Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Libro: Mijaíl
Gorbachov -La tierra y el destino
Autor:
Andrei Grachov Editorial: Ediciones Folio S. A.
Traducción: Traduit
Edición: 2005
La
ideología comunista vive una nueva era entre el sistema comunista
chino y formaciones políticas que en Europa llega incluso al poder,
como es el caso de España y su nuevo gobierno de coalición, sin
olvidar Cuba o el engendro bolivariano. Por otra parte, se cumplió
el pasado año el treinta aniversario de la caída del Muro de Berlín
y el derrumbe del imperio comunista soviético, qué mejor momento
para revisar la biografía del camarada Gorbachov bajo la lupa de
quien fue colaborador y testigo del camino de emprender reformas y
transparencia democrática devolviendo el poder a los soviets y que
sin embargo, una vez entrada la bocanada de libertad, condujo a su
desaparición y llevó la Guerra Fría a las estanterías de la
Historia.
Una
mirada a los últimos años de un imperio donde el gasto en
presupuesto militar limitaba el nivel de vida de la ciudadanía
soviética a la vez que financiaba y equipaba revoluciones y
gobiernos en todo el mundo rivalizando en influencia con los EEUU. Es
una biografía desapasionada, un relato vital donde se muestra un
retrato del sistema comunista basado en el control de la población,
férrea censura y montañas de informes de todos los rincones del
imperio en los que se decía lo que las autoridades querían oír. Un
inicio apasionante con la perestroika,
la proyección de imagen pública en Occidente de estar ante un nuevo
tipo de dirigente soviético, más joven y que aseguraba en sus
viajes que la reforma del sistema era imparable. Pero también un
ciudadano soviético, un dirigente del sistema y, fundamental, la
figura de su esposa Raisa que sacrificó su carrera por su marido
pero que también sufrió como nadie el estertor final donde ambos
fueron retenidos en la dacha presidencial...
Andrei
Grachov, periodista y escritor, fue uno de los principales
protagonistas de la etapa de la perestroika en la extinta Unión
Soviética. Fue jefe de prensa y consejero de Gorbachov en el Comité
Central del PCUS y en el Kremlin. Reconocido rusólogo, vive entre
Moscú y París dedicado al análisis político.
Parquedad
digna de ser soviética en los datos del autor de la contraportada y
actualizados al año de edición con lo que ahora pueden estar algo
desfasados. Y sin más, unas breves reseñas que os inciten a la
apasionante lectura de la biografía del último dirigente de la
URSS...
Un
joven ciudadano soviético...
“Sin
más signos del destino, la personalidad del joven Gorbachov
desbordaba una curiosidad y energía extraordinarias. Desde su
infancia, en el pueblo, soñaba, como reconoció él mismo, con
`hacer algo, asombrar a padre, madre y a los otros jóvenes´.
Añadamos a esto la mezcla de sangre, rusa y ucraniana, de dos
familias de colonos que se instalaron y se unieron en Privólnoie:
los Gorbachov, de Voronej, y los Gopkalo, de la región de Chernigov.
Si la mezcla sanguínea era bastante común en la Rusia meridional,
la mezcla de los temperamentos políticos de los dos abuelos era más
explosiva. Después de la Revolución de Octubre, Panteléi Gopkalo
se sumergió con entusiasmo en la construcción del nuevo régimen,
se inscribió en el partido y se ocupó activamente de la
colectivización y toma forzadas de productos agrícolas. Encarnaba
el nuevo poder dado que primero trabajó para el Estado como
responsable local de la colecta de grano (lo que en la época le
confería poderes extraordinarios) y después tomó la presidencia
del koljos que él mismo habría creado.”
Dentro
del sistema soviético...
"Para
Gorbachov, esta `inmersión en el pueblo´ que predicaban los
narodniki empezó, siguiendo las reglas de la época soviética,
dando una vuelta por el negociado de servicio de personal. El joven
especialista llegado de Moscú se dio cuenta rápidamente que el
Ministerio Fiscal de Stávropol no lo esperaba con los brazos
abiertos. El diploma de la universidad y la insignia de jurista que
llevaba en la solapa de la chaqueta no tuvieron mucho efecto en los
funcionarios locales. Más bien al contrario: ese extranjero
provocaba irritación y temor, ya que suponía una amenaza para la
rutina bien establecida de la maquinaria judicial local. Un exceso de
formación podía resultar desestabilizador.”
Subiendo
los peldaños de la escalera del poder soviético...
“Por
suerte, para el Departamento de Organización del Comité Central los
orígenes intachables `proletarios y campesinos´de Gorbachov
compensaban con creces su exceso de educación. En cierta manera, se
lo debía al arte de esquivar problemas, arte que dominaban todos los
apparatchiks, incluso los de más bajo nivel. En el momento de su
adhesión al partido, siendo estudiante, el responsable del raikom o
comité de distrito, le aconsejó que indicase en el cuestionario que
era obrero, descendiente de una familia obrera, y que había
trabajado con su padre llevando una segadora-trilladora en un sovjoz
y no en un koljos. Los sovjozes eran explotaciones del Estado, y por
ello socialmente superiores a los koljozes campesinos, que eran
`explotaciones colectivas´. Del mismo modo, para no dañar su
`imagen´ y no complicarle la vida al raikom, se le aconsejó que no
hablara de la represión de la que fueron objeto sus abuelos.”
Al
mando de la URSS...
