Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
-Los
voluntarios de la División Azul-
Autor:
Francisco Torres
Editorial:
Editorial ACTAS, S. L.
Edición:
Segunda edición, noviembre
2014
Sin
duda, la participación de tropas españolas en la II Guerra Mundial
son las grandes olvidadas en las crónicas, documentales y
bibliografía sobre la misma. Dentro de la ignorancia en general,
quienes combatieron en el bando aliado, quienes sirvieron
en el Ejercito Rojo y la importancia de España y Portugal en la
guerra han visto la aparición de obras que ponen en su lugar,
importante, la neutralidad de España. Pero hubo una participación
española encuadrada dentro de la Wehrmacht en el bando alemán que
ha sido injustamente tratada por quienes estudian la participación
española en la guerra. Lejos de ser una alegoría más o menos
soterrada del franquismo, cosa que sucede en muchas obras tanto de un
bando como de otro, el autor nos lleva a la época inmediata tras el fin
de la Guerra Civil y el comienzo de la guerra mundial. Una España
donde la lucha contra el comunismo es el discurso oficial y se sigue
con ansia el progreso de las fuerzas nazis conquistando Europa y la
guerra en el frente del este contra la URSS. Franco y su régimen
deben mantener la neutralidad y mostrar a la vez al régimen nazi su
apoyo. Así nace la División Azul de voluntarios para participar en
la lucha contra el comunismo y donde el ideal falangista y la Falange
ven la oportunidad de participar en lo que se preveía como una fácil
victoria alemana. Veteranos de la guerra civil, falangistas de camisa
vieja, jóvenes idealistas que han visto y padecido la retaguardia
republicana y amantes de la aventura se alistan...
El acierto del autor
reside en sumergirnos dentro del ambiente de quienes se sienten partícipes de la victoria y donde el ideal falangista y la dictadura
de Franco son el inicio de una nueva España. Se nos muestra con
datos verídicos que algunas leyendas sobre el reclutamiento que han
contribuido a denigrar a la División Azul no son ciertas ni en la
proporción que figura en otros autores. Sentiremos el ansia de
alistarse a combatir en la lucha que entonces libraban dos ideologías
antagonistas lejos de estereotipos de tropas fanatizadas. Eran
personas de su tiempo que luchaban en un bando donde también otros
compatriotas luchaban. Centrado el relato en la historia de la
División Azul en Murcia, podemos sacar extrapolaciones aplicables al
resto del contingente. Despedidos con la gloria de los héroes,
quienes regresaron del frente y quienes regresaron tras sufrir
cautiverio, volvieron a un mundo distinto donde el régimen de
Franco se consolidaba y retornaron como parte de un ejército
derrotado...
Francisco Torres García,
historiador y articulista, catedrático de Instituto, profesor de
Enseñanza Secundaria, es licenciado en Letras por la Universidad de
Murcia en la división de Geografía e Historia en la especialidad de
Historia Moderna y Contemporánea. En 1986 alcanzaba el grado con la
presentación de su trabajo Un análisis del Movimiento en Murcia:
de la FET a la División Azul
que obtuvo la máxima calificación. Es uno de los más destacados
especialistas españoles en la historia de la División Azul y ha
centrado su investigación en las etapas más recientes de la España
contemporánea, publicando artículos en revistas de divulgación
histórica, participando también en diversos congresos con ponencias
y comunicaciones.
Datos
sacados de la contraportada actualizados al año de la edición y en
Internet podéis consultar más información sobre el autor. Y sin
más dilación, unas breves reseñas que os inciten a su apasionante
lectura:
El
papel de la División Azul en el contexto de la época...
"La División
española de Voluntarios jugó un papel destacado en ese juego
diplomático. En el verano de 1941, tras las reiteradas negativas de
España a entrar en la guerra, el envío de una unidad combatiente
era el gesto máximo de aproximación que podía sentar a la nación
en la conferencia de paz si la URSS se hundía, y pocos esperaban que
Rusia consiguiera lo que no habían logrado los ejércitos europeos.
El envío de la unidad militar española suponía la máxima
aproximación externa española al Tercer Reich y alimentaba en las
mentes germanas la posibilidad de que fuera el primer paso hacia un
cambio decisivo de la posición española. A partir de 1942 el
mantenimiento de la División Azul en el frente facilitaría la
imprescindible ayuda alemana en materia de armamento y aliviaría las
tentaciones intervencionistas pero, al mismo tiempo, sería necesario
que la unidad militar continuara en el frente, pese a las presiones
aliadas, porque una retirada podría suponer la ruptura de relaciones
con el Tercer Reich y precipitar la invasión teutona. Todo ello sin
obviar la resistencia que mostraron las autoridades españolas a
retirar una unidad que simbólicamente representaba el combate de la
España de la Victoria contra el comunismo."
