Es
habitual encontrar en el mundo laboral la figura del absentista
laboral, quien más y quien menos ha conocido al menos a uno a lo
largo de la vida laboral y sin embargo son los grandes desconocidos
de la sociedad. Es cierto que enseguida se les pone la etiqueta y en
el curro resulta hasta violento sacar el tema pese a que en algún
momento de la vida laboral siempre nos sentimos tentados alguna vez a
ser absentista. Entrevistamos a Rufino Trolas, tiene un puesto fijo
desde hace veinte años aunque sólo acuda al trabajo cada cierto
tiempo y por las causas más variadas para que nos aclare el oscuro
mundo del absentismo laboral...
-Se le ha muerto cuatro veces la suegra y en cuatro de ellas con derecho a tres días libres
por la distancia...
-¡Ya
empezamos! ¡Ya empezamos! Accedí a la entrevista dejando muy
clarito, pero que muy clarito, que no iba a soportar choteo ni
denigración de mi persona. Aún estamos en un país libre para hacer
en nuestra vida privada lo que nos salga de los cojones, yo me he
casado cuatro veces, pero claro, como soy simple currante de taller y
no un chupatintas debería ser un proletario con esposa desde siempre
y churumbeles en número proletario. Soy libre de entablar una
relación y casarme tantas veces me digan que sí, limpia y honesta,
pero el amor no dura siempre aunque se crea un vínculo especial con
la suegra y el suegro siendo natural y de bien nacido asistir a las
exequias cuando por desgracia nos dejan en este valle de lágrimas.
Es un derecho laboral reconocido tener día libre para asistir al
acto fúnebre y hasta tres si hay distancia por el medio... ¡O
también debo tener en cuenta la distancia de mi familia política!
¡Dónde coño están los derechos laborales y humanos, no somos
carne laboral sin vida privada, que no!
-¡Ni
pero, ni peras ni Dios que lo fundó! Mire, no voy a negar que busque
siempre parienta a distancia de mi lugar de trabajo, acepto que entre
suegras y suegros tengo gastados varios permisos para asistir a
entierros, de ahí a querer planificar la boda atendiendo a las
vicisitudes futuras que me proporcionan días de permiso laboral
media un mundo, qué digo un mundo, todo un jodido universo. Que se
suman días de baja laboral, que se suman días de permiso por bodas
de primos, primas, cuñados, cuñadas y los inevitables bautizos,
comuniones y aniversarios. Se me acusa de que tengo cuatro familias y todo
se multiplica por cuatro, pues no hay ley que me obligue a casarme
sólo una vez y cerca del taller, sería el colmo de la explotación
laboral, el colmo.
-El
trabajo industrial vive una actualización constante para el obrero y
si se falta año y medio al tajo es normal que tenga que reciclarme y
pasar un tiempo de adaptación. Sacar fotocopias, contar las cargas,
anotar las descargas y, no lo voy a negar que soy tan humano como el
que más, está uno más a gustito en la oficinilla del sindicato en
tareas leves que pringando ocho horas currando como Pepe el hijo de
la gran chingada, por no decir hijo de su madre. Yo me apunto gustoso
a los cursillos y conferencias de reciclado laboral. ¡Es que el año
sólo tiene 365 días y no todos laborables, no es culpa mía que
entre una cosa y otra me pase un año sin pisar el taller y
lógicamente entre el cursillo, la baja médica y la muerte de uno de
mis múltiples parientes políticos se pasa un lustro y no te
enteras!
-Es
la mayor infamia de la que se me acusa. Yo entiendo que la empresa
trate de justificar un despido de alguien que además es un firme
defensor de los derechos laborales, pero la salud es una lotería. Mi
esguince me imposibilita de toda tarea que requiera esfuerzo y no sale
en radiografías porque la oreja es un cartílago, pero
ojito que está cerca el oído y afecta al equilibrio. No voy a
subirme a enganchar una carga a diez metros de altura con el esguince
de la oreja bailando twist en mi oído interno afectando a mi
equilibrio, podría matarme oiga, matarme. Es todo un mito y ojalá
tuviera un hueso roto, una hernia o incluso una apendicitis, que no
es por no trabajar, es que no tengo equilibrio y como el cartílago
de la oreja es algo que no sale en la radiografía, te ven por ahí
de vermut y ya dicen que si absentista, que si escaqueo.
Incomprensión, sufro la incomprensión de mis compañeros de trabajo
que con su inquina predisponen a la jefatura en mi contra. ¿Me corto
la oreja y así soy productivo y rentable, me la corto?
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
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