En los últimos tiempos,
marcados a ritmo del señor Putin y su nacionalismo voraz de
imperialismo territorial expansivo y previamente la pandemia mundial,
he aumentado mi consumo de informativos televisivos...
Las imágenes suelen ser
las mismas, las líneas editoriales de las cadenas no han variado y
el interés se centra en el elenco de las corresponsalías de guerra,
analistas y expertos que pasan por los distintos platós. No suelen
ponerse de acuerdo ni en reconocer que Europa está en guerra,
divagan más con deseos de que todo haya sido una pesadilla pasajera
y regrese el buen rollito universal, se ve que el resto de guerras en
otras tierras y continentes les entraban por un ojo y les salían por
el otro, de escuchar ni hablemos porque siguen igual de sordos...
El caso es que he visto
brotar una tirria compulsiva ante las despedidas por parte de las y
los presentadores de noticieros. Al principio no lo percibí ni lo
noté, fue un proceso taladrador de neuronas al ver como parte de la
rutina diaria los noticieros televisivos. Poco a poco, con prisa
y sin pausa mi tirria iba degenerando a auténtica fobia hasta el
punto de que ya no veo terminar el jodido noticiario...
La causa de todo es esa
costumbre de desear por parte del elenco presentador, no importa
cadena ni grupo empresarial y menos la ideología, que pase una buena
mañana, una buena tarde y la irritante una feliz noche. Cómo
narices se puede ser feliz y tener bueno algo cuando me acaban de
saturar de noticias de guerras, desastres y catástrofes naturales,
asesinatos varios y variados, violencia por ser distinto y no pensar
igual, accidentes mortales de circulación, corrupciones destapadas
que tapan las que siguen ocultas, un estado calamitoso de la economía
y la lucha de superación de alguien que ya no pudo superar más a la muerte...
Si veo las noticias a
primera hora de la mañana me entran ganas de volver a meterme a la
cama hasta el día siguiente y si estalla la tercera guerra mundial
que me pille la detonación nuclear dormido. Si las veo en el
almuerzo me amargan la tarde, el resto del día y hasta la comida,
con indigestión en el mejor de los casos y vomitando lo almorzado en
el peor de los mismos. Lo de la noche es atroz, sin conciliar el
sueño, dando vueltas en la cama y temblando de cómo va ir todo a
peor que el día anterior...
Soy de la firme convicción
de que sería necesario que los noticieros televisivos den sólo
buenas noticias. Implementar la radio y la prensa escrita como medios
de comunicación de malas noticias y que las cadenas de televisión
realicen informativos con buenas noticias, que llueve y no hay
sequía, que alguien es afortunado y le tocó la lotería o
simplemente que se ha muerto el perro y se acabó la rabia...
Supongo que sólo es
decidir vivir en la ignorancia y su felicidad o vivir la realidad con
la congoja de la sabiduría que dan los años y anula los buenos
deseos para sustituirlos por la experiencia...
Suena una canción y, por
un momento, parece un hermoso día de marzo.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
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