Suplemento
viajero cutre de The Adversiter Chronicle
Viaje a la actividad
física
El
viajero siente algo de ansiedad, esa ansiedad mezcla de emoción e
incertidumbre ante un nuevo camino que se abre a sus ojos, eso y que
le han indicado que debe hacer algo de ejercicio por motivos
saludables y causas poco saludables. Es lo malo de ir al médico,
piensa el viajero, que entras sano en la consulta y sales con alguna
dolencia o alguna jodienda...
Mira
el viajero las mancuernas, de hierro las pesas y metal el mango. No
quiere el viajero musculatura de culturista y sí un mínimo de
tonificación y ganar algo de vigor por lo que decide poner 2 kilos
en cada mancuerna y comenzar con ejercicios suaves, bajar y subir
para bíceps y tríceps. El viajero se mira al espejo y comprende
rápido que la cosa llevará tiempo dado el estado de sus músculos y
no unas pocas semanas de sano ejercicio con mancuernas...
El
viajero decide hacer aguas menores antes de comenzar sus ejercicios,
es mejor afrontar relajado y sin inoportunas emergencias de la
vejiga. De regreso del baño se para el viajero en la cocina y se
mete un tentempié, un plátano que siempre da vigor y la estimable
potasa...
De
nuevo ante el espejo, coge el viajero una mancuerna y se sorprende de
cómo pesa la jodida mancuerna, revisa las pesas para comprobar que
no exceden de 1 kilo cada una, no vaya a ser que haya puesto más
peso. Coge el viajero las dos mancuernas y siente como sus bíceps,
tríceps y resto de -íceps suplican misericordia y el viajero decide
posar las pesadas mancuernas y se dirige a la ventana a fumar un
cigarro para recuperar fuerzas. Hace una mañana soleada y disfruta
el viajero de las vistas mientras barrunta el tema de lo pesadas de
las mancuernas decidiendo que cuando termine el cigarrito quitará
una pesa a cada mancuerna que haga más llevadera la actividad física
recomendada...
El
viajero coge las mancuernas tras quitarles una pesa de 1 kilo y
quedan algo ortopédicas a la hora de cogerlas. Levanta los brazos un
par de veces y el viajero nota que rompe a sudar y antes de seguir la
tabla de ejercicios decide cerrar la ventana no vaya a ser que coja
corriente sudando y pille un constipado en pleno verano. Nota el
viajero la boca seca del esfuerzo físico y se dirige a la cocina,
toma un trago largo de agua y abre el armario para coger un trozo de
chocolate con leche y almendras, que el azúcar siempre viene bien a
la hora de realizar actividad física, aunque al final se come dos
trozos generosos y barrunta para sus adentros que ya está el
organismo pidiendo refuerzos...
El
viajero nota cierta pesadez y mirando fijamente a las mancuernas con
una sola pesa cada una y decide quitarlas para levantar las
mancuernas sin pesas, sólo el mango debe pesar sus buenos 500 gramos
y opina el viajero que para empezar la actividad física mejor
empezar suave. Va de nuevo a la ventana y enciende un cigarrito