Suplemento
viajero cutre de The Adversiter Chronicle
Viaje en el coche de
San Fernando una tarde de 24 de diciembre
El
viajero se pone los guantes antes de salir del portal del domicilio
de unos familiares, de los que no están en la cena de Nochebuena
pero sí lo estuvieron en su niñez y juventud que las circunstancias
vitales ha hecho seguir caminos distintos conservando el recuerdo
compartido de las navidades de antaño. Ya está oscureciendo y el
cielo plomizo y gris, el frío invernal, la fecha que es, todo se
junta para darle una atmósfera a las calles...
Observa
el viajero las luces navideñas que pueblan las calles, en unas más
que otras, echando de menos motivos alusivos al portal de Belén, es
verdad que son luminosas y coloridas, pero los motivos hacen alusión
a lugares emblemáticos de la ciudad, algún motivo navideño, pero
nada alusivo a motivos típicos, será por el rollo religioso
barrunta el viajero para sus adentros. Quiere el viajero tomar el
cafelito en su abrevadero habitual en el camino, pero al igual que el
resto de locales y negocios ya tiene la persiana echada aunque asoma
luz, posiblemente preparando la cena y ya cerrado al público. Lo
cierto es que es una rara sensación caminar por las calles y todo
cerrado a esta hora, no tan maldita en que los bares empiezan a
cerrar y, barrunta el viajero, tampoco el ambiente invita a lucir
palmito sin menoscabo de que seguro que en el centro de la ciudad
están aún apurando los brindis previos a la reunión en la mesa
para cenar...
El
viajero observa el abundante tráfico mientras espera en un semáforo
de la Avenida de Tal, donde se ven peatones con bolsas y bien
vestidos ellos y ellas rumbo a sus destinos como el viajero. Se para
en un escaparate de calzado y medita si esperar a las rebajas si las
suelas de sus zapatos aguantan, que todo puede pasar. Pasa el viajero
y ve al chino de la tienda de los chinos con su eterno cigarro en la
comisura de los labios, en la puerta de su negocio y observando la
parafernalia navideña como quien ve llover, supone el viajero
barruntando para sí mismo que igual que los cristianos ven las
fiestas tradicionales ajenas como el año nuevo chino, el ramadán o
las meditaciones budistas, pero al menos el chino podía ser un poco
más sociable que de costumbre...
El
viajero llega al portal, se quita los guantes para sacar las llaves y
echa un último vistazo a la calle, casi vacía salvo una mascota
paseando a su dueño de la que echa un pis y poco más. Saca la llave
el viajero y, por un instante, vuelve a entrar en casa y le llega el
olor de la cocina, hay voces y risas, trajín de sillas y el espejo
refleja un niño ilusionado con la Navidad y caras que hace tiempo
que son sólo un recuerdo. Al abrir la puerta del ascensor una
bofetada de pachuli mezclado con pestazo a sopa de marisco y trazas de un estofado que lleva laurel le golpea el olfato haciendo trizas el espejo, el
niño ilusionado y el olor a comida sustituido por ese hedor
simulacro de perfume que no llegó a colonia, barrunta el viajero casi
estornudando y pulsando el piso...
Pero
ése, ya es otro viaje.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
http://theadversiterchronicle.org




No hay comentarios:
Publicar un comentario