The Adversiter Chronicle

miércoles, 2 de julio de 2025

"Memorias de La Transición", por Antón Rendueles

Unas memorias de Antón Rendueles en exclusiva para The Adversiter Chronicle

La playa

Esperaba con ansiedad que llegara la hora de salir a la playa no sin antes preparar todo el equipo, entre comillas, que necesitaba para jugar en la arena. Un cubo, la pala y el rastrillo además de varios cochecitos de plástico y de metal. Los de metal permitían abrir las puertas, el capó y el maletero, no en todos porque algunos sólo abrían las puertas, eran todos a la misma escala sin unos más grandes que otros. Cuando por fin estaba en la arena y mientras los adultos se tumbaban al sol y estaban a sus cosas, yo ya me había abstraído en mi mundo infantil cavando un hoyo en la arena para encontrar arena húmeda y a veces alguien de mis acompañantes me decía de ir a la orilla a coger sin esfuerzo de cavar. Era todo un arte y un reto conseguir sacar la arena del cubo y que quedara ésta con la forma, no faltaba nunca alguien que me hacía mirar cómo lo hacía , me irritaba un poco porque ya me habían enseñado y supongo que por unos instantes la persona adulta volvía a ser niño. Una vez hecho el cubo de arena siempre gustaba de tratar de hacer un túnel que lo atravesara, cuando lo conseguía, sólo era cuestión de coger la maña, comenzaba a crear un circuito para mis cochecitos a escala. Me afanaba en hacer túneles, que la `carretera´ de arena fuera uniforme y una vez todo hecho no podía evitar llamar a un adulto a que admirara mi talento para hacer un circuito de arena con túneles y todo. Me llevaba su tiempo hacer el trazado porque solía de primeras derrumbarse el túnel sin que faltara algo u alguien que me chafara el cubo de arena y tenía que volver a empezar. Puedo sentir el recuerdo de la brisa marina suave que parecía frotar la piel y ese ambiente luminoso de un día de verano. El tiempo pasaba que no me enteraba cuando llegaba el momento de ir al agua de la mano de un adulto. Ponía los pies en la arena y miraba asombrado el agua retirarse y arrastrar la arena de los pies empujando a éstos con fuerza, leve pero fuerza, y hundiéndose en la arena. De regreso de mojar los pies y entrar prudentemente en el agua sintiendo las olas, tocaba volver a la arena y secarse al sol. Sé por viejas fotos que llevaba una gorra y el niño que sonríe en la foto feliz sujeta una pala en la mano. Aún parezco más un bebé que un niño aunque esa foto condensa todos los veranos de mi infancia en la playa. Me llevaban a otras, con piedras en lugar de arena, con zona boscosa donde aparcar el coche y montar la mesa plegable y las sillas igual de plegables, pero mi playa era la de la ciudad, era mi arena donde jugaba haciendo túneles y cubos de arena, que también llevaba mis bártulos a esas otras playas, pero no eran la mía. Aún siento esa sensación cuando paso por el paseo de la playa, con la impresión de que ha cambiado el arenal y siempre busco un niño jugando en la arena recordando cuando era sólo un niño y perdía la noción del tiempo y la realidad...
Antón Rendueles

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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