"El sermón de la pradera", por el padre I. N. Mundicia
Una sección del
padre I. N. Mundicia en
exclusiva para The Adversiter Chronicle
Preparativos para
Semana Santa y fiestas patronales
Ya se
aproxima la Semana Santa y debe llenaros de gozo que, tras dos años
de restricciones por las autoridades gubernativas, esta Semana Santa
sacaremos a San Cucufato de procesión. El monaguillo dispone de un
listado de tareas para disponerlo todo, las feligresas a tareas de su
natural naturaleza como es limpieza, encerado, brillo y pulimentado
de la imagen, soporte de la misma, suelo de la iglesia y limpieza
general de la casa parroquial. Los feligreses comenzarán los ensayos
de costaleros y llegado a este punto quiero aclarar una cosa. Los
años pasan y aquellos mozalbetes gamberros son ahora jóvenes
dispuestos a cargar sobre sus hombros los 1500 kilos que pesan la
plataforma y la imagen con ornamentos de San Cucufato. Hay cierta
diferencia de altura con los costaleros veteranos, de otros tiempos y
otros alimentos que han disfrutado los jóvenes cofrades, tenemos
así un grupo de veteranos canijos y otro de jóvenes espigados. Tras
consultar con el arzobispado, tengo licencia para promulgar que los
canijos puedan subirse a caballito de otros canijos a fin de igualar
el desequilibrio de alturas. Cada tres horas pueden turnarse los
canijos para cambiar de posición. Espero que esta disposición de
sencilla aplicación, pero con la observancia del monaguillo para que
se cumpla, se termine la polémica que circula por la parroquia de
que San Cucufato parece borracho bamboleándose de un lado para
otro, causa del citado desequilibrio de alturas entre veteranos y
jóvenes...
Me he
enterado por el confesionario de que existe cierta polémica con las
alineaciones de este año en el tradicional partido de solteros
contra casados. Parece ser que hay algunos parroquianos casados pero
divorciados por lo civil y unos quieren jugar con los casados y otros
con los solteros, incluso tienen la soberbia de crear un equipo de
divorciados y otro de separados donde el que se haga con la victoria
jugará contra el ganador de solteros contra casados. Vamos a ver,
rebaño de acémilas, se jugará el tradicional partido entre
solteros y casados y ni divorciados, ni separados ni hostias en
vinagre. A los ojos de Dios el casamiento es eterno y la soltería
implica no estar amancebado. Si algunos feligreses se han saltado a
la torera el santo sacramento del matrimonio, pues se chinchan y a
ver el partido desde la grada, para los separados otro tanto. Los
casados como Dios manda pueden ser alineados sin problema y los
solteros también si son tales a los ojos de Dios. De la peregrina
idea de celebrar un encuentro entre solteras y casadas ni hablar del
peluquín. Puede que la FIFA y la UEFA impongan su ley en cosas del
fútbol, pero en las fiestas patronales la autoridad máxima es
Francisco y no ha dicho nada de variar los reglamentos de los
encuentros entre solteros y casados, a ver si os entra en la sesera
de una vez.
Antes
de iros, recordar que se libra una guerra en Ucrania y no es motivo
para francachelas los sábados por la noche en el local parroquial
donde se hace una ingesta considerable de vodka, orujo y licores
varios en nombre de la hermandad ruso-ucraniana, teniendo en cuenta
que en la parroquia no hay ciudadanos rusos ni ucranianos, me suena a
que es una estratagema para hincharse a ponerse ciegos de alcohol.
Pero coger al monaguillo para que cante karaoke tras ponerle pedo es
la gota que colma el vaso. Una cosa es rezar y rogar porque la guerra
toque a su fin y otra pasar hasta altas horas de la madrugada
tragando brebajes rusos y ucranianos, que además son ortodoxos que
es casi como ser infiel. Además, se causa un perjuicio a la
parroquia al no adquirir las bebidas espirituosas de la tienda
parroquial. Ir en paz, los canijos que vayan entrenando el tema de
subirse a caballito y la organización de las fiestas patronales a
ser intransigentes con el reglamento de alineaciones para el
tradicional partido de solteros contra casados.
AMEN
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
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