Voluntarios
no falangistas...
"En muy pocos casos
los expedientes, en los que no se precisa el referente ideológico,
nos permiten pensar que pudiera tratarse de voluntarios con orígenes
izquierdistas o que hubieran servido en el Ejército Popular que
buscaran, de algún modo, lavar su pecado original. Este podría ser
el caso de Rafael Permuy Guillén, sargento del Ejército
Republicano, que había pasado sin mayor problema el proceso de
depuración. Y quizás también el de Adalberto Liarte, que había
servido en las filas de la Armada republicana y pasado por el 34
Batallón de Trabajadores. Licenciado en 1940 se incorporó a la
División en junio de 1942. Años después de volver de Rusia ingresó
en la Policía Armada, para lo cual era preciso tener un expediente
político limpio. Entre los alistados también encontramos un pequeño
número de militantes de partidos y sindicatos de izquierda que
quisieron formar parte, voluntariamente, de la División Azul. Rafael
Navarro Candel intentó alistarse en las Milicias en febrero de 1942,
no fue admitido por `malos antecedentes (rojo)´. Manuel Gálvez
Muñoz, militante del PCE, no fue seleccionado por razones obvias.
Tampoco consiguió ir, en el tardío febrero de 1943, cuando en
teoría todos los que se presentaran eran admitidos, José García
Villalba, de oficio rastrillador, quien, pese a su militancia en la
UGT y en el PCE, con permiso paterno, se presentó en la oficina de
Milicias. Igual suerte corrió el ugetista Joaquín Hernández
Pellicer, aunque en su ficha conste que se afilió al sindicato
socialista por razones de trabajo. Algo distinto fue el destino de
Rafael González Franco, quien consiguió estar un mes en la División
Azul; se alistó el nueve de marzo de 1943 y fue dado de baja,
probablemente por sus antecedentes, el uno de abril. Sin embargo,
José Monserrat, afiliado a la UGT durante la guerra y de oficio
panadero sí tuvo plaza en marzo de 1943, aunque en su ficha constaba
que tuvo que que militar en el sindicato socialista a la fuerza pero
que poseía una `excelente conducta´. Igualmente se reconocía,
aunque no consiguiera plaza en la unidad, que el médico Mariano
Giménez Casalins había servido en el Ejército Rojo a la fuerza."
Defensa
de Possad...
"La encarnizada
resistencia de Possad y la decisión soviética de acabar con aquel
punto que inexplicablemente resistía, sin grandes refuerzos y con
poca aunque certera cobertura artillera, desde el día cuatro, debió
de evitar que se aplicara la lógica. En vez de continuar machacando
las posiciones hispanas con la artillería y la aviación, el mando
de la continuamente reforzada 305ª División rusa optó por el
asalto. Nuevamente el día siete, alas cinco de la mañana, se
repitió la intensa preparación artillera y el bombardeo de la
aviación que actuó en vuelo rasante. Después los rusos lanzaron el
que consideraban que sería el ataque definitivo apoyado por carros
blindados. Desde los cuatro puntos cardinales, los rusos se
precipitan sobre la aldea. A las diez y media de la mañana Possad
está rodeado. La aviación rusa se ceba con Otensky buscando acallar
los cañones españoles que protegen con gran acierto Possad. El
general Muñoz Grandes teme perder la posición e inútilmente pide a
los alemanes apoyo aéreo. García Rebull reclama desesperadamente
refuerzos. Nada se puede enviar desde Otensky que bastante hace con
resistir. Entre las cinco y las seis de la tarde aparecen los carros.
Los rusos sobrepasan las posiciones y penetran en el pueblo. Sin
apoyos, las noticias que transmite Muñoz Grandes al Cuartel del 16
ejército no pueden ser más desalentadoras: `la situación no está
aclarada al momento de cerrar el parte y debe ser considerada como
extremadamente crítica´. El mando alemán da por perdido Possad y
Otensky por lo que los rusos avanzarán hasta la orilla del Voljov´.
Los españoles iban a escribir la historia de otro modo. En medio de
los combates, recuerda Luis Luna, como junto al tradicional `¡Hurra!´
de la infantería soviética resonaba el `¡Ispanki Kaput!´ como
grito de guerra."
Promesas
incumplidas a los veteranos licenciados...
