The Adversiter Chronicle

miércoles, 16 de julio de 2025

"Ni a pata ni alpargata y menos a La Alcarria", suplemento viajero cutre

Suplemento viajero cutre de The Adversiter Chronicle

Viaje a la actividad física

El viajero siente algo de ansiedad, esa ansiedad mezcla de emoción e incertidumbre ante un nuevo camino que se abre a sus ojos, eso y que le han indicado que debe hacer algo de ejercicio por motivos saludables y causas poco saludables. Es lo malo de ir al médico, piensa el viajero, que entras sano en la consulta y sales con alguna dolencia o alguna jodienda...
Mira el viajero las mancuernas, de hierro las pesas y metal el mango. No quiere el viajero musculatura de culturista y sí un mínimo de tonificación y ganar algo de vigor por lo que decide poner 2 kilos en cada mancuerna y comenzar con ejercicios suaves, bajar y subir para bíceps y tríceps. El viajero se mira al espejo y comprende rápido que la cosa llevará tiempo dado el estado de sus músculos y no unas pocas semanas de sano ejercicio con mancuernas...
El viajero decide hacer aguas menores antes de comenzar sus ejercicios, es mejor afrontar relajado y sin inoportunas emergencias de la vejiga. De regreso del baño se para el viajero en la cocina y se mete un tentempié, un plátano que siempre da vigor y la estimable potasa...
De nuevo ante el espejo, coge el viajero una mancuerna y se sorprende de cómo pesa la jodida mancuerna, revisa las pesas para comprobar que no exceden de 1 kilo cada una, no vaya a ser que haya puesto más peso. Coge el viajero las dos mancuernas y siente como sus bíceps, tríceps y resto de -íceps suplican misericordia y el viajero decide posar las pesadas mancuernas y se dirige a la ventana a fumar un cigarro para recuperar fuerzas. Hace una mañana soleada y disfruta el viajero de las vistas mientras barrunta el tema de lo pesadas de las mancuernas decidiendo que cuando termine el cigarrito quitará una pesa a cada mancuerna que haga más llevadera la actividad física recomendada...
El viajero coge las mancuernas tras quitarles una pesa de 1 kilo y quedan algo ortopédicas a la hora de cogerlas. Levanta los brazos un par de veces y el viajero nota que rompe a sudar y antes de seguir la tabla de ejercicios decide cerrar la ventana no vaya a ser que coja corriente sudando y pille un constipado en pleno verano. Nota el viajero la boca seca del esfuerzo físico y se dirige a la cocina, toma un trago largo de agua y abre el armario para coger un trozo de chocolate con leche y almendras, que el azúcar siempre viene bien a la hora de realizar actividad física, aunque al final se come dos trozos generosos y barrunta para sus adentros que ya está el organismo pidiendo refuerzos...
El viajero nota cierta pesadez y mirando fijamente a las mancuernas con una sola pesa cada una y decide quitarlas para levantar las mancuernas sin pesas, sólo el mango debe pesar sus buenos 500 gramos y opina el viajero que para empezar la actividad física mejor empezar suave. Va de nuevo a la ventana y enciende un cigarrito para ultimar sus pensamientos antes de retomar la actividad física, aunque de momento no siente ningún beneficioso efecto más allá de un pequeño dolor en el hombro, causado sin duda por el desequilibrio de levantar la mancuerna con una sola y desequilibrante pesa...
Se mira el viajero en el espejo, levanta los brazos con las mancuernas sin pesas una vez, dos veces, tres veces, cuatro veces y finalmente un intento de quinta vez pero los brazos claudican al esfuerzo, un dolor le sube desde las manos hasta el hombro, gotas de sudor caen en cascada del cráneo del viajero que se derrumba sobre el suelo agotado, dolorido y casi asfixiado. Toma aire, trata de relajarse un poco y se incorpora de nuevo frente al espejo, las mancuernas parecen mirar al viajero de forma hostil y el espejo parece reprocharle su calamitoso estado para hacer la actividad física con mancuernas...
El viajero se ha recuperado y guarda el material de actividad física con esa sensación de que no es un `hasta mañana´ ni tampoco un `hasta luego´. Es más bien un `que os den mancuernas del demonio´ y siente que la actividad física le ha abierto el apetito y que nada mejor que un buen bocata de chorizo frito para culminar la faena. Nota el viajero que es verdad aquello de que el ejercicio da hambre y se dirige a la cocina con sus papilas gustativas salivando por el bocadillo de chorizo frito...
Pero ése, ya es otro viaje.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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