Con la
colaboración del profesor T. A. Rambaina
en exclusiva para
The Adversiter Chronicle
GULAS
Hoy
tratamos en MBC un alimento que se ha convertido en todo un clásico
de la dieta pese a que lo comemos con la satisfacción de que no
estamos comiendo el alimento sino un sucedáneo: las gulas. En su
versión original y debido a sus precios prohibitivos para la
ciudadanía de a pie, se considera un manjar a la altura del caviar
pero su sucedáneo ha calado en la plebe consumista y se sirven con
la liturgia de cuando nos metemos entre pecho y espalda un auténtico
manjar...
-¿Por qué hemos
asumido comer un sucedáneo que además para ser tal, resulta
relativamente caro, ein?
-El
ser humano a lo largo de la historia siempre ha tratado de saciar sus
apetitos, entendiendo por tales esas cosas inalcanzables pero que
nunca perdemos la esperanza de poder alcanzar al menos una vez en la
vida. Por otra parte, los sucedáneos siempre han tenido su hueco,
como la achicoria o el alcohol casero. En el caso que nos ocupa de
las gulas hay que ilustrar un poco al consumidor o consumidora. La
angula es un pez del suborden de los ápodos, de cuerpo alargado y
piel lisa mientras que el sucedáneo que compramos está elaborado
con surimi, producto creado a partir de pescados de carne blanca, con
base de abadejo de Alaska, pez éste que pertenece al suborden de los
anacantinos, también denominados gadiformes, que se distinguen por
la falta de radios espinosos en las aletas y la inserción de las
pelvianas anterior a las pectorales. En definitiva, comemos un
amasijo de trozos de pescado que nada tiene que ver con las angulas,
pero nos hacemos a la idea mediante complementos y pagar más de la
cuenta siempre engaña a las neuronas y nos hace creer clase
pudiente.
-No
sea impetuoso, no sea impetuoso. Aunque son digeribles tal como
vienen envasadas, no se comen crudas y a puñados, no sea impetuoso.
El preparado de este sucedáneo es fundamental para mantener la
fantasía de comer un manjar. Hace falta una cazuelita de barro, un
tenedor de madera y acompañar la ingesta de una bebida acorde que
sin ser solemne sí suponga un detalle más de la fantasía como
puede ser un albariño de oferta o una sidra enchampanada asturiana
sin menoscabo de poder acompañar de bebidas no alcohólicas pero un
buen pedete lúcido tras el manjar siempre satisface y como que
empacha.
-Pues será mejor el pedete lúcido porque por la
cantidad que viene envasada como que sólo da para un comensal...
-¡Refalfies!
¡Refalfies de consumidor mal acostumbrado! ¡Aquí la fantasía se
basa en uno de sus fundamentos como es simular poder adquisitivo,
sibaritismo gastronómico y fardar de cocinillas! Porque en contra de
lo que pueda parecer, es otro de esos alimentos que los machos alfa
suelen presumir de saber hacer y condimentar junto con hacer pasta o
freir un huevo rompiendo tres. Hay distintos formatos: solas, con ajo
y gambitas... El macho alfa suele coger el envase y, a veces comerlo
a puñados como ha sido su caso antes, lo echa todo a la sartén, lo
deja que caliente y lo sirve al plato. Las féminas hacen alarde de
inteligencia una vez más en los fogones y de un envase sacan dos y
hasta tres raciones. Para ello vacían el envase en una sartén con
una ligera pátina de aceite de oliva, le añaden una guindilla y lo
aderezan de unos champiñones. Lo sirven en la cazuelita de barro y
por unos instantes somos felices paladeando un manjar pese a que sea
un sucedáneo. En definitiva es un alimento que cumple la normativa,
es caro pero una vez al mes se puede permitir y queda fetén en
celebraciones y terminada la ingesta nos sentimos saciados y
satisfechos, sí hubo además bebercio de acompañamiento una suave
modorra nos hará sestear y hacer una reposada digestión.
-¡Grññfssgrr!
¡Pues crudos no están mal y puedo guardar las gambitas para la
cena, como un maharajá, oiga, como un maharajá!
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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