Estaba el otro día
mirando la caja tonta sin ver, pasando canales casi por inercia
cuando me topo con el enésimo documental sobre el Egipto faraónico,
una tumba de alguien en aquellos tiempos que fue enterrado como momia
y rodeado de un lujoso ajuar...
Cuando apagué la caja
tonta y quedé a solas con el cielo estrellado, si llueve debo
desconectar todo lo eléctrico en el acantilado, me dio por ponerme a
barruntar, un barruntamiento de esos que surgen en inesperados
momentos a raíz de algo, el tipo momificado en este caso...
Y barruntando barruntando,
me vino a las neuronas preguntarme qué nos llevamos al dejar este
mundo. Las cosas y objetos por valiosos o vulgares que sean está
claro que se quedan aquí donde al parecer son más útiles y en todo
caso se vuelven valiosas con el paso de los siglos. Si partimos de la
base de que existe algo tras la muerte, sin duda debe de ser la
consciencia y sólo hay una cosa que se pueda llevar de este mundo al
morir y ser, es una hipótesis, una forma de consciencia: los
recuerdos...
Claro que abrir una puerta
es encontrarse con otra, surgiendo la pregunta de si nos llevamos
todos los recuerdos o sólo aquellos momentos agradables y los
traumáticos perdiendo el resto. Dicen que los enfermos de alzhéimer
recuperan antes de morir la memoria, así lo indican los parámetros
que miden la actividad cerebral. Lo que está claro es que los
recuerdos es el único equipaje que puede pasar la aduana de lo
desconocido al dejar este mundo y me surge la pregunta de que si nos
llevamos los recuerdos qué utilidad tienen, porque han de tener
alguna utilidad si seguimos con la hipótesis...
Tal vez la balanza no
dirima entre nuestros pecados y nuestras virtudes como dicen las
religiones de todo tipo, tipejos y pelajes; tal vez, sólo tal vez,
se pesen los buenos recuerdos y los malos para ver cuáles pesan más.
Y surge la pregunta de qué, tiene que haberla, consecuencia tiene
que la balanza se incline de un lado u otro...
Al final puede que todo se
reduzca, me refiero a los juicios finales y demás, a cotejar
recuerdos y espero que sea mejor que en este mundo donde unos creen
que no se acuerdan, otros se acuerdan donde unos creen y los
creyentes de la plebe quedamos reducidos a masas debidamente
alienadas, recuerdos comunes que sustituyan el recuerdo individual en
pos de un recuerdo único par no acordarnos de sus delitos...
Luego está el tema de que
de la misma situación no suele haber dos recuerdos iguales si
hubiera un careo de recuerdos. Una persona malvada disfruta del buen
recuerdo de ser malvado pero quien recibe las maldades guarda mal
recuerdo de la misma acción...
Tal vez sea que los
recuerdos se construyen con los mismos materiales con los que se
construyen los sueños, que es otra cosa que igual pasa aduana cuando
dejamos este mundo. Menuda gracia que no dejaran pasar nada por la
aduana y sencillamente nos convertimos en polvo de estrellas sin
recuerdos...
¿...Y cuando se duerme
el sueño eterno,
los recuerdos
a dónde van...?
Miro
un paquete de turrón de Jijona...
Y él
parece mirarme a mí.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
http://theadversiterchronicle.org




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