The Adversiter Chronicle

sábado, 21 de mayo de 2022

"El ojo púbico", por P. Gargajo Bilioso

Una sección de Palomino Gargajo Bilioso 
en exclusiva para The Adversiter Chronicle

Juan Carlos I en España

Mientras Rusia continua su escalada de tensión amenazando y cortando el suministro de gas a Finlandia, seguimos en la narcolepsia inducida para tratar temas con gran polvareda y fuegos de artificio. Le ha tocado al padre de Felipe VI que visita su patria para asistir a una competición de vela, una regata, y visitar a la Familia Real, que es la suya. La izquierda auto llamada progresista sigue el guion marcado por el régimen de Putin como sucede en las repúblicas hermanas de Hispanoamérica. Con la bandera del republicanismo que perdió la Guerra Civil, pancartas de progresismo populista donde todo lo prometido se ha vuelto papel mojado, sueldos ministeriales y luchas encarnizadas de puertas para adentro que se disimulan a la ciudadanía, simpatizantes y votantes con luchas contra el patriarcado, pero en España siguen existiendo adolescentes que deben demostrar que son vírgenes para casarse, nadie habla de las necesarias reformas constitucionales y democracia interna e independencia de voto en el Congreso, de las listas abiertas se olvidaron en cuanto lograron entrar en las instituciones y en el Gobierno...

Las minorías políticas han perdido una oportunidad de oro, se han limitado a la demagogia populista gobernando unos, deslealtad institucional intolerable con provocaciones continuas a quienes votan distinto y ven que el nacionalismo es nocivo, el independentismo una patraña tolerada y mantener el guerracivilismo que supone un insulto a los hombres y mujeres que lucharon y murieron, primero en España y posteriormente en Europa en los dos bandos de la II Guerra Mundial. La deslealtad a la memoria de las generaciones que vivieron la posguerra utilizando su memoria y de quienes solventaron el difícil trance de pasar de una dictadura a una democracia constitucional. El señor Pedro Sánchez debe de poner ya freno a que unas minorías que viven de la engañifa educativa y el chantaje emocional quieran imponer por las bravas sus tesis al resto de compatriotas. No son aliados de fiar, no son conscientes de que hay una guerra que puede acabar con el mundo y la vida que conocemos, pero sobre todo insultan a la nación cuando se hace desplantes y deslealtades a quien representa a todas y todos, que no es otro que Felipe VI.

No hay defensa posible del comportamiento de su padre como primer ciudadano que era de España. Desde que saltó el escándalo de su cortesana, de las comisiones y el fraude a Hacienda, el padre del Rey ha dado pasos erróneos. Resulta difícil entender que no decidiera vivir en Portugal en lugar de irse a un exótico y lujoso retiro, que esta visita se realice con demasiada algarada en lugar de optar por la discreción. Tal vez no quiera entender que lo logrado en su reinado de prosperidad, progreso y desarrollo económico con la integración en la Unión Europea queda en peligro por su aparente comportamiento caprichoso. El padre del Rey puede entrar y salir de su país al igual que el resto de compatriotas, pero su posición y lo que representa no sabe, no quiere o no puede cuidarlo. Los ataques a la Monarquía son sólo cortinas de humo para mantener la ilusión de unos votantes que siguen empecinados en la utopía que lleva a la pesadilla dictatorial antes que reconocer que el comunismo, el socialismo revolucionario y la dictadura han quedado superados, ha costado vidas, vidas arrancadas y vidas vividas bajo el yugo de las dictaduras de izquierdas y de derechas. Que sea acusado de ladrón es efectista y cosecha simpatías que son votos, que lo acusen apesebrados del sistema y partidarios de la configuración del mundo que desea Putin y su régimen sólo puede llamarse por su nombre: traición.

Se está configurando el orden geoestratégico para el siglo XXI y, como siempre, será la guerra quien acabe de configurarlo dando la victoria a unos u otros. Suena lejana y ya no abre las noticias, pero cada población bombardeada en Ucrania acerca el oso ruso a una Europa que no acaba de creer que haya un conflicto bélico como el de las imágenes en blanco y negro que hemos visto en documentales, tiempos que se creían superados, imposibles de repetir. El mundo libre ganó la Guerra Fría pero, una vez más, ha perdido la paz. Ya no hay tiempo para argumentos caducos y hay que elegir, estar con la Unión Europea y la OTAN o dinamitar la paz social para facilitar la revolución que ahora se llama progresismo donde o estás con él o eres el enemigo. Se ha dado a las minorías la oportunidad de vertebrar, encajar y mejorar el Estado. Han dilapidado la confianza en forma de votos y la guerra les pilla a contrapié. 

Ladrón es Putin y su régimen, incluyendo a quienes le apoyan, se sirven de sus medios de comunicación global y se apropian de la bandera de lo universal, sólo ellos tienen la razón moral y política. Que recuerden que Rusia siempre ha dejado a su suerte a España cuando ya no le era útil. Ahora les apoya de mil y un maneras, de forma sibilina, pero cuando finalmente haya que poner freno a su imperialismo territorial, será la democracia representada por sus símbolos quien triunfe. Y Felipe VI representa a España, sus territorios y sus gentes y donde las repúblicas hispanas han de encontrar un espejo cultural y político que será necesario cuando termine la guerra y el populismo haya perdido su encanto...
Así de simple y así de complicado.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido

Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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