"El
mismo Gorbachov lograba bastante bien mostrar interés por ciertos
termas concretos y bajarse de su pedestal de demiurgo de un mundo
nuevo o de jefe de la segunda superpotencia para ponerse la chaqueta
de secretario general responsable de todo lo que ocurriera en su
territorio: del almacenamiento de forraje al suministro de manuales
escolares a todos los alumnos. Como no había olvidado los reflejos
cotidianos del hombre encargado de tratar las `urgencias´ y de
desatascar las canalizaciones del sistema administrativo, sus
reflejos lo empujaban tan pronto a implicarse en la producción de
materiales necesarios para facilitar la construcción para facilitar
la construcción individual en el campo, como a apoyar con toda su
autoridad la solicitud de Alexandra Biriukova, secretaria del Comité
Central, que exigía que se aumentaran en el Gosplan las cuotas de
producción de tela para la población de las ciudades. Sin embargo,
se recuperaba pronto, adoptando el rol de dirigente supremo, e
incluso tenía tendencia a utilizar esos ejemplos particulares para
establecer los contornos de su estrategia económica.”
Malestar...
“Obviamente,
los seguidores a los que les incumbían la nada envidiada suerte de
cubrir al jefe, a veces pagando con su propia carrera o reputación,
no les gustaba nada soportar estas manipulaciones. Muchos de ellos se
tomaban muy mal que Gorbachov les empujase bajo las balas en los
momentos de crisis mientras él se quedaba al abrigo. Como no
levantaba ni un dedo para defenderlos, a veces tenían la impresión
de que les asignaba el papel de kamikazes. Los que pretendían (con
razón o sin ella) tener, además de una proximidad política, una
relación de amistad con él estaban especialmente dolidos. Es
significativo que personas muy diferentes hayan acusado a Gorbachov
de `traición´ por no haberles apoyado y defendido contra los
ataques injustos, ni haberles apoyado y defendido contra los ataques
injustos, ni haberles cubierto durante los enfrentamientos políticos
o personales. Ligachov y Rizhkov, Yakolev y Falin, Lukianov y
Kriuchkov, e incluso Yananiev que, en gran medida, sólo entró en la
historia de la perestroika -y por tanto, del mundo- por un capricho
de Gorbachov: todos tenían su propia lista de agravios para saldar
con el `querido Mijaíl Serguéievich.”
Aislamiento...
“Con
el paso del tiempo, Gorbachov dejó de abordar su política de
dirigentes con sus antiguos confidentes. En el mejor de los casos, se
limitaba a escuchar en silencio sus propuestas, y consultas
únicamente a Boldin y a Raisa. La presunción que ya había notado
Zdenek Mylnar tal vez terminó volviéndose contra él. Más adelante
Gorbachov se arrepentiría, pero en ese momento confiaba en sus
competencias en materia de dirigentes y de agricultura. Cuando
algunos de sus asesores, especialmente tenaces, osaban expresar sus
dudas sobre una decisión irreflexiva o demasiado tardía en materia
de nombramientos, Gorbachov en general les daba la espalda: `No
importa, no importa. No merece la pena dramatizar. Es acertado llevar
retraso. Ya veréis como era el momento ideal´.”
Golpe
de Estado...
“En
Foros, Gorbachov seguía ignorando lo que pasaba en la trastienda del
golpe de Estado. `Era como si estuviéramos metidos en un agujero´,
recuerda Irina. Por ello, cuando la radio anunció que Kriuchkov y
Yazov, que habían prometido a los periodistas presentes las pruebas
de la incapacidad del presidente de la URSS, volaban hacia Crimea, la
familia Gorbachov no sabía que cabía esperar. La primera cosa que
les vino a la cabeza fue que venían para dejar al presidente en un
estado conforme al informe médico emitido por los golpistas. En
aquel momento, Raisa Maximovna sufrió un ataque agudo de hipertonía
que Irina, su marido Anatoli e incluso los médicos tomaron por una
pequeña hemorragia cerebral: sufría trastornos del habla y una
parálisis parcial de la mitad del cuerpo. Como el domingo anterior,
Plejanov hizo entrar a la delegación de golpistas, compuesta esta
vez por Kriuchkov, Yazov y Uaklanov en el terreno de la dacha
presidencial. Pero los guardias de Gorbachov les detuvieron delante
de la casa advirtiéndoles que abrirían fuego. Gueneralov, que poco
tiempo atrás había prometido a sus hombres que seguirían la misma
suerte que la guardia de Ceaucescu, les arengaba en vano: `¡Bajad
las armas, perros! ¡Me avergüenzo de vosotros!´. Pero los
oficiales habían prometido a Gorbachov quedarse con él hasta el
final y tenían un humor combativo. `Van a disparar´, corroboró
Plejanov con talante sombrío a Lukianov e Ivachko, llegados por
`separado´, pero a quienes también se negaba el acceso.”
Breves
pinceladas de un apasionante libro que tal vez visto ahora suene a
guerras púnicas para las generaciones digitales que se sienten
atraídos por una ideología utópica a la hora de hacerla realidad
pero en la que ven una alternativa viable, más por el olvido de la
Historia que por otra cosa. Lectura para amantes de la historia,
quienes vivieron la época y el retrato del final de una
superpotencia donde la población abrazó y ya no quiso soltar las
riendas de la libertad pese a que la Rusia de Putin recuerda en más
de un inquietante aspecto signos inequívocos de sistema soviético.
Ideal para regalar a la suegra atemorizada por resultados electorales
y, en todo caso, biografía de uno de los protagonistas del siglo XX
que quiso reformar un sistema en el que creía y termino por ser el
último dirigente soviético.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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