Una sección de
Palomino Gargajo Bilioso
en exclusiva para The Adversiter
Chronicle
Juan Carlos I en España
Mientras
Rusia continua su escalada de tensión amenazando y cortando el
suministro de gas a Finlandia, seguimos en la narcolepsia inducida
para tratar temas con gran polvareda y fuegos de artificio. Le ha
tocado al padre de Felipe VI que visita su patria para asistir a una
competición de vela, una regata, y visitar a la Familia Real, que es
la suya. La izquierda auto llamada progresista sigue el guion
marcado por el régimen de Putin como sucede en las repúblicas
hermanas de Hispanoamérica. Con la bandera del republicanismo que
perdió la Guerra Civil, pancartas de progresismo populista donde
todo lo prometido se ha vuelto papel mojado, sueldos ministeriales y
luchas encarnizadas de puertas para adentro que se disimulan a la
ciudadanía, simpatizantes y votantes con luchas contra el
patriarcado, pero en España siguen existiendo adolescentes que deben
demostrar que son vírgenes para casarse, nadie habla de las
necesarias reformas constitucionales y democracia interna e
independencia de voto en el Congreso, de las listas abiertas se
olvidaron en cuanto lograron entrar en las instituciones y en el
Gobierno...
Las
minorías políticas han perdido una oportunidad de oro, se han
limitado a la demagogia populista gobernando unos, deslealtad
institucional intolerable con provocaciones continuas a quienes
votan distinto y ven que el nacionalismo es nocivo, el
independentismo una patraña tolerada y mantener el guerracivilismo
que supone un insulto a los hombres y mujeres que lucharon y
murieron, primero en España y posteriormente en Europa en los dos
bandos de la II Guerra Mundial. La deslealtad a la memoria de las
generaciones que vivieron la posguerra utilizando su memoria y de
quienes solventaron el difícil trance de pasar de una dictadura a
una democracia constitucional. El señor Pedro Sánchez debe de poner
ya freno a que unas minorías que viven de la engañifa educativa y
el chantaje emocional quieran imponer por las bravas sus tesis al resto de compatriotas. No son aliados de
fiar, no son conscientes de que hay una guerra que puede acabar con
el mundo y la vida que conocemos, pero sobre todo insultan a la
nación cuando se hace desplantes y deslealtades a quien representa a
todas y todos, que no es otro que Felipe VI.
No
hay defensa posible del comportamiento de su padre como primer
ciudadano que era de España. Desde que saltó el escándalo de su
cortesana, de las comisiones y el fraude a Hacienda, el padre del Rey
ha dado pasos erróneos. Resulta difícil entender que no decidiera
vivir en Portugal en lugar de irse a un exótico y lujoso retiro, que
esta visita se realice con demasiada algarada en lugar de optar por
la discreción. Tal vez no quiera entender que lo logrado en su
reinado de prosperidad, progreso y desarrollo económico con la
integración en la Unión Europea queda en peligro por su aparente
comportamiento caprichoso. El padre del Rey puede entrar y salir de
su país al igual que el resto de compatriotas, pero su posición y
lo que representa no sabe, no quiere o no puede cuidarlo. Los ataques
a la Monarquía son sólo cortinas de humo para mantener la ilusión
de unos votantes que siguen empecinados en la utopía que lleva a la
pesadilla dictatorial antes que reconocer que el comunismo, el
socialismo revolucionario y la dictadura han quedado superados, ha
costado vidas, vidas arrancadas y vidas vividas bajo el yugo de las
dictaduras de izquierdas y de derechas. Que sea acusado de ladrón es
efectista y cosecha simpatías que son votos, que lo acusen
apesebrados del sistema y partidarios de la configuración del mundo
que desea Putin y su régimen sólo puede llamarse por su nombre:
traición.
Se
está configurando el orden geoestratégico para el siglo XXI y, como
siempre, será la guerra quien acabe de configurarlo dando la
victoria a unos u otros. Suena lejana y ya no abre las noticias, pero
cada población bombardeada en Ucrania acerca el oso ruso a una
Europa que no acaba de creer que haya un conflicto bélico como el de
las imágenes en blanco y negro que hemos visto en documentales,
tiempos que se creían superados, imposibles de repetir. El mundo
libre ganó la Guerra Fría pero, una vez más, ha perdido la paz. Ya
no hay tiempo para argumentos caducos y hay que elegir, estar con la
Unión Europea y la OTAN o dinamitar la paz social para facilitar la
revolución que ahora se llama progresismo donde o estás con él o
eres el enemigo. Se ha dado a las minorías la oportunidad de
vertebrar, encajar y mejorar el Estado. Han dilapidado la confianza
en forma de votos y la guerra les pilla a contrapié.
Ladrón es Putin
y su régimen, incluyendo a quienes le apoyan, se sirven de sus
medios de comunicación global y se apropian de la bandera de lo
universal, sólo ellos tienen la razón moral y política. Que
recuerden que Rusia siempre ha dejado a su suerte a España cuando ya
no le era útil. Ahora les apoya de mil y un maneras, de forma sibilina, pero cuando finalmente haya que poner freno a su
imperialismo territorial, será la democracia representada por sus
símbolos quien triunfe. Y Felipe VI representa a España, sus
territorios y sus gentes y donde las repúblicas hispanas han de
encontrar un espejo cultural y político que será necesario cuando
termine la guerra y el populismo haya perdido su encanto...
Así
de simple y así de complicado.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario