The Adversiter Chronicle

jueves, 28 de agosto de 2025

"Ni a pata ni alpargata y menos a La Alcarria", suplemento viajero cutre

Suplemento viajero cutre de The Adversiter Chronicle

Viaje a cambiar de móvil

El viajero recuerda cómo comenzó todo, hace unas cuantas lunas cuando su viejo móvil decidió precipitarse al vacío por enésima vez, el viajero piensa que se precipita porque no tira nunca el móvil. Cayó de morros y se hizo añicos la pantalla sin llegar a romper, un golpe en la esquina inferior del móvil como si un minúsculo proyectil le hubiese atravesado y se irradiaba a lo largo y ancho de la pantalla. Desde ese salto último al vacío y escoñarse en una esquina de la pantalla, ver la pantalla era como mirar unas veces al lomo de una cebra si el fondo era blanco, una marea negra si el fondo era de color. Al poco tiempo, resignado el viajero a ver la cebra a cada poco en la pantalla, aparecieron unas motitas negras, aparentemente al azar por el interior de la pantalla, rodeadas de un halo naranja y un centro negro, como si alguien hubiera usado el viejo móvil como cenicero y quedaran los restos chamuscados en la superficie. El viajero entonces pidió asesoramiento a su sobrinito que es indígena digital, el cual le explicó que se estaba quemando la pantalla por dentro y mejor cambiaba de móvil...
El viajero aleja los recuerdos y observa los dos móviles sobre la mesa. Tras indagar un poco, averigua que lo primero es meter la tarjeta, previamente sacándola del viejo móvil. Con ayuda de la lupa logra entender que hay que retirar la carcasa protectora que tapa el minúsculo orificio para abrir la ranura de la tarjeta. El viajero observa perplejo el diminuto orificio y busca herramienta apropiada. Encuentra un viejo clip que procede a desdoblar, calculando que el clip tiene el grosor adecuado para penetrar en el minúsculo orificio. El extremo recto del clip penetra, pero no se abre la ranura. El viajero enmpuja un poco más y, si bien parece que penetra otro poco no produce la apertura de la ranura de la tarjeta...
El viajero enciende un cigarro tras levantarse de la mesa, necesita discurrir que pasa antes de seguir empujando el clip hasta que atraviese el nuevo móvil cual espada de fakir. Le viene a la mente los alicates, quizás haciendo cuña y presionando algo se abra la dichosa ranura de la tarjeta, quizás el destornillador de punta fina sea más adecuado, barrunta el viajero mientras vuelve a la mesa...
El viajero siente de súbito la curiosidad de mirar en la caja del móvil nuevo y buscar el manual, sólo encuentra un folleto que desplegado es enorme y en un montón de idiomas aunque no es de instrucciones y sí de la garantía. Por algún extraño arcano, la mirada del viajero se detiene en el fondo de la caja donde ve en el centro del mismo una especie de herramienta que parece especialmente diseñada para lo que necesita el viajero, que ve a dios por una pata y la solución a sus problemas y tribulaciones. El viajero siente un éxtasis casi místico cuando la especie de herramienta encaja perfectamente en el minúsculo orificio y la dichosa ranura de la tarjeta asoma tímidamente al exterior cual virginal doncella sirviendo la mesa de fornidos caballeros tras una batalla...
El viajero, con la lección aprendida, logra abrir sin dificultad la ranura de la tarjeta del móvil nuevo. El problema es que la nueva ranura tiene espacio para dos tarjetas cuando el viejo sólo tiene una. Le parece al viajero que es un problema simple y menor, pero ignora en cuál de los dos espacios debe meter la tarjeta. Tras meditar unos segundos, decide probar en una y si no funciona pues se cambia a la otra. Todo parece en orden y el viajero observa la pantalla del nuevo móvil siguiendo las indicaciones. Decide el viajero traspasar aplicaciones y demás del viejo móvil al nuevo, su sobrino le indicó unos mínimos rudimentos para ello. Todo va bien hasta que el móvil nuevo le pide al viajero que conecta por cable ambos móviles. El problema es que si mete un extremo en un móvil en el otro móvil no sirve la clavija, y si enchufa por la clavija no puede conectar el USB del otro extremo. Contrariado, el viajero opta por que se conecten sin cable...
El viajero respira aliviado cuando termina el proceso, una capa de sudor bordea su frente, cierto agotamiento psíquico y la satisfacción de haber migrado con éxito de un movil a otro. Es cierto, reconoce el viajero para sí mismo mientras enciende un cigarro satisfecho de sí mismo, que la ranura no cierra, se ve que la perforación del clip ha causado algún pequeño estrago, pero gracias a la carcasa de protección la ranura no se sale y cumple su función a las mil maravillas y es mejor que la cinta americana pensada por el viajero como primera opción para sujetar la ranura y sin duda queda más estético con la carcasa que con una tira de cinta americana envolviendo la zona...
El viajero guarda los alicates y el destornillador, también un tenedor que tenía como herramienta de reserva y tras el duro trabajo y la satisfacción del trabajo bien hecho, nada mejor que salir para ir a...
Pero ése, ya es otro viaje.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org



theadversiterchronicle@hotmail.es

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Powered By Blogger