The Adversiter Chronicle

martes, 28 de octubre de 2025

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre

Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle

Libro:
George Cukor -Una doble vida-
Autor: Patrick McGilligan
Editorial: T&B Editores
Traducción: Esteban Riambau
Edición: 1ª Edición, septiembre de 2003

La propuesta de hoy es una fascinante mirada al mundo del cine de la mano de la biografía de uno de los grandes directores cinematográficos de Hollywood, el gran George Cukor, procedente del mundo teatral de Broadway para convertirse en un director mítico en la época dorada de Hollywood y la edad de oro de los estudios cinematográficos. Una deliciosa biografía que nos permite echar una mirada a su filmografía y los entresijos de los rodajes. También la historia personal de un hombre que encontró en Hollywood un lugar donde vivir profesionalmente, vivir su homosexualidad plenamente, cuando reinaba en la meca del cine un espíritu liberal donde ser judío y gay no tenía los inconvenientes de la costa este. Es una biografía que no juzga, se basa en entrevistas y estudio de documentos que no entra a juzgar y sí a mostrar la riqueza humana del personaje, sus avatares como director y poder entrar en su vida íntima reservada a sus amistades personales...

Patrick McGilligan ha conquistado a la crítica con su serie de biografías cinematográficas que comprende, además de `George Cukor: una doble vida´, incluida en la lista de Libros del Año del periódico `New York Times´, los libros `Robert Altman: Jumping off the Cliff´ y `Fritz Lang: the Nature of the Beast´, esta última también elegida entre los Libros del Año del `New York Times´ y Mejor Libro de No Ficción del Año de `Publishers Weekly´. Mc Gilligan también ha escrito sendos libros sobre Jack Nicholson y James Cagney y ha coordinado tres volúmenes de la serie `Backstory´, consistente en entrevistas a guionistas de Hollywood. En `Film Crazy´, el autor ofreció una selección de las mejores entrevistas realizadas a toda una serie de luminarias de Hollywood desde sus primeros años como periodista cinematográfico, Los críticos norteamericanos destacan sistemáticamente la capacidad de McGilligan para combinar el jugoso anecdotario hollywoodiense con el más lúcido análisis de cada uno de sus sujetos. McGilligan vive en Milwakee (Wisconsin, EEUU).
Datos sacados de la contraportada y actualizados al año de edición y en Internet podréis encontrar más información acerca del autor. Y sin más preámbulos, unas breves reseñas que os inciten a su apasionante lectura:

Ser judío en Nueva York...
"La calle 68 no era un barrio particularmente judío y, por otra parte, tampoco Cukor fue educado devotamente en el aspecto religioso. Aunque muchos neoyorquinos no judíos -por ejemplo James Cagney entre las personalidades de Hollywood- podían hablar fluidamente el yiddish, el idioma común de la mayoría de los judíos europeos, éste nunca fue hablado entre los Cukor. Él mismo lo consideraba propio de `judíos pobres´. (Sólo más tarde aprendió del actor Paul Lukas frases yiddish, entre las cuales se prendó de las más vulgares y sugestivas). Cuando Cukor iba al templo, acompañado por su abuelo, aprendía fonéticamente el lenguaje hebreo más erudito, sin tener idea acerca del significado de las palabras. El cerdo era perfectamente aceptado en la mesa del comedor, y las festividades judías eran sobre todo una excusa para abandonar la escuela. Como tantos otros judíos de las familias emigradas, desde su infancia Cukor se mostró ambivalente respecto a su condición judía, sensible acerca de la condición social y olvidadizo con respecto a las tradiciones del Viejo Mundo. En este aspecto, él siguió la tendencia de los emiogrados judíos en América -en especial los judíos alemanes-, consistente en tratar a los judíos de la Europa oriental con indiferencia o menosprecio. Los judíos asimilados eran socialemnte ambiciosos, a menudo acomodados, y su cínica relación con aquellos que, como ellos mismos, habían llegado con pasaje en cubierta, era de carácter filantrópico. Los judíos que trataban de pasar desapercibidos no eran una rareza en Hollywood, como se explica en la impresionante crónica social de Neal Gabler, tiutlada `An Empire of their Own´. Tampoco era Cukor el único entre aquellos que en Hollywood utilizaban como compensación una ferviente anglofilia, en su caso adoptando pronunciaciones inglesas y el estilo inglés en el saludo personal. Algunos, como el guionista Leonard Spigelgas, llegaron a remedar acentos y sus `yiddishimos´, fuente del humor, contrastaban de forma surrealista con una impecable dicción inglesa."

Hombre del teatro...
" De 1925 a 1928 pasaron los veranos que siempre más brillarían en la memoria de Cukor. Fueron también `días deliciosos´ de amistad y diversión, pero Cukor recordaría siempre cuán duramente trabajó en Rochester. La programación estival podía ser abrumadora, especialmente en los calurosos meses de julio y agosto, con una nueva obra de teatro cada semana, seis funciones nocturnas y función de tarde los miércoles y los sábados. Los lunes, en cuya noche se estrenaba, había durante todo el día ensayo de representación y vestuario. Cukor empezaba a primera hora de la mañana con ensayos del tercer acto, después ensayaban el segundo, y por la tarde se ensayaba finalmente el primer acto, a fin de que el escenario estuviera a punto para levantarse el telón cuando llegara el público. En Rochester, Cukor era ya bien conocido por su voluntad, su insistencia en hablar a los actores sobre sus papeles. <<Era maravilloso con los actores -recordaría Benny Baker, que trabajó con la compañía dos temporadas-. Éstos sabían lo que él quería y se lo daban. He trabajado con muchos directores en mi carrera, y muchos de ellos son guardias de tráfico. No son directores. Se limitaban a decir `Ve allí, junto al sofá, da media vuelta y recita tu parte´. Sin embargo, nunca se molestan en razonar por qué, ni indican una manera de recitar esta parte. Cukor nos hablaba, nos decía lo que él quería. Nos hacía creer en toda su teoría.>>. Cukor se mostraba ya entonces muy firme. Llegaba a gritar, a chillar incluso, a los actores si no hacían las cosas tal como él quería. No importaba que fueran amigos suyos. Anderson Lawler (uno de sus más íntimos amigos) y Cukor sontuvieron un día, a causa de una interpretación, una discusión tremenda que terminó, ante toda la compañía, con una de la stípicas retahilas de obscenidades proferidas por Cukor. (...) Las actrices no eran inmunes a sus arrebatos. Era capaz de llamarle `vieja zorra´ a una actriz veterana si ésta no cooperaba, pero a nadie parecía importarle, ya que Cukor era divertido además de ser simpático, y siempre había en su actitud insultante una faceta adorable. Era en él como un sello especial."

Director de mujeres...
"Desde luego, uno de los motivos fundamentales por los que Cukor era tan válido dirigiendo mujeres era el de ser homosexual, un hombre que `comprendía a las mujeres, un hombre que era, en ciertos aspectos, hembra. Esto no podía manifestarse y tampoco se manifestaría hoy. La palabra `homosexual' no existía siquiera a principios de los treinta, excepto en textos científicos. Pero era la traducción codificada de la  publicidad de Cukor. Muchas personas que conocían a Cukor o trabajaban con él ignoraban olímpicamente su homosexualidad y se desinteresaban por completo de su orientación sexual, mientras que a otros, una mayoría en Hollywood, les parecía algo obvio, una especie de secreto abierto. <<George Cukor nunca disfrazó su sexualidad -.dijo Joseph L. Mankiewicz, productor de Historias de Filadelfia-, y tampoco la ha llevado como una insignia en la solapa.>>. Era manifiesta en su estilo de vida y en su personalidad, pero lo era también en la psicología colectiva de la colonia cinematográfica vinculada a su trabajo. Se creía, como decía el productor Pandro Berman, que << las mujeres eran su especialidad, y tal vez a causa de su estilo de vida él no parecía tener gran interés en los personajes masculinos>>. La capacidad para alternar con las actrices, la habilidad con los argumentos a la medida de las mujeres, la atención prestada al vestuario, los peinados y la decoración, todo ello, según las personas más avisadas de Hollywood, tenía su base en la personalidad de Cukor."

Cukor y Selznick...
"Había otras cosas que socavaban la amistad entre los dos. El matrimonio Selznick descansaba sobre hielo muy delgado y la mayoría de quienes le rodeaban a él sabían de su incesante persecución de mujeres. Cukor no se mostraba moralista respecto a estas cosas, pero tenía el hábito de ponerse del lado de las esposas, especialmente en época de divorcio. Cukor tenía una buena amistad con Irene, y Selznick no se mostraba nada discreto en sus trapicheos. El productor también tomaba drogas: bencedrina, barbitúricos, o lo que tuviera más a mano. Cukor hablaba a sus íntimos, no sin repugnancia, de un Selznick dedicado a aplastar píldoras de bencedrina y a lamer de uno en uno los fragmentos, en la palma de su mano. Lo que en otro tiempo parecía ser una energía infatigable y una arrolladora ambición de Selznick, veía ahora Cukor lo que era en realidad: neurosis, egomanía, semillas de autodestrucción. Ya no divertía mantener el ritmo del productor, con sus reuniones que ocupaban toda la noche, sus incesantes memorándums, su desaliño personal y su impulsiva toma de decisiones. Cukor era, cada vez más, precisamente lo opuesto: meticuloso en todo, tanto en lo personal como en lo profesional, alguien que, a diferencia de Selznick , no sólo estimaba al escritor, sino que además se acostaba temprano. Si bien Cukopr aceptaba toda clase de excesos por parte de temperamentales actrices a las que él tanto adoraba, no toleraba mala conducta en los hombres que se cruzaban en su vida, ya fuesen amigotes o asociados."

Marilyn Monroe...
"Cukor pensaba que la Monroe era un `caso patológico´ y nunca fue capaz de echarle la culpa de lo ocurrido, ni tan siquiera en aquellos primeros momentos. Pensaba que había sido traicionado por un `productor espantoso´ y la `debilidad y estupidez´ de los ejecutivos de la 20th-Fox. <<Cuando la Fox decidió abandonar el proyecto sentí un gran alivio, Si continuábamos por ese camino preveía el peor de los desastres>> escribió en una carta a un amigo. Después de que la Monroe fuera despedida, la columnista Hedda Hopper telefoneó a Cukor para que le diera su versión de lo ocurrido y Cukor habló durante bastante rato con su vieja conocida poniéndole la condición de que su más que franca conversación (grabada, transcrita y conservada en los archivos de Hopper) no aparecería en letra impresa. Cukor le dijo que la Monroe había vuelto loco a todo el mundo con su conducta durante el rodaje y que había acabado `perdiendo el control´ de sí misma. <<Llevábamos siete semanas de rodaje y sólo teníamos las tomas correspondientes a cinco días. Y lo lamentable es que esos cinco días no valían nada (...). No sabe actuar y no consigue acordarse del diálogo. Es como si estuviera debajo del agua. Es lo bastante inteligente para darse cuenta de lo que le ocurre y, además, todo este asunto ha sido llevado de una forma bastante desagradable. El estudio siempre le decía que sí a todo y ella se muestra intratable en todo. Conmigo siempre se portó de una manera encantadora. Lo lamento mucho por ella (...). Hasta su abogado está perpelejo. Le ha acusado de estar contra ella. Creo que es el final de su carrera>>. Naturalmente , era algo más que eso. El 5 de agosto de 1962, cuando aún no se habían cumplido los dos meses de su despido de `Something´s Got to Give, Marilyn Monroe fue encontrada muerta: estaba desnuda y el veredicto oficial fue que su muerte había sido el resultado de una sobredosis de somníferos."

Ser homosexual en Hollywood...
"Uno de los efectos colaterales de la liberación homosexual fue que también había hecho que la anti homosexualidad (el `apalear gays´) saliera de la clandestinidad. Cuando se investigan las actitudes y opiniones típicas de la Era Dorada de Hollywood entrevistando a personas que estuvieron cerca de los grandes magnates de Hollywood, resulta muy difícil encontrar un solo comentario sarcástico y despectivo sobre la homosexualidad de Cukor surgido de la boca de Darryl F. Zanuck, Jack Warner, Harry Cohn o Louis B. Mayer. Los magnates eran lo suficientemente listos para no permitirse tal tipo de observaciones, aunque nunca llegaran a fingir que comprendían la homosexualidad. Hay que llegar a los sesenta y a lka nueva era `abierta´ para encontrar vagos informes sobre gente de Hollywood que, en palabras de Gerald Ayres, quien por quellos triempos ocupaba una posición como ejecutivo de segunda categoría en la Columbia, `se reían de Cukor porque era marica´. Con los críticos se había dado un proceso algo parecido: ahorea se podía hacer alusión a las tendencias sexuales de Cukor (aunque el mismo Cukor jamás hubiera hablado de ellas). Pauline Kael fue y es una de las críticas de cine más influyentes y respetadas de toda la nación. Aunque había alabado varias películas de los años treinta y cuarenta de Cukor en `The New Yorker´, se había mostrado poco generosa con las películas que dirigió en la última etapa de su carrera (My Fair Lady le pareció `espantosa´). Su crítica de Ricas y Famosas condenaba la película de Cukor diciendo que era `una pobre autoparodia´ y se quejaba de que `hacía pensar en una fantasía homosexual´. Opinaba que los personajes femeninos eran irreales, meras creaciones de una mente masculina deformada. (...) Cukor estaba muy orgulloso de su película, pero sabía que nunca volvería a tener las energías suficientes para dirigir y las críticas negativas de Kael y otros le causaron una herida mortal."

Pequeñas muestras de un libro apasionante para amantes del séptimo arte y curiosos de la historia de Hollywood a través de la vida y obra de George Cukor y que permite visionar sus películas paladeando todos los detalles que se escapan al espectador que no conoce la historia detrás de cada rodaje y sus protagonistas. Ideal para lectura de noches tranquilas, de mesita de noche y hasta para regalar a la suegra que derramará lágrimas de emoción y nostalgia que le hagan dejar sus reproches por vivir de su sopa boba, aunque puede que dé algo la turra para contarnos sus recuerdos de cuando iba al cine...

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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