Suplemento
cinematográfico cutre de The Adversiter
Chronicle
ASALTO A LA COMISARÍA
DEL DISTRITO 13 (1976)
(Assault on
Precinct 13)
No
dudamos en aparcar los trastos de faena nada más fichar para
visionar una de esas películas que pasan a ser títulos míticos, de
pequeñas producciones de la llamada serie B que con el paso del
tiempo aumentan su aura. Ha tenido incluso una versión hace unos
años, ya con nivel de producción hollywoodiense y reparto de
campanillas que, sin embargo, no le llega ni a la suela del zapato.
Dirige y firma el guion un John Carpenter que en 1976 ya tenía un
puñado de títulos a sus espaldas y que anunciaba con éste su
entrada por la puerta grande en los 80´s dirigiendo películas que
han pasado a la memoria colectiva. Está un guion mordaz, de diálogos
cortos pero contundentes y una puesta en escena familiar a la retina
como es los protagonistas atrapados y siendo asediados a tiro limpio.
Dicen los entendidos que la película está inspirada en el famoso
`Río Bravo´ del género del lejano oeste. Así que provistos de
birras frías y pistachos, nos fuimos al despacho del gerente a
disfrutar de una buena película que vista con el paso del tiempo
gana en matices y detalles que la convierten en una película
imprescindible en su género....
El
argumento es interesante: en un viejo distrito residencial que será
derribado para construir nuevas edificaciones, se encuentra la vieja
comisaría del distrito 13 que vive sus últimas horas antes de, ya
vaciada, que se corte el suministro de luz, quedando un pequeño
retén a cargo de un oficial novato, un negro más de un barrio
marginal que consiguió salir del mismo para volver como oficial de
policía. El distrito está dominado por las bandas callejeras que
mandan en la noche e imponen su ley a base de violencia gratuita. De
tal forma, que ya acabada la jornada, el jefe de la pandilla decide
atracar al camión de los helados asesinando al heladero y a una
inocente niñita que estaba comprando un helado, su padre henchido de
ira sale en busca de los asesinos y logra matar al cabecilla y debe
buscar refugio en la vieja y desmantelada comisaría. A la vez, se
produce un traslado de presos del corredor de la muerte y debido a la
gravedad del proceso gripal de uno de los prisioneros, el oficial al
mando decide acudir a la comisaría más cercana, ignorantes de que
ésta ya se ha desmantelado y no presta servicio. Es cierto que es
una del lejano oeste en su metafísica, pero también una cápsula
del tiempo, lágrimas de nostalgia viendo el Motorola emisora de
radio, la violencia de las calles inundadas de droga que forjan una
juventud carente de valores éticos y también una metáfora de la
guerra del Vietnam, desde la desaparición de los cadáveres tras la
refriega donde todo aparenta normalidad mientras se trama el próximo
asalto a la llamada desesperada pidiendo apoyo de helicópteros desde
el coche patrulla.
Es
una película coral de protagonistas, con personajes bien perfilados
en el guion donde destaca el oficial novato interpretado por Austin
Stoker y un brillante Darwin Joston en un personaje repulsivo y
asesino que es en realidad un humanista, convertido en un cínico
ante la gente de bien, sabedor de que le ven como a un monstruo al
que hay que encadenar y condenar a muerte. Y luego está Laurie
Zimmer, divina, pero sencillamente divina. Sus duelos con Darwin
Joston y diálogos cortos con profundidad son deliciosos. Laurie
Zimmer destila sensualidad de la que hace tiempo que no se ve en
pantalla, de mujer interesante y rotunda cuando la iluminación de la
escena destaca su mirada y envidias a Darwin Joston cuando le pide un
cigarro y le da fuego. Sólo por ella ya merece la pena el visionado
y es la guinda de un pastel cinematográfico denso en su simplicidad
y la magia que se da cuando la falta de presupuesto se suple con
ingenio y una puesta en escena sobria pero efectiva, amén de un
reparto que destaca como conjunto y en cada personaje.
Así
que película mítica por sobrados motivos y razones que se paladea
en cada nuevo visionado cada tres o cuatro lustros. Es una historia
eterna y como cápsula del tiempo no tiene precio, tratando de fondo
temas que en 1976 se interpretaban como el fin de un mundo que se
precipitaba hacia el caos social, casi casi como hoy en día y como
cada nueva década en realidad. Película a descubrir si nunca se ha
visto y para verla de relajo, de disfrutar de una película que
cuando menos es entretenida y donde caes enamorado de Laurie Zimmer,
primero la ves con curiosidad, luego te llama la atención y, sin ser
consciente de ello, te seduce sin artificios, prótesis mamarias
pasadas de talla o grandilocuentes contoneos, simplemente te quedas
tonto y sin palabras deseando que te dé fuego...
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
http://theadversiterchronicle.org
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