The Adversiter Chronicle

jueves, 9 de octubre de 2025

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle

ASALTO A LA COMISARÍA DEL DISTRITO 13 (1976)
                      (Assault on Precinct 13)

No dudamos en aparcar los trastos de faena nada más fichar para visionar una de esas películas que pasan a ser títulos míticos, de pequeñas producciones de la llamada serie B que con el paso del tiempo aumentan su aura. Ha tenido incluso una versión hace unos años, ya con nivel de producción hollywoodiense y reparto de campanillas que, sin embargo, no le llega ni a la suela del zapato. Dirige y firma el guion un John Carpenter que en 1976 ya tenía un puñado de títulos a sus espaldas y que anunciaba con éste su entrada por la puerta grande en los 80´s dirigiendo películas que han pasado a la memoria colectiva. Está un guion mordaz, de diálogos cortos pero contundentes y una puesta en escena familiar a la retina como es los protagonistas atrapados y siendo asediados a tiro limpio. Dicen los entendidos que la película está inspirada en el famoso `Río Bravo´ del género del lejano oeste. Así que provistos de birras frías y pistachos, nos fuimos al despacho del gerente a disfrutar de una buena película que vista con el paso del tiempo gana en matices y detalles que la convierten en una película imprescindible en su género....

El argumento es interesante: en un viejo distrito residencial que será derribado para construir nuevas edificaciones, se encuentra la vieja comisaría del distrito 13 que vive sus últimas horas antes de, ya vaciada, que se corte el suministro de luz, quedando un pequeño retén a cargo de un oficial novato, un negro más de un barrio marginal que consiguió salir del mismo para volver como oficial de policía. El distrito está dominado por las bandas callejeras que mandan en la noche e imponen su ley a base de violencia gratuita. De tal forma, que ya acabada la jornada, el jefe de la pandilla decide atracar al camión de los helados asesinando al heladero y a una inocente niñita que estaba comprando un helado, su padre henchido de ira sale en busca de los asesinos y logra matar al cabecilla y debe buscar refugio en la vieja y desmantelada comisaría. A la vez, se produce un traslado de presos del corredor de la muerte y debido a la gravedad del proceso gripal de uno de los prisioneros, el oficial al mando decide acudir a la comisaría más cercana, ignorantes de que ésta ya se ha desmantelado y no presta servicio. Es cierto que es una del lejano oeste en su metafísica, pero también una cápsula del tiempo, lágrimas de nostalgia viendo el Motorola emisora de radio, la violencia de las calles inundadas de droga que forjan una juventud carente de valores éticos y también una metáfora de la guerra del Vietnam, desde la desaparición de los cadáveres tras la refriega donde todo aparenta normalidad mientras se trama el próximo asalto a la llamada desesperada pidiendo apoyo de helicópteros desde el coche patrulla.

Es una película coral de protagonistas, con personajes bien perfilados en el guion donde destaca el oficial novato interpretado por Austin Stoker y un brillante Darwin Joston en un personaje repulsivo y asesino que es en realidad un humanista, convertido en un cínico ante la gente de bien, sabedor de que le ven como a un monstruo al que hay que encadenar y condenar a muerte. Y luego está Laurie Zimmer, divina, pero sencillamente divina. Sus duelos con Darwin Joston y diálogos cortos con profundidad son deliciosos. Laurie Zimmer destila sensualidad de la que hace tiempo que no se ve en pantalla, de mujer interesante y rotunda cuando la iluminación de la escena destaca su mirada y envidias a Darwin Joston cuando le pide un cigarro y le da fuego. Sólo por ella ya merece la pena el visionado y es la guinda de un pastel cinematográfico denso en su simplicidad y la magia que se da cuando la falta de presupuesto se suple con ingenio y una puesta en escena sobria pero efectiva, amén de un reparto que destaca como conjunto y en cada personaje.

Así que película mítica por sobrados motivos y razones que se paladea en cada nuevo visionado cada tres o cuatro lustros. Es una historia eterna y como cápsula del tiempo no tiene precio, tratando de fondo temas que en 1976 se interpretaban como el fin de un mundo que se precipitaba hacia el caos social, casi casi como hoy en día y como cada nueva década en realidad. Película a descubrir si nunca se ha visto y para verla de relajo, de disfrutar de una película que cuando menos es entretenida y donde caes enamorado de Laurie Zimmer, primero la ves con curiosidad, luego te llama la atención y, sin ser consciente de ello, te seduce sin artificios, prótesis mamarias pasadas de talla o grandilocuentes contoneos, simplemente te quedas tonto y sin palabras deseando que te dé fuego...

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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