"Desde el punto de
vista laboral es evidente que promesas, anunciadas a bombo y
platillo, habían tenido muchas, pero, al final, se quedaron sólo en
eso. A principios de 1942, el gobernador civil había enviado una
nota a los Ayuntamientos y a la Diputación señalando `la
conveniencia de que aquellos funcionarios que desempeñaran sus cargos
con carácter interino y se alistaron en la División Azul sean
considerados de plantilla concediéndoles el cargo en propiedad´
como muestra de la `honda gratitud que debe guardarse a quienes en
tierras de Rusia han defendido y están defendiendo a la auténtica
España´. Pero, una vez más, no se trataba de una norma; era una
sugerencia que quedaba sujeta a la arbitrariedad de la autoridad y, a
la hora de la verdad, eran muy pocos los que se encontraban en tal
situación. Sí cumplió con lo acordado, aunque en diciembre de
1943, el Servicio Español de Magisterio: los maestros que habían
formado parte de la División Azul, que en el caso de Murcia eran
numerosos, y que habían aprobado la oposición de 1941, pero que no
se habían incorporado, ocuparían el lugar que les correspondía en
los listados, pero tampoco esto puede presentarse como un trato de
favor. Un número significativo de voluntarios, si nos atenemos a la
cualificación profesional que figura en sus expedientes, pertenecía
a familias de clase media por lo que se reintegraron a la vida civil
con mayor o menor dificultad en función de las heridas morales que
trajeran. Sin embargo, un grupo bastante extenso de divisionarios
carecía de cualificación profesional y ahora tenía que buscarse la
vida. Haber luchado en la División Azul debería, teóricamente,
haberles abierto puertas pero, en ningún caso, se podría hablar de
una actuación genérica de las autoridades a favor de los
voluntarios. Si, como hemos visto, el tener un hijo o un padre muerto
en el frente no era garantía de nada no es difícil estimar que
debieron abundar los casos en los que, con el paso de los años,
muchos ex-divisionarios quedaron desamparados."
Cobrar
las pensiones alemanas como veteranos de la Wehrmacht...
"El número real de los que tenían derecho a cobrar esa pensión era mucho más alto
del que inicialmente habían previsto las autoridades germanas: el
número de mutilados podría triplicar la cifra inicial, ya que
habían de añadirse los casos de aquellos voluntarios con secuelas
derivadas de heridas aparentemente curadas. Las Hermandades se
afanaron a la hora de tramitar las peticiones. Desde 1959 la
Hermandad murciana trabajaba en la confección de los expedientes de
los excombatientes para solicitar la tramitación de las pensiones
para los familiares de los caídos. Para ello habían confeccionado
un listado de los mismos, procediendo de igual forma en el caso de
los mutilados, independientemente de que tuvieran reconocida dicha
categoría por el estado español; sobre todo porque eran varios los
que habían desarrollado enfermedades a raíz de las heridas
recibidas en el frente y que por ello no tenían tal consideración.
En 1963 ya tenían bastante adelantado el trabajo, pues habían
contactado con sesenta y seis familiares de caídos. La confección
de los expedientes no era sencilla ya que era preciso reunir cuantos
datos e informes fuera posible. La Hermandad era consciente de que,
como se desprende de los expedientes de las pensiones denegadas, la
revisión sería estricta."
Libro
que trasciende la ideología de la época para ser la crónica de una
unidad militar española en la II Guerra Mundial que combatió en el lado del Eje y que paradójicamente algunos de sus miembros acabarían
siendo carne de gulag junto a los compatriotas que luchaban en el
bando soviético. Olvidados desde que la dictadura franquista varió
su postura para adaptarse al mundo surgido en 1945, tildados de
fascistas, mercenarios por la soldada, alistados a la fuerza y demás
epítetos que siempre sufren los ejércitos derrotados. También para
recordar que hubo hombres y mujeres de ambos bandos que decidieron
continuar la lucha contra el fascismo y el comunismo terminada la
contienda en España cuyas sepulturas permanecen olvidadas en Rusia y
que son las y los grandes olvidados en las crónicas de la guerra.
Ideal para amantes de la historia militar, de la historia de España
y amantes de obras basadas en el estudio de archivos y documentos que
encontrarán en las notas a pie de página complementos a la historia
que se nos muestra. Y también un homenaje a unos soldados que
sufrieron y padecieron convencidos de una causa justa y aspirando a
un mundo mejor que volvieron con la vitola de la derrota y testigos
incómodos de la intervención de la dictadura franquista de
posguerra a favor de la Alemania nazi.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
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