The Adversiter Chronicle

miércoles, 13 de agosto de 2025

"Ni a pata ni alpargata y menos a La Alcarria", suplemento viajero cutre

Suplemento viajero cutre de The Adversiter Chronicle

Viaje a comprar pintura

El viajero se para en el escaparate de la tienda de pinturas antes de entrar. Es una tienda que le pilla en su ruta habitual y últimamente se paraba siempre desde que decidió que había que pintar el pasillo. Mira una última vez y finalmente entra...
Lleva el viajero un carrito de la compra para transportar la pintura y alguna que otra cosa necesaria. Hay dos dependientes ocupados con clientela, poca salvo el viajero y otras dos personas que están siendo atendidas. El viajero no tiene ni puta idea del mundo de la pintura con brocha gorda. Sí ha visto a lo largo de su vida cómo lo hacían otros, su padre cuando el viajero era niño y después a pintores. Piensa el viajero para sus adentros que se trata básicamente de colorear la pared sin salpicar mucho y quedando la superficie pintada homogénea. Lo cierto es que la tienda está bien surtida, de amplio local bien iluminado y estanterías con extraños arcanos para el viajero con cosas como distintos tipos de pintura, decapantes, tintes para madera; una auténtica jungla hostil para un neófito de la brocha gorda como el viajero que, finalmente, supera el golpe visual y se encamina a un catálogo mural en la pared. Hay colores en columnas verticales que van descendiendo de tonalidad y el viajero siente cierto mareo inesperado imaginando el pasillo con cada uno de la multitud de colores expuestos. El viajero se calma y de forma reposada se detiene en la columna de los rojos y encuentra finalmente uno que le quedará fetén en su pasillo. Se dirige al mostrador donde es amablemente atendido y el dependiente toma nota del código del color para introducirlo en la máquina, cosa de unos diez minutos que el viajero aprovecha para ir a la estantería de utensilios, El viajero se queda obnubilado ante la variedad de brochas de todos los tamaños, algunas con simpáticos colores en la paleta que para el viajero son tan incomprensibles como el arameo y los jeroglíficos egipcios. Necesita el viajero una brocha normal, una mediana y una pequeña que escoge dudando. Atisba un utensilio que parece para escurrir la brocha o más bien el rodillo que el viajero ha cogido junto con las brochas. Echa un último vistazo el viajero a la zona de utensilios pero decide dejarlo e irse de nuevo al mostrador porque empieza a parecerle que necesita un poco de todo y en varios tamaños...
El viajero mete el bote de 4 kilos de pintura, una brocha normal, otra mediana, otra pequeña, el escurridor y dos rodillos, uno grande y otro más pequeño, por si acaso hace falta. La verdad es que el viajero es más de alicates y martillo que de brocha gorda pero confía en el manual de instrucciones que traiga la pintura, espera el viajero que venga en cristiano y no en lengua extraña a sus entendederas. Las brochas y los rodillos no vienen con manual de instrucciones pero barrunta el viajero para sus adentros que es un artilugio sencillo y simple que hasta un chimpancé de circo sin amaestrar sería capaz de manejar, tiene un mango y un rodillo, sistema sencillo hasta para un profano de la brocha gorda como el viajero...
El viajero sale a la calle, pega un sol radiante y el carrito de la compra se lleva liviano pese a la carga y le pilla de camino un...
Pero ése, ya es otro viaje.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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