The Adversiter Chronicle

jueves, 30 de enero de 2020

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre


Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle

LOS INTOCABLES DE ELLIOT NESS (1987)

Hay películas, si llevas lustros sin visionarlas, que ganan con el paso del tiempo. Se dice lo mismo de muchos títulos del montón que, pasado el tiempo, reviven en pésimas versiones que hacen grande la original como sucede con títulos de ciencia ficción de los 50´s que viven ahora una época de actualización con todo lujo de efectos digitales pero que suelen ser bastante infumables y agigantan los originales. Así que cuando el equipo de cata cinematográfica tuvo noticias de la posibilidad de visionar en horario laboral esta película mítica en su estreno, quizás prematuramente mítica, que ahora está poco menos que, si no olvidada, sí que arrinconada. Tal vez por eso mismo la película se mantiene fresca y resiste como pocas el paso del tiempo gracias a una conjunción de factores que le ganó el favor de público, crítica y gremio...

Comenzamos por el director, un Brian de Palma en estado de gracia tanto para crítica y público como de la industria que había encontrado un director que, pese a sus rarezas, resultaba rentable. En 1987 Brian de Palma era casi un director de culto, un tipo que dejaba su sello en el producto final y un sello inconfundible que la crítica ensalzaba. Con oficio para solventar escenas, un punto de vista comercial que le permitía introducir sus ideas en el montaje y la sapiencia de rendir tributo al cine dentro del cine. En ésta fue la escena de la escalera en la estación de tren, escena que causó ríos de tinta y minutos de tertulia en radio y televisión. Donde la masa espectadora veía una escena y montaje que dura apenas un minuto, la crítica atinaba a ver la maestría y el pulso de un director con nombre propio. Brian de Palma logra que los trucos de artificio par atraer la atención del espectador sean naturales en un metraje con dosis justas de acción que nos parecen enormes tragos y todo ello engarzado en un envoltorio atractivo y sobre todo espectacular...

Del elenco protagonista, qué decir de Sean Connery con la sabiduría que da la edad, un joven y casi novato Andy García que enamora a la cámara y eclipsa a estrellas consagradas del reparto con Robert De Niro en otra de sus interpretaciones totales donde adapta incluso el físico al personaje a interpretar. Pero queremos destacar en esta ocasión al nunca reconocido en todo su mérito que no es otro que el bueno de Charles Martin Smith que sirve de anzuelo para tocar la fibra sensible del patio de butacas, otro condimento de la película que la hizo mítica, interpretando a un contable que se ve envuelto en una misión armada y descubre que lo suyo es apretar el gatillo contra mafiosos contrabandistas de licor; bajito, con gafas, rostro que despierta la empatía, su
asesinato en acto de servicio termina de lograr una inmersión total en la película donde deseamos que sus compis tomen venganza con nuestro total beneplácito. Villano, malo, cara de hijo de perra, mirada asesina y muecas de psicópata irreductible, uno de nuestros malos favoritos con sello propio: el inigualable Billy Drago cuya maldad en la retina del público sólo es igual a ese otro hijo de perra que era el televisivo Falconetti, de la serie Hombre rico, hombre pobre...
 
Puro cine, con todos los elementos para que fuera un éxito en su época con multitud de pequeños detalles que forman un todo, desde la banda sonora a las interpretaciones pasando por un sólido guión, pulso firme en la dirección y solvencia contrastada en el reparto. En su estreno, el conjunto logró que la historia, la película, nos atrapara desde el inicio, debidamente inducidos por la publicidad y crítica, y que sintamos emociones: horror ante Capone y su bate de béisbol, el asesinato de los buenos porque aún siendo una película familiar, los malos son muy malos y crueles. Así que mientras que otros títulos brillan en momentos, Brian de Palma logra un producto redondo donde aceptamos su historia y la forma de contarla, cosa que se agradece en estos tiempos de cine poco menos que sintético...
¡Y que pasa el metraje sin enterarte y perdiendo la noción del tiempo, puro espectáculo cinematográfico!

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV

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