The Adversiter Chronicle

miércoles, 9 de marzo de 2022

"El ojo púbico", por P. Gargajo Bilioso

Una sección de Palomino Gargajo Bilioso 
en exclusiva para The Adversiter Chronicle

Cambio de liderazgo en el Partido Popular y agresión militar de Rusia a Europa

El principal partido de la oposición en España pasa por una crisis interna, también de liderazgo, donde el detonante al repudio político a quien aún es su líder el señor Pablo Casado en beneficio del presidente de Galicia el señor Alberto Núñez Feijóo con acreditado pedigrí político de victorias electorales, experiencia de gobierno y armas dialécticas capaces de presentar argumentos, respuestas y alternativas en el Congreso de los Diputados al presidente del Gobierno, señor Pedro Sánchez. Porque, por desgracia para todos, el señor Pedro Sánchez, los portavoces independentistas, PODEMOS y VOX nunca han tenido en Pablo Casado un antagonista que les presentara batalla dialéctica y argumental en las intervenciones parlamentarias. Ha sido endeble su gestión como líder de la oposición en tiempos históricos como han sido, siguen siendo, estos tiempos de pandemia mundial y por obra y gracia del señor Putin la cosa se ha complicado aún más con una guerra de conquista territorial rusa en Europa donde Ucrania es la primera víctima como antes lo fue España en la génesis de la II Guerra Mundial del fascismo y el totalitarismo nazi en 1936...

Pedro Casado, joven prometedor en el organigrama del Partido Popular, salió elegido líder del mismo por diversas circunstancias que poco tenían que ver con un proyecto político. Elegido como mal menor ante la fragmentación entre Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría. Joven, moderno y aire de juvenil política, era capaz de dar batalla estética a los entonces mediáticos Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Sin embargo carecía del dinamismo televisivo de ambos, especialmente en el caso del que era líder, su sombra política sigue siéndolo, de PODEMOS. Por si fuera poca dificultad, sus compañeros de partido la presidenta de la Comunidad de Madrid y el alcalde de la ciudad siempre parecían estar más capacitados, más preparados y sobre todo con más madera de liderazgo. Que el detonante sea un caso de fontanería política sólo ha acelerado un proceso de cambio de liderazgo que la mayoría del partido y sus dirigentes se resignaban a que fuera el calendario electoral quien pusiera las cosas en su sitio en forma de otro mal resultado que precipitara el cambio de liderazgo. Pedro Casado cae víctima de su bisoñez, deslealtad dentro de su organigrama y carencia de liderazgo efectivo de cara a la opinión pública. En lugar de anunciar cambio de sede tras la debacle electoral en Cataluña o decir palabrotas como argumento en el Congreso, no supo transmitir un mensaje de esperanza a sus votantes, de credibilidad a los indecisos y de líder a los votantes desencantados por mucho que ahora le lluevan loas como epitafio por los mismos que lo han defenestrado. Pero lo cierto es que hacía falta un cambio de liderazgo y el señor Núñez Feijóo concilia y une al partido.

La Unión Europea deja atrás la niñez y la adolescencia para despertar merced a la política imperialista del régimen del señor Putin en Rusia. Un despertar brusco que devuelve Europa a la realidad sangrienta, cruel y sin piedad de una guerra en el continente. Esta vez no son lugares lejanos y tierras casi sin civilizar, es en Ucrania y amenaza a la Europa oriental que formó parte del imperio soviético hasta 1989. Técnicamente, la Unión Europea y la OTAN ya están en guerra en campos de batalla como la inteligencia, satélites y observación, la economía y, por supuesto, Internet. Esta guerra que nadie esperaba ni quiere servirá para forjar un vínculo transnacional del que la Unión Europea carece más allá de la economía, la diplomacia y políticas comunes. Por el contrario, el triunfo del imperialismo ruso llevará a la fragmentación y el atraso social y económico. El populismo de la nueva izquierda llamada progresista, el populismo independentista y nacionalista, suenan lo vacíos que son cuando vemos los estragos de la guerra en Ucrania que amenaza al resto del continente. Los vínculos del régimen de Putin en la política europea y española ya son innegables como medio de debilitar a los Estados miembros... 

Hay que irse a 1938 para encontrar a la ultraizquierda y la ultraderecha tan descolocadas con la política de Rusia. Hay que ser ciego, fanático y populista para hablar de paz ante una agresión ajena a España y la Unión Europea enarbolando pancartas y frases de museo. El señor Putin en su megalomanía puede que haya vuelto a 1979, pero la ciudadanía, de izquierdas y derechas, estamos en 2022 y Putin ha lanzado a Rusia a una política de expansión territorial en Europa por la vía de las armas y la agresión militar...
Así de simple y así de complicado.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido

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