Libro: El
espía del Mossad
-La
apasionante historia del magnate Robert Maxwell-
Autor:
Gordon Thomas y Martin
DillonEditorial: Ediciones B, S. A.
Traducción: Jordi Vidal
Edición: Junio 2004
La
propuesta de hoy es uno de esos libros que empiezas a leer y no
puedes dejarlo hasta que lo terminas, nada menos que la faceta
clandestina u oculta de quien fue uno de los magnates del siglo XX
pero además un espía al servicio de Israel. Un tipo que sabía
hacer dinero de cara al público pero cuya ambición por poseer más
riqueza le llevó a asociarse con las mafias, nuevas y viejas, que
asomaban a la vez que se desmoronaba el imperio soviético. Además,
una trama de espionaje industrial en el mundo de la informática que
permitió a Israel monitorizar por parte de sus servicios de
inteligencia al resto de países. La culminación es una teoría
sobre su posible asesinato que corre paralela a la trayectoria de su
vida y que, creyendo que podría dominar las riendas una vez más y
salvar sus negocios, culminaría con su ahogamiento tras caerse de la
borda de su yate según la autopsia...
Pero
los autores saben trazar con pulso maestro y ritmo dinámico, que no
decae en ningún momento, los entresijos de las cloacas de la
información, los grandes negocios y sus entresijos con cifras de
cientos de millones que te hacen sentir ser de la masa consumista que
no atisba a imaginar el mundo de los multimillonarios. También las
miserias familiares y que los ricos también lloran, con su esposa y
viuda que de forma leal de enamorada pese a todo de su marido nunca
dejó de apoyarle y dar lo que se esperaba de ella como anfitriona y
como esposa de cara al público. El tema del espionaje informático
es apasionante y, casi dos décadas después, se te ponen los pelos
como escarpias porque habrá sido mejorado. Ya el listado de
entrevistados para escribir el libro es fascinante y las
descripciones de los métodos del Mossad, y del propio Estado de
Israel, os atraparán en su lectura con el morbo que siempre da
asomarse a un mundo desconocido pero que existe y es real.
Gordon
Thomas es autor de cuarenta libros publicados en todo el mundo,
algunos de los cuales versan sobre distintos aspectos del mundo del
espionaje. Como corresponsal en el extranjero ha cubierto desde la
crisis de Suez de 1956 hasta los acontecimientos de la plaza de
Tiananmen en 1989. Ha escrito también novelas y guiones, y ha ganado
los premios de la Crítica y del jurado en el Festival de Cine de
Montecarlo, el premio Edgar Allan Poe y tres menciones de la Mark
Twain Society por su labor periodística. De sus libros se han
vendido más de cuarenta y cinco millones de ejemplares en todo el
mundo. De su libro Mossad,
la historia secreta, un
director general del Mossad y un asesor sobre contraterrorismo del
gobierno de Israel declararon que era uno de los análisis más
importantes publicados sobre el mundo del espionaje.
Martin
Dillon es uno de los más famosos expertos en terrorismo
internacional del mundo. Asimismo, ha merecido el reconocimiento
internacional por sus obras de investigación...Datos sacados de la contraportada y actualizados al año de la edición pero en Internet podéis encontrar más datos sobre los autores. Y sin más rollos, unos breves pasajes que os inciten a la lectura de la apasionante vida y muerte del magnate Robert Maxwell:
Los
kidon…
“A
los ojos de Israel, la necesidad de los kidon se había intensificado
después de la caída del marxismo europeo y la proliferación del
fundamentalismo islámico en todas sus manifestaciones: Hamas, Yihad
Islámica, Frente de Solidaridad Islámica, Frente para la Liberación
de Palestina, los grupos de países narcotraficantes como Irán,
Pakistán y Afganistán o los terroristas de Filipinas. Los kidon
habían matado en todos esos lugares, habían llevado a cabo
asesinatos rápidos e inesperados en calles, zocos y callejones sin
nombre. Los procedimientos habían sido muy diversos, desde un
disparo en la nuca con una pistola con silenciador hasta el degüello
con un cortaqueso o un cuchillo hundido en la yugular. Los kidon
podían recurrir también a agentes nerviosos y a todo un arsenal de
sustancias venenosas preparadas especialmente para ellos. Existen
muchas maneras de matar y los kidon las conocían todas. Pero sus
conocimientos eran mucho más amplios. Habían visto trabajar a
algunos de los patólogos forenses más ilustres de Israel con el fin
de aprender de ellos como lograr que un asesinato pareciera un
accidente.”
Orígenes
de Robert Maxwell...
“Los
supervivientes de los progromos de la Galitzia polaca se vieron
empujados hacia el oeste para caer en las garras del Imperio
austro-húngaro. A algunos los asesinaron en sus camas, a otras las
violaron cuando estaban a punto de dar a luz; sin embargo, todavía
firmes en su fe y unidos por una lengua común, el yiddish, aquellos
judíos que habían logrado sobrevivir se habían reunido en grupos,
que se convirtieron en guetos en los que cocían su pan jalá para el
shabbat y decían que ya vendrían tiempos mejores. Y, en Slatinske
Doly, pareció que esos tiempos llegaron cuando Hannah dio a luz
aquel día de verano de 1923. Sus vecinos eran una mezcolanza de
jasidim, ortodoxos y judíos mármaros que habían fundado el pueblo
dos siglos antes. Era un sitio donde se permitía a los judíos
vender sus artículos a sus vecinos cristianos, algunos incluso
tenían autorización para vender alcohol. Se les permitía educar a
sus hijos en el judaísmo, vestir con trajes tradicionales y hablar
su propia lengua.”
Amantes...
"Una
tercera amante, una periodista que trabajaba por entonces en un
periódico rival de los que controlaba Maxwell, dijo que la había
ofrecido un empleo como redactora en uno de sus diarios
sensacionalistas. `Fue bastante franco. Quería disponer de mí en el
edificio cada vez que estaba excitado. Entonces supe que la relación
estaba condenada al fracaso. No me equivoqué. En seis meses un par
de pulseras Asprey para siempre, y nos fuimos cada uno por su lado.
Sentí lástima por Betty. Estaba atrapada en el país, confiando
desesperadamente en que él regresara con ella, aunque no le llevara
regalos. Pero había dejado de ser una esposa. Se había convertido
en un apéndice de él´.
Espía...
“La
misión de Maxwell incluía también seguir los acontecimientos que
iban a producirse tras la muerte de Yuri Andrópov. Durante los dos
años en que el antiguo jefe del KGB había gobernado la Unión
Soviética, no había logrado establecer el clima de distensión con
Estados Unidos. Su sucesor, Konstantin Chernienko, ya era un
vejestorio que se pasaba las reuniones del Buró Político tosiendo y
esputando constantemente en una de esas botellas que se suministraban
a los tuberculosos soviéticos. No obstante, detrás de las paredes
del Kremlin se atisbaban señales de la preparación de un nuevo
rumbo no sólo para la Unión Soviética, sino también para todos
sus estados satélites. Se ordenó a Maxwell que obtuviera la clase
de información que permitiría al Mossad seguir esbozando lo que
estaba ocurriendo. Su trabajo iba a proporcionar a Admoni y a los
expertos políticos de Israel una vía de acceso al pensamiento
dominante en el Kremlin. Les dijo que la Unión Soviética todavía
temía que Estados Unidos tratara de bloquear la entrada del
gasoducto siberiano en los mercados de Europa Occidental a menos que
regresara a las conversaciones sobre armamento en Ginebra.”
Espiando
por la puerta trasera del programa informático Promis…
“Siguieron
otras ventas de Promis. Una de ellas se destinó al servicio de
contraespionaje belga, la Sureté de l´Etat. El programa se erigió
en un arma fundamental para identificar la red de espionaje más
poderosa del país, que la KGB llevaba dirigiendo desde 1967. Promis
reveló que se había ampliado para incluir a un destacado
periodista, un alto funcionario del Estado y algunos miembros del
ejército belga. Al cabo de un tiempo, en 1992, con la ayuda del
software los agentes de contraespionaje detendrían a los espías y
expulsarían a dos diplomáticos de la embajada rusa. Otra venta se
hizo a la inteligencia turca. La `trampilla´ de Promis permitió al
Mossad seguir los movimientos de los extremistas musulmanes presentes
en el país. Un tercer comprador fue Tailandia, país que, en
esencia, se sirvió de Promis para identificar narcotraficantes.”
Tratando
con la gran banca...
"Había
decidido (verano de 1991) a qué presidentes de bancos recibiría
primero y qué director financiero vendría después. Algunos habían
estado esperando en el vestíbulo, mientras que a otros se les había
permitido acceder directamente al ático. Uno de ellos fue acompañado
a su despacho por una secretaria a la que Maxwell ordenó: `Recuerda,
nada de llamadas a menos que sea Mijail Gorbachov´, o algún otro
jefe de Estado. Era un viejo truco suyo, pero nunca dejaba de
impresionar. A veces modificaba la orden y mandaba a una secretaria
que lo interrumpiera al cabo de unos minutos con estas palabras:
`Tiene al primer ministro al teléfono. Dice que es importante.´
Entonces Maxwell abandonaba la estancia, volviéndose para murmurar
algo así: `Siempre es bueno poder dar consejo en un asunto de
importancia nacional.´ Jamás explicaba de qué se trataba. Su
visitante estaba demasiado impresionado para preguntárselo. Tales
representaciones ayudaban a Maxwell a salirse con la suya.”
Muerte
en el mar...
“Betty
se encontraba en su camarote preparándose para ir a ver a la jueza
Olivia cuando recibió una llamada desde Londres. Era el corredor de
seguros de Lloyd, quien explicó que su llamada tenía que ver con la
póliza de veinte millones de libras esterlinas que la viuda cobraría
por la muerte por accidente de su marido. El agente le anunció que
dos patólogos forenses que representaban a Lloyds llegarían a
Tenerife a fin de efectuar otra autopsia en nombre de la compañía.
Explicó que la aseguradora estaba preocupada por las noticias que
habían aparecido en los medios de comunicación que afirmaban que
Maxwell había fallecido de un ataque al corazón o que lo habían
asesinado.”
Libro
para amantes del tema del espionaje, amantes del mundo de los
multimillonarios y sus miserias y para todo aquel o aquella que guste
de ver la historia dentro de la Historia que conforma, sin que lo
sepamos ni nos lo digan, el presente que vivimos. Lectura que atrapa
desde la primera página donde iremos de la mano de Robert Maxwell en
sus múltiples facetas y sus mal calculados pasos para seguir siendo
magnate exigiendo reciprocidad de sus jefes de espionaje. Sea cómo
sea, Robert Maxwell, incluso ya ausente, nos atrapará con su
personalidad y no dejará indiferente una vez más. Patriota judío,
espía camuflado de agente comercial y magnate que trató de salvar
su imperio y terminó flotando en aguas canarias...
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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