The Adversiter Chronicle

sábado, 11 de enero de 2020

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre


Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle

Libro: Mijaíl Gorbachov -La tierra y el destino
Autor: Andrei Grachov
Editorial: Ediciones Folio S. A.
Traducción: Traduit
Edición: 2005

La ideología comunista vive una nueva era entre el sistema comunista chino y formaciones políticas que en Europa llega incluso al poder, como es el caso de España y su nuevo gobierno de coalición, sin olvidar Cuba o el engendro bolivariano. Por otra parte, se cumplió el pasado año el treinta aniversario de la caída del Muro de Berlín y el derrumbe del imperio comunista soviético, qué mejor momento para revisar la biografía del camarada Gorbachov bajo la lupa de quien fue colaborador y testigo del camino de emprender reformas y transparencia democrática devolviendo el poder a los soviets y que sin embargo, una vez entrada la bocanada de libertad, condujo a su desaparición y llevó la Guerra Fría a las estanterías de la Historia.

Una mirada a los últimos años de un imperio donde el gasto en presupuesto militar limitaba el nivel de vida de la ciudadanía soviética a la vez que financiaba y equipaba revoluciones y gobiernos en todo el mundo rivalizando en influencia con los EEUU. Es una biografía desapasionada, un relato vital donde se muestra un retrato del sistema comunista basado en el control de la población, férrea censura y montañas de informes de todos los rincones del imperio en los que se decía lo que las autoridades querían oír. Un inicio apasionante con la perestroika, la proyección de imagen pública en Occidente de estar ante un nuevo tipo de dirigente soviético, más joven y que aseguraba en sus viajes que la reforma del sistema era imparable. Pero también un ciudadano soviético, un dirigente del sistema y, fundamental, la figura de su esposa Raisa que sacrificó su carrera por su marido pero que también sufrió como nadie el estertor final donde ambos fueron retenidos en la dacha presidencial...

Andrei Grachov, periodista y escritor, fue uno de los principales protagonistas de la etapa de la perestroika en la extinta Unión Soviética. Fue jefe de prensa y consejero de Gorbachov en el Comité Central del PCUS y en el Kremlin. Reconocido rusólogo, vive entre Moscú y París dedicado al análisis político.
Parquedad digna de ser soviética en los datos del autor de la contraportada y actualizados al año de edición con lo que ahora pueden estar algo desfasados. Y sin más, unas breves reseñas que os inciten a la apasionante lectura de la biografía del último dirigente de la URSS...

Un joven ciudadano soviético...
Sin más signos del destino, la personalidad del joven Gorbachov desbordaba una curiosidad y energía extraordinarias. Desde su infancia, en el pueblo, soñaba, como reconoció él mismo, con `hacer algo, asombrar a padre, madre y a los otros jóvenes´. Añadamos a esto la mezcla de sangre, rusa y ucraniana, de dos familias de colonos que se instalaron y se unieron en Privólnoie: los Gorbachov, de Voronej, y los Gopkalo, de la región de Chernigov. Si la mezcla sanguínea era bastante común en la Rusia meridional, la mezcla de los temperamentos políticos de los dos abuelos era más explosiva. Después de la Revolución de Octubre, Panteléi Gopkalo se sumergió con entusiasmo en la construcción del nuevo régimen, se inscribió en el partido y se ocupó activamente de la colectivización y toma forzadas de productos agrícolas. Encarnaba el nuevo poder dado que primero trabajó para el Estado como responsable local de la colecta de grano (lo que en la época le confería poderes extraordinarios) y después tomó la presidencia del koljos que él mismo habría creado.”

Dentro del sistema soviético...
"Para Gorbachov, esta `inmersión en el pueblo´ que predicaban los narodniki empezó, siguiendo las reglas de la época soviética, dando una vuelta por el negociado de servicio de personal. El joven especialista llegado de Moscú se dio cuenta rápidamente que el Ministerio Fiscal de Stávropol no lo esperaba con los brazos abiertos. El diploma de la universidad y la insignia de jurista que llevaba en la solapa de la chaqueta no tuvieron mucho efecto en los funcionarios locales. Más bien al contrario: ese extranjero provocaba irritación y temor, ya que suponía una amenaza para la rutina bien establecida de la maquinaria judicial local. Un exceso de formación podía resultar desestabilizador.”

Subiendo los peldaños de la escalera del poder soviético...
Por suerte, para el Departamento de Organización del Comité Central los orígenes intachables `proletarios y campesinos´de Gorbachov compensaban con creces su exceso de educación. En cierta manera, se lo debía al arte de esquivar problemas, arte que dominaban todos los apparatchiks, incluso los de más bajo nivel. En el momento de su adhesión al partido, siendo estudiante, el responsable del raikom o comité de distrito, le aconsejó que indicase en el cuestionario que era obrero, descendiente de una familia obrera, y que había trabajado con su padre llevando una segadora-trilladora en un sovjoz y no en un koljos. Los sovjozes eran explotaciones del Estado, y por ello socialmente superiores a los koljozes campesinos, que eran `explotaciones colectivas´. Del mismo modo, para no dañar su `imagen´ y no complicarle la vida al raikom, se le aconsejó que no hablara de la represión de la que fueron objeto sus abuelos.”

Al mando de la URSS...
"El mismo Gorbachov lograba bastante bien mostrar interés por ciertos termas concretos y bajarse de su pedestal de demiurgo de un mundo nuevo o de jefe de la segunda superpotencia para ponerse la chaqueta de secretario general responsable de todo lo que ocurriera en su territorio: del almacenamiento de forraje al suministro de manuales escolares a todos los alumnos. Como no había olvidado los reflejos cotidianos del hombre encargado de tratar las `urgencias´ y de desatascar las canalizaciones del sistema administrativo, sus reflejos lo empujaban tan pronto a implicarse en la producción de materiales necesarios para facilitar la construcción para facilitar la construcción individual en el campo, como a apoyar con toda su autoridad la solicitud de Alexandra Biriukova, secretaria del Comité Central, que exigía que se aumentaran en el Gosplan las cuotas de producción de tela para la población de las ciudades. Sin embargo, se recuperaba pronto, adoptando el rol de dirigente supremo, e incluso tenía tendencia a utilizar esos ejemplos particulares para establecer los contornos de su estrategia económica.”

Malestar...
Obviamente, los seguidores a los que les incumbían la nada envidiada suerte de cubrir al jefe, a veces pagando con su propia carrera o reputación, no les gustaba nada soportar estas manipulaciones. Muchos de ellos se tomaban muy mal que Gorbachov les empujase bajo las balas en los momentos de crisis mientras él se quedaba al abrigo. Como no levantaba ni un dedo para defenderlos, a veces tenían la impresión de que les asignaba el papel de kamikazes. Los que pretendían (con razón o sin ella) tener, además de una proximidad política, una relación de amistad con él estaban especialmente dolidos. Es significativo que personas muy diferentes hayan acusado a Gorbachov de `traición´ por no haberles apoyado y defendido contra los ataques injustos, ni haberles apoyado y defendido contra los ataques injustos, ni haberles cubierto durante los enfrentamientos políticos o personales. Ligachov y Rizhkov, Yakolev y Falin, Lukianov y Kriuchkov, e incluso Yananiev que, en gran medida, sólo entró en la historia de la perestroika -y por tanto, del mundo- por un capricho de Gorbachov: todos tenían su propia lista de agravios para saldar con el `querido Mijaíl Serguéievich.”

Aislamiento...
Con el paso del tiempo, Gorbachov dejó de abordar su política de dirigentes con sus antiguos confidentes. En el mejor de los casos, se limitaba a escuchar en silencio sus propuestas, y consultas únicamente a Boldin y a Raisa. La presunción que ya había notado Zdenek Mylnar tal vez terminó volviéndose contra él. Más adelante Gorbachov se arrepentiría, pero en ese momento confiaba en sus competencias en materia de dirigentes y de agricultura. Cuando algunos de sus asesores, especialmente tenaces, osaban expresar sus dudas sobre una decisión irreflexiva o demasiado tardía en materia de nombramientos, Gorbachov en general les daba la espalda: `No importa, no importa. No merece la pena dramatizar. Es acertado llevar retraso. Ya veréis como era el momento ideal´.”

Golpe de Estado...
En Foros, Gorbachov seguía ignorando lo que pasaba en la trastienda del golpe de Estado. `Era como si estuviéramos metidos en un agujero´, recuerda Irina. Por ello, cuando la radio anunció que Kriuchkov y Yazov, que habían prometido a los periodistas presentes las pruebas de la incapacidad del presidente de la URSS, volaban hacia Crimea, la familia Gorbachov no sabía que cabía esperar. La primera cosa que les vino a la cabeza fue que venían para dejar al presidente en un estado conforme al informe médico emitido por los golpistas. En aquel momento, Raisa Maximovna sufrió un ataque agudo de hipertonía que Irina, su marido Anatoli e incluso los médicos tomaron por una pequeña hemorragia cerebral: sufría trastornos del habla y una parálisis parcial de la mitad del cuerpo. Como el domingo anterior, Plejanov hizo entrar a la delegación de golpistas, compuesta esta vez por Kriuchkov, Yazov y Uaklanov en el terreno de la dacha presidencial. Pero los guardias de Gorbachov les detuvieron delante de la casa advirtiéndoles que abrirían fuego. Gueneralov, que poco tiempo atrás había prometido a sus hombres que seguirían la misma suerte que la guardia de Ceaucescu, les arengaba en vano: `¡Bajad las armas, perros! ¡Me avergüenzo de vosotros!´. Pero los oficiales habían prometido a Gorbachov quedarse con él hasta el final y tenían un humor combativo. `Van a disparar´, corroboró Plejanov con talante sombrío a Lukianov e Ivachko, llegados por `separado´, pero a quienes también se negaba el acceso.”

Breves pinceladas de un apasionante libro que tal vez visto ahora suene a guerras púnicas para las generaciones digitales que se sienten atraídos por una ideología utópica a la hora de hacerla realidad pero en la que ven una alternativa viable, más por el olvido de la Historia que por otra cosa. Lectura para amantes de la historia, quienes vivieron la época y el retrato del final de una superpotencia donde la población abrazó y ya no quiso soltar las riendas de la libertad pese a que la Rusia de Putin recuerda en más de un inquietante aspecto signos inequívocos de sistema soviético. Ideal para regalar a la suegra atemorizada por resultados electorales y, en todo caso, biografía de uno de los protagonistas del siglo XX que quiso reformar un sistema en el que creía y termino por ser el último dirigente soviético.
 
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV

http://theadversiterchronicle.org/
 


 
 
                                                     


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