsy Kensit.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
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