The Adversiter Chronicle

jueves, 12 de mayo de 2022

"Ni a pata ni alpargata y menos a La Alcarria", suplemento viajero cutre

Suplemento viajero cutre de The Adversiter Chronicle

Viaje a ninguna parte en la bicicleta estática

El viajero apura el cafelito mientras mira a la bicicleta estática que siempre le lleva a ninguna parte aunque sí que viaja la imaginación, el recuerdo, la añoranza, la melancolía y tantos pensamientos que siempre acuden al viaje a ninguna parte en bicicleta estática...
Lo cierto es que el viajero hace tiempo que no viaja a ninguna parte en bicicleta estática, pero llega el veranito y convendría bajar lorzas, así que se arma de tesón y ha sacado la bicicleta estática del trastero, desterrada hace tiempo por la preferencia del viajero por placeres gastronómicos más que por los placeres del deporte a pedales, modalidad bicicleta estática...
El viajero revisa el equipo para el viaje, unas deportivas añejas y destinadas a servicios auxiliares como bajar la basura o dar pedales, un pantalón de chándal huérfano hace muchas lunas de la chaqueta de acompañamiento, camiseta de manga corta acorde con la buena temperatura del día, una pulsera deportiva que fue regalo de cortesía y de cuyas mediciones el viajero no se fía demasiado, mandos del televisor, prensa del día y una botella con un litro de agua. El viajero pensó en su día en adquirir un casco de ciclista, pero le pareció dar la nota y que se vería algo ridículo si alguien llama a la puerta inesperadamente y le ven con el casco de ciclista...
El viajero se toma el pulso y la tensión, anota los parámetros antes y después, al menos tiene el viajero la intención, ya tan vieja como la bicicleta estática. Comienza el viajero el pedaleo, suave y casi mortecino para que las piernas calienten. No encuentra el viajero acomodo en el sillín, ancho y que permite poner el culo a gusto del viajero, pero cuando encuentra la posición ideal le da la sensación de que está ligeramente basculado de un lado, trata de corregir la posición una y otra vez...
El viajero nota seco el gaznate del trabajo de pedalear, esfuerzo más bien, y en ocasiones le embarga la sensación de que calza botas de buzo, de que le resbala el pie en el pedal, de que no está en la posición correcta y de que podía estar mejor. Bebe con ansia refrescante un trago largo de la botella de agua. Mira la pantalla del manillar que le indica hasta cinco parámetros distintos, la distancia, el tiempo, la velocidad, las calorías y hasta el pulso cardiaco gracias a dos sensores en el manillar. Ya lo había comprobado en el último viaje a ninguna parte en bicicleta estática y por curiosidad repite la prueba. Pone el marcha el medidor de pulso cardiaco de la pulsera deportiva a la vez que toca los sensores del manillar. Tras un minuto, marcan pulsos cardiacos distintos, la bicicleta marca hasta veinte pulsaciones más que la pulsera. El viajero echa otro trago al gaznate mientras medita sobre la diferencia en las mediciones y decide restar diez del que marca la bicicleta estática respecto a la pulsera deportiva...
Saciada la curiosidad científica decide el viajero mirar algo en la televisión y sube la dificultad al nivel uno, que simula una leve pendiente; tiene la bicicleta estática seis niveles de pendiente aunque el viajero nunca ha pasado el cero. Los pies notan la dificultad al igual que su trasero en el sillín y no puede el viajero concentrarse en la televisión, un documental sobre el escarabajo pelotero, no encuentra grata la pendiente simulada y pierde el ritmo del pedaleo y casi pierde la compostura el viajero cuando movió a la vez el pie que resbalaba del pedal, el culo buscando mejor aposento en el sillín y manipular el cuadro de mandos de la pantalla del manillar...
El viajero se nota acalorado y vuelve a nivel normal sin inclinación, parece que tiene un uñero que le hace la puñeta en el pie izquierdo, tiene ganas de orinar tras trasegar agua como un poseso, la pulsera deportiva se ha quedado sin batería y nota las piernas cargadas, como si llevara pesas de plomo atadas a los tobillos...
El viajero para el pedaleo, estira las piernas y levanta el culo del asiento como si hubieran sido escuchados los ruegos del mismo para cambiar de posición. Han sido cinco minutos intensos de viaje a ninguna parte en la bicicleta estática y una batalla ganada a las lorzas. El viajero desmonta de su corcel estático y cual caballero andante se despoja de su armadura de ciclista. Piensa el viajero que se ha ganado un buen bocadillo de chorizo frito y que a fin de cuentas la lorza es bella si se sabe apreciarlas. Decide que es hora de devolver a la bicicleta estática a su destierro en el trastero, las viejas deportivas que la acompañen y que en caso de que las lorzas aumenten volverá al ejercicio, no con cinco minutos de duro pedaleo, hasta diez si hace falta, piensa el viajero que se va a la cocina a poner la sartén y preparar el pan y el chorizo para...
Pero ése, ya es otro viaje.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido

Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org





theadversiterchronicle@hotmail.es



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Powered By Blogger