Unas memorias de
Antón Rendueles
en exclusiva para The Adversiter
Chronicle
OTAN
Veo
en la pantalla del televisor los estragos de la guerra en Ucrania por
la invasión a gran escala de tropas rusas sobre el citado país. Las
imágenes en blanco y negro de la invasión de Polonia en 1939 y de
Varsovia atacada por la aviación nazi han cobrado nueva vida en un
nuevo escenario bélico, en una nueva ciudad y en color en tiempo
real. Nunca escuché historias en mi círculo familiar sobre la
guerra. Sólo mi abuela materna me comentó una vez que le pregunté
que recordaba ser niña corriendo asustada de la mano de su hermano
pequeño y de su madre intentando escapar de los bombardeos. Los
siguientes recuerdos son de posguerra, apagando luces y quedando a
oscuras cuando sentían a los visitantes nocturnos que entraban en
las casas y se llevaban a alguien que tardaría en volver y alguno
que no volvió jamás...
Recuerdo
guerras vistas por la televisión, guerras lejanas en Centroamérica,
en Camboya y un día en Afganistán, con aquella URSS que era una
incógnita en su mundo comunista imperial, pero nunca sentí el miedo
de vivir una guerra...
Se
montó un gran jaleo con el tema de la entrada en la OTAN después de
que Felipe González ganara las elecciones para el PSOE prometiendo,
entre otras cosas, 800.000 puestos de trabajo y salir de la OTAN,
donde habíamos entrado deprisa y corriendo antes de las elecciones.
Supongo que estaba expuesto a la propaganda de Occidente frente a la
URSS, o tal vez que me gustaba leer y ver documentales comprendiendo
a temprana edad que estaban los soviéticos y estábamos los
capitalistas en una amenaza constante del conflicto nuclear. Siempre
me gustó la conquista espacial, sabía a grandes rasgos las personas
de von Braun y Korolev, los padres de la conquista espacial cuyos
cohetes también servían para llevar ojivas nucleares. Era imposible
querer saber de la conquista espacial y no empaparse de la II Guerra
Mundial, así que cuando llegó la polémica de si OTAN Sí u OTAN
NO, me pareció que permanecer era una buena opción. Admiraba a
Rusia y su historia, supongo que me fascinó en cierta forma como
España y Rusia frenaron a Napoleón y que ser extremos de Europa, la
lejanía y la diferencia como naciones nos hacía en cierta forma
hermanos...
Me he
dado cuenta de que aquella Rusia que desembocó en la URSS era tan
enigmática en este lado del Muro de Berlín como descubro que es la
Rusia bajo el régimen de Putin, aislada del exterior, reprimida en
el interior y exportando la guerra sin motivo más allá de un
nacionalismo nostálgico de la grandeza imperial zarista. Hicieron
una revolución para escapar del yugo del Zar y la mansedumbre,
cayeron en el totalitarismo comunista, sacrificaron millones de vidas
luchando contra el fascismo nazi y aprendieron lo que es la derrota
en 1989. Y ahora sólo cambia la tecnología, que lejos de hacer
sociedades libres es utilizada como mordaza para conducir a un pueblo
a la guerra contra una nación hermana y engañando a su ciudadanía
con eufemismos como fuerzas de paz, operación militar especial, el
nazismo que gobierna Ucrania...
Siempre
me sentí afortunado de vivir en una era de paz, sí que había
guerras lejanas, ajenas y casi hasta exóticas, pero nunca tan
cerca...
Soñaba
ver a la Humanidad volver a pisar la luna, una nueva carrera espacial
que en realidad será nuestro primer paso a un futuro que ahora suena
a delirio como antaño era delirio creer que habría artefactos que
nos permitirían comunicarnos en tiempo real con imagen y sonido...
Nada
une o destruye más que una guerra, incluso hay quien opinaba que una
guerra en Europa cada veinte años era saludable. Los populismos de
izquierda y de derecha, los nacionalismos y las palabras altisonantes
han pasado a tener la importancia real que tienen en realidad:
ninguna porque la guerra es real, está aquí. Y aunque no se
involucre la OTAN, tarde o temprano habrá enfrentamiento si es que
Rusia no se libera del yugo del régimen de Putin. En 1936 la
inacción de las democracias ante la agresión fascista en España y
en 1938 cediendo a las pretensiones de Hitler fueron duros
aprendizajes que casi un siglo después tenemos que aprender y
recordar. La OTAN es necesaria porque es el baluarte armado de las
democracias, con sus defectos y sus injusticias, pero siempre mejor
que cualquier otro sistema alternativo. Rusia no es Putin, pero la
democracia sí es la OTAN...
Rezó
por nuestras tropas y por el pueblo ucraniano y el pueblo ruso. Ya no
me importa ser incinerado nuclearmente, al menos no tanto como en
aquellos días de guerra fría que se calentaba en guerras lejanas.
Quisiera envejecer y vivir, disfrutar de las cosas como siempre hice,
soñar con futuros, añorar lo ido. Pero es mejor ser conscientes de
que ahora, en Ucrania, el totalitarismo ha cogido nuevas energías
retrocediendo a ciudades asediadas, invasiones militares avasallando
naciones vecinas, imponiendo el lenguaje de las armas a la diplomacia
y la cooperación internacional...
Si
Rusia no es capaz de vencer a la tiranía que la oprime, sólo la
OTAN podremos pararle y puede que entonces sea demasiado tarde para
toda la Humanidad y la Luna siga siendo ese sueño con el soñaba y
que nunca llegó como tantos sueños arrebatados en tantas guerras
precedentes, quién sabe.
Antón
Rendueles
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario