Suplemento
viajero cutre de The Adversiter Chronicle
Viaje al cafelito
mañanero
El
viajero se abrocha la chaqueta, hace una mañana agradable a la
vista, cielo azul salpicado de blancas nubes con algunas de tonos
grises, pero hay brisa y sensación térmica de fresco. Espera con la
puerta del portal abierta a que entre un vecino, se saludan como
buenos vecinos y sigue cada uno su camino...
El
abrevadero mañanero del viajero ha cambiado de dueños, entre
comillas ya que el viajero sabe que es un negocio en alquiler. Hacía
unas semanas que el local parecía mate, sin el gracejo del personal
con la clientela, jubilados que han pasado juntos su vida laboral y
que siguen juntos a esa hora maldita en que las respectivas parientas
les dicen que no estorben y salen al café, al reencuentro respetando
las jerarquías laborales para ojos entrenados. El viajero recuerda
que abría hoy tras cuatro días cerrado con ese trajín de los
locales cuando lo regentan nuevo personal...
No
hay diferencias estéticas, sí una máquina de café nueva, casi
futurista. Está el abuelete que acapara el periódico hasta que se
sacia de ojearlo, comentar en voz alta un titular al que nadie presta
atención. La camarera es una novedad, el café sabe tan apetitoso
como siempre y han aumentado la ración a dos churros en lugar de
uno. El viajero prueba un churro, en apariencia casi igual a los que
guarda en el recuerdo, le falta el azúcar espolvoreado. De textura es
insípido, casi grasiento como comprueba el viajero al dejar el
churro envuelto unos instantes en una servilleta que queda
completamente grasienta...
Han
cambiado la disposición de la máquina tragaperras a la que se
acerca un jubilado, casi como que no va con él la cosa, firme en
posición de meter monedas con la mirada fija en la máquina. Es algo
triste, piensa el viajero, jugar dinero sabiendo que siempre gana la
máquina. El viajero gusta de reírse para sus adentros cuando se
queda mirando la máquina y el jugador de turno se percata y piensa
que el viajero está al quite para jugar cuando se retire el jugador
de turno. Se ponen tensos y se ve el ansia de yonki de tragaperras
que, temeroso de que le birlen el premio, juega compulsivamente,
sabiendo que no es momento de combinaciones pero resistiéndose a
retirarse. El viajero no es cruel y ya no práctica tanto el absurdo
pasatiempo...
El
viajero ha disfrutado del cafelito mañanero, añorando al personal y
contento de que el abrevadero esté de nuevo operativo. Lo del churro
lo pasa porque ha saciado alguna mañana ese apetito absurdo que
entra cuando ponen un pincho o un grasiento churro que no sabe como
los de antaño en la churrería. Han entrado dos mujeres y una de
ellas ha cruzado un instante su mirada con el viajero. Se sientan en
la barra y mientras se levanta, el viajero observa la espalda de la
mujer que se atusa el pelo. El viajero piensa que si gira y le mira
al pasar se sentirá afortunado mientras enfila la salida y se
dispone al paseo antes de ir a...
Pero
ése, ya es otro viaje.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario