Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Autor:
Patrick McGilligan
Editorial:
T&B Editores
Traducción:
Esteban Riambau
Edición:
1ª Edición, septiembre de
2003
La propuesta de hoy es una fascinante mirada al mundo
del cine de la mano de la biografía de uno de los grandes directores
cinematográficos de Hollywood, el gran George Cukor, procedente del
mundo teatral de Broadway para convertirse en un director mítico en
la época dorada de Hollywood y la edad de oro de los estudios
cinematográficos. Una deliciosa biografía que nos permite echar una
mirada a su filmografía y los entresijos de los rodajes. También la
historia personal de un hombre que encontró en Hollywood un lugar
donde vivir profesionalmente, vivir su homosexualidad plenamente,
cuando reinaba en la meca del cine un espíritu liberal donde ser
judío y gay no tenía los inconvenientes de la costa este. Es una
biografía que no juzga, se basa en entrevistas y estudio de
documentos que no entra a juzgar y sí a mostrar la riqueza humana
del personaje, sus avatares como director y poder entrar en su vida
íntima reservada a sus amistades personales...
Patrick
McGilligan ha conquistado a la crítica con su serie de biografías
cinematográficas que comprende, además de `George
Cukor: una doble vida´,
incluida en la lista de Libros del Año del periódico `New York
Times´, los libros `Robert
Altman: Jumping off the Cliff´
y `Fritz Lang: the Nature
of the Beast´, esta
última también elegida entre los Libros del Año del `New York
Times´ y Mejor Libro de No Ficción del Año de `Publishers
Weekly´. Mc Gilligan
también ha escrito sendos libros sobre Jack Nicholson y James Cagney
y ha coordinado tres volúmenes de la serie `Backstory´,
consistente en entrevistas a guionistas de Hollywood. En `Film
Crazy´, el autor
ofreció una selección de las mejores entrevistas realizadas a toda
una serie de luminarias de Hollywood desde sus primeros años como
periodista cinematográfico, Los críticos norteamericanos destacan
sistemáticamente la capacidad de McGilligan para combinar el jugoso
anecdotario hollywoodiense con el más lúcido análisis de cada uno
de sus sujetos. McGilligan vive en Milwakee (Wisconsin, EEUU).
Datos sacados de la contraportada y actualizados al año
de edición y en Internet podréis encontrar más información acerca
del autor. Y sin más preámbulos, unas breves reseñas que os
inciten a su apasionante lectura:
Ser judío en Nueva York...
"La
calle 68 no era un barrio particularmente judío y, por otra parte,
tampoco Cukor fue educado devotamente en el aspecto religioso. Aunque
muchos neoyorquinos no judíos -por ejemplo James Cagney entre las
personalidades de Hollywood- podían hablar fluidamente el yiddish,
el idioma común de la mayoría de los judíos europeos, éste nunca
fue hablado entre los Cukor. Él mismo lo consideraba propio de
`judíos pobres´. (Sólo más tarde aprendió del actor Paul Lukas
frases yiddish, entre las cuales se prendó de las más vulgares y
sugestivas). Cuando Cukor iba al templo, acompañado por su abuelo,
aprendía fonéticamente el lenguaje hebreo más erudito, sin tener
idea acerca del significado de las palabras. El cerdo era
perfectamente aceptado en la mesa del comedor, y las festividades
judías eran sobre todo una excusa para abandonar la escuela. Como
tantos otros judíos de las familias emigradas, desde su infancia
Cukor se mostró ambivalente respecto a su condición judía,
sensible acerca de la condición social y olvidadizo con respecto a
las tradiciones del Viejo Mundo. En este aspecto, él siguió la
tendencia de los emiogrados judíos en América -en especial los
judíos alemanes-, consistente en tratar a los judíos de la Europa
oriental con indiferencia o menosprecio. Los judíos asimilados eran
socialemnte ambiciosos, a menudo acomodados, y su cínica relación
con aquellos que, como ellos mismos, habían llegado con pasaje en
cubierta, era de carácter filantrópico. Los judíos que trataban de
pasar desapercibidos no eran una rareza en Hollywood, como se explica
en la impresionante crónica social de Neal Gabler, tiutlada `An
Empire of their Own´. Tampoco era Cukor el único entre aquellos que
en Hollywood utilizaban como compensación una ferviente anglofilia,
en su caso adoptando pronunciaciones inglesas y el estilo inglés en
el saludo personal. Algunos, como el guionista Leonard Spigelgas,
llegaron a remedar acentos y sus `yiddishimos´, fuente del humor,
contrastaban de forma surrealista con una impecable dicción
inglesa."
Hombre del teatro...
"
De 1925 a 1928 pasaron los veranos que siempre más brillarían en la
memoria de Cukor. Fueron también `días deliciosos´ de amistad y
diversión, pero Cukor recordaría siempre cuán duramente trabajó
en Rochester. La programación estival podía ser abrumadora,
especialmente en los calurosos meses de julio y agosto, con una nueva
obra de teatro cada semana, seis funciones nocturnas y función de
tarde los miércoles y los sábados. Los lunes, en cuya noche se
estrenaba, había durante todo el día ensayo de representación y
vestuario. Cukor empezaba a primera hora de la mañana con ensayos
del tercer acto, después ensayaban el segundo, y por la tarde se
ensayaba finalmente el primer acto, a fin de que el escenario
estuviera a punto para levantarse el telón cuando llegara el
público. En Rochester, Cukor era ya bien conocido por su voluntad,
su insistencia en hablar a los actores sobre sus papeles. <<Era
maravilloso con los actores -recordaría Benny Baker, que trabajó
con la compañía dos temporadas-. Éstos sabían lo que él quería
y se lo daban. He trabajado con muchos directores en mi carrera, y
muchos de ellos son guardias de tráfico. No son directores. Se
limitaban a decir `Ve allí, junto al sofá, da media vuelta y recita
tu parte´. Sin embargo, nunca se molestan en razonar por qué, ni
indican una manera de recitar esta parte. Cukor nos hablaba, nos
decía lo que él quería. Nos hacía creer en toda su teoría.>>.
Cukor se mostraba ya entonces muy firme. Llegaba a gritar, a chillar
incluso, a los actores si no hacían las cosas tal como él quería.
No importaba que fueran amigos suyos. Anderson Lawler (uno de sus más
íntimos amigos) y Cukor sontuvieron un día, a causa de una
interpretación, una discusión tremenda que terminó, ante toda la
compañía, con una de la stípicas retahilas de obscenidades
proferidas por Cukor. (...) Las actrices no eran inmunes a sus
arrebatos. Era capaz de llamarle `vieja zorra´ a una actriz veterana
si ésta no cooperaba, pero a nadie parecía importarle, ya que Cukor
era divertido además de ser simpático, y siempre había en su
actitud insultante una faceta adorable. Era en él como un sello
especial."
Director de mujeres...
"Desde
luego, uno de los motivos fundamentales por los que Cukor era tan
válido dirigiendo mujeres era el de ser homosexual, un hombre que
`comprendía a las mujeres, un hombre que era, en ciertos aspectos,
hembra. Esto no podía manifestarse y tampoco se manifestaría hoy.
La palabra `homosexual' no existía siquiera a principios de los
treinta, excepto en textos científicos. Pero era la traducción
codificada de la publicidad de Cukor. Muchas personas que conocían a
Cukor o trabajaban con él ignoraban olímpicamente su homosexualidad
y se desinteresaban por completo de su orientación sexual, mientras
que a otros, una mayoría en Hollywood, les parecía algo obvio, una
especie de secreto abierto. <<George Cukor nunca disfrazó su
sexualidad -.dijo Joseph L. Mankiewicz, productor de Historias de
Filadelfia-, y tampoco la ha llevado como una insignia en la
solapa.>>. Era manifiesta en su estilo de vida y en su
personalidad, pero lo era también en la psicología colectiva de la
colonia cinematográfica vinculada a su trabajo. Se creía, como
decía el productor Pandro Berman, que << las mujeres eran su
especialidad, y tal vez a causa de su estilo de vida él no parecía
tener gran interés en los personajes masculinos>>. La
capacidad para alternar con las actrices, la habilidad con los
argumentos a la medida de las mujeres, la atención prestada al
vestuario, los peinados y la decoración, todo ello, según las
personas más avisadas de Hollywood, tenía su base en la
personalidad de Cukor."
Cukor y Selznick...
"Había
otras cosas que socavaban la amistad entre los dos. El matrimonio
Selznick descansaba sobre hielo muy delgado y la mayoría de quienes
le rodeaban a él sabían de su incesante persecución de mujeres.
Cukor no se mostraba moralista respecto a estas cosas, pero tenía el
hábito de ponerse del lado de las esposas, especialmente en época
de divorcio. Cukor tenía una buena amistad con Irene, y Selznick no
se mostraba nada discreto en sus trapicheos. El productor también
tomaba drogas: bencedrina, barbitúricos, o lo que tuviera más a
mano. Cukor hablaba a sus íntimos, no sin repugnancia, de un
Selznick dedicado a aplastar píldoras de bencedrina y a lamer de uno
en uno los fragmentos, en la palma de su mano. Lo que en otro tiempo
parecía ser una energía infatigable y una arrolladora ambición de
Selznick, veía ahora Cukor lo que era en realidad: neurosis,
egomanía, semillas de autodestrucción. Ya no divertía mantener el
ritmo del productor, con sus reuniones que ocupaban toda la noche,
sus incesantes memorándums, su desaliño personal y su impulsiva
toma de decisiones. Cukor era, cada vez más, precisamente lo
opuesto: meticuloso en todo, tanto en lo personal como en lo
profesional, alguien que, a diferencia de Selznick , no sólo
estimaba al escritor, sino que además se acostaba temprano. Si bien
Cukopr aceptaba toda clase de excesos por parte de temperamentales
actrices a las que él tanto adoraba, no toleraba mala conducta en
los hombres que se cruzaban en su vida, ya fuesen amigotes o
asociados."
Marilyn Monroe...
"Cukor
pensaba que la Monroe era un `caso patológico´ y nunca fue capaz de
echarle la culpa de lo ocurrido, ni tan siquiera en aquellos primeros
momentos. Pensaba que había sido traicionado por un `productor
espantoso´ y la `debilidad y estupidez´ de los ejecutivos de la
20th-Fox. <<Cuando la Fox decidió abandonar el proyecto sentí
un gran alivio, Si continuábamos por ese camino preveía el peor de
los desastres>> escribió en una carta a un amigo. Después de
que la Monroe fuera despedida, la columnista Hedda Hopper telefoneó
a Cukor para que le diera su versión de lo ocurrido y Cukor habló
durante bastante rato con su vieja conocida poniéndole la condición
de que su más que franca conversación (grabada, transcrita y
conservada en los archivos de Hopper) no aparecería en letra
impresa. Cukor le dijo que la Monroe había vuelto loco a todo el
mundo con su conducta durante el rodaje y que había acabado
`perdiendo el control´ de sí misma. <<Llevábamos siete
semanas de rodaje y sólo teníamos las tomas correspondientes a
cinco días. Y lo lamentable es que esos cinco días no valían nada
(...). No sabe actuar y no consigue acordarse del diálogo. Es como
si estuviera debajo del agua. Es lo bastante inteligente para darse
cuenta de lo que le ocurre y, además, todo este asunto ha sido
llevado de una forma bastante desagradable. El estudio siempre le
decía que sí a todo y ella se muestra intratable en todo. Conmigo
siempre se portó de una manera encantadora. Lo lamento mucho por
ella (...). Hasta su abogado está perpelejo. Le ha acusado de estar
contra ella. Creo que es el final de su carrera>>. Naturalmente
, era algo más que eso. El 5 de agosto de 1962, cuando aún no se
habían cumplido los dos meses de su despido de `Something´s Got to
Give, Marilyn Monroe fue encontrada muerta: estaba desnuda y el
veredicto oficial fue que su muerte había sido el resultado de una
sobredosis de somníferos."
Ser homosexual en Hollywood...
"Uno
de los efectos colaterales de la liberación homosexual fue que
también había hecho que la anti homosexualidad (el `apalear gays´)
saliera de la clandestinidad. Cuando se investigan las actitudes y
opiniones típicas de la Era Dorada de Hollywood entrevistando a
personas que estuvieron cerca de los grandes magnates de Hollywood,
resulta muy difícil encontrar un solo comentario sarcástico y
despectivo sobre la homosexualidad de Cukor surgido de la boca de
Darryl F. Zanuck, Jack Warner, Harry Cohn o Louis B. Mayer. Los
magnates eran lo suficientemente listos para no permitirse tal tipo
de observaciones, aunque nunca llegaran a fingir que comprendían la
homosexualidad. Hay que llegar a los sesenta y a lka nueva era
`abierta´ para encontrar vagos informes sobre gente de Hollywood
que, en palabras de Gerald Ayres, quien por quellos triempos ocupaba
una posición como ejecutivo de segunda categoría en la Columbia,
`se reían de Cukor porque era marica´. Con los críticos se había
dado un proceso algo parecido: ahorea se podía hacer alusión a las
tendencias sexuales de Cukor (aunque el mismo Cukor jamás hubiera
hablado de ellas). Pauline Kael fue y es una de las críticas de cine
más influyentes y respetadas de toda la nación. Aunque había
alabado varias películas de los años treinta y cuarenta de Cukor en
`The New Yorker´, se había mostrado poco generosa con las películas
que dirigió en la última etapa de su carrera (My Fair Lady le
pareció `espantosa´). Su crítica de Ricas y Famosas condenaba la
película de Cukor diciendo que era `una pobre autoparodia´ y se
quejaba de que `hacía pensar en una fantasía homosexual´. Opinaba
que los personajes femeninos eran irreales, meras creaciones de una
mente masculina deformada. (...) Cukor estaba muy orgulloso de su
película, pero sabía que nunca volvería a tener las energías
suficientes para dirigir y las críticas negativas de Kael y otros le
causaron una herida mortal."
Pequeñas muestras de un libro apasionante para amantes
del séptimo arte y curiosos de la historia de Hollywood a través de
la vida y obra de George Cukor y que permite visionar sus películas
paladeando todos los detalles que se escapan al espectador que no
conoce la historia detrás de cada rodaje y sus protagonistas. Ideal
para lectura de noches tranquilas, de mesita de noche y hasta para
regalar a la suegra que derramará lágrimas de emoción y nostalgia
que le hagan dejar sus reproches por vivir de su sopa boba, aunque
puede que dé algo la turra para contarnos sus recuerdos de cuando
iba al cine...
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org












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