The Adversiter Chronicle

domingo, 10 de agosto de 2025

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle

EL JUSTICIERO DE LA CIUDAD (1974)

                (Death Wish)

El mes de agosto es época de reposiciones y las noches calurosas de agosto apetece cualquier cosa menos ponerse manos a la faena, así que en cuanto fichamos y nos cambiamos fuimos raudos a coger birras frías y pistachos para visionar, ni siquiera sacamos los trastos de faena, una película tildada de `despreciable´. Lo cierto es que es un clásico del género de justicieros urbanos y sentó las bases y lugares que siguen vigentes, adaptadas a los tiempos, en el cine actual. Dirigida por el solvente, correcto y eficaz director Michael Winner que ya tenía experiencia de rodar con Charles Bronson y que había dirigido el año anterior América violenta. El guion, basado en una novela de Brian Garfield, está firmado por Wendel Mayes que logra saltar de un escenario a otro y perfilando a los personajes con breves pinceladas. La estrella protagonista es un Charles Bronson cuya interpretación fue tildada en su momento de `papel de pocas palabras y demasiada violencia´. Todo ello no fue impedimento para que el público respondiera a la propuesta y dio lugar a toda una saga.

La trama es sencilla, la esposa y la hija de un reputado arquitecto en una firma de inversión inmobiliaria son asaltadas en su casa por una pandilla de jóvenes violentos, podemos ver a un Jeff Goldblum interpretando a uno de los jovenzuelos como curiosidad antropológica cinematográfica. El protagonista, que fue objetor de conciencia en la Guerra de Corea donde sirvió de comandante médico y creció aprendiendo a disparar armas con su padre cazador hasta que lo mataron confundiéndolo con un venado, toma conciencia de la inseguridad del ciudadano en una Nueva York donde las bandas controlan la noche y decide plantar cara eliminando indeseables nocturnos. Las autoridades emprenden la caza de un justiciero que se convierte en un símbolo para la población de la ciudad que empiezan también a plantar cara a los delincuentes que les atracan. De fondo una sociedad donde las élites viven en sus jaulas de oro porque la ciudad está inundada de droga y jóvenes violentos buscando dinero para satisfacer sus adicciones...

No contamos más, porque hay más en un guion que nos lleva de la mano mostrando distintas capas de la sociedad. Porque la película cuenta muchas cosas tras su envoltorio de película de acción y venganza. Por un lado la importancia de los medios de comunicación y sobre todo de la televisión, habla del control de armas y las diferencias entre la sociedad urbana de la costa este y la sociedad rural y tradicional donde cada hombre tiene al menos un arma y que sin renunciar a la modernidad son celosos de sus entornos naturales y saben que los de la ciudad les consideran poco menos que palurdos con pistola. Habla de la política y cómo pacta con el diablo si éste es aclamado por los votantes dejando en ridículo a las fuerzas del orden y sus jefes políticos. Y habla de una juventud urbana dividida en bandas, enganchados a la droga y que asaltan sin importar a quién con violencia gratuita. La película sabe mostrar todos esos aspectos que se paladean como quien ve un cuadro de épocas pasadas llenos de matices y detalles que pasan ajenos al observador sin más. Es una película para paladear y además pasar hora y media atentos a la pantalla. La violencia que tanto escandalizaba a la crítica se ve ahora con naturalidad, no hay recreaciones en lo violento, la violencia ocurre rápido y de forma incomprensible y sin motivos salvo la violencia por la violencia de los jóvenes delincuentes.

Charles Bronson está genial, como Vincent Gardenia en el papel de inspector con el culo pelado y tos asmática haciendo la vida imposible a su subalterno interpretado por Jack Wallace. Lo cierto es que se trata de una película coral, hay homenajes al cine, mensaje entre líneas y una cápsula del tiempo de una época que sigue vigente en algunos aspectos, las redes sociales e Internet cumplen la función que hacía la televisión, el control de armas sigue de plena actualidad, la calle sigue inundada de drogas y el cine sigue exprimiendo la historia con más o menos variantes hasta el día de hoy. Es casi una película de novela negra y, reiteramos, para verla reposadamente y sin juicios previos, no cómo la crítica de entonces que se quedaban con el morbo y no veían más allá de sus propias narices...

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org


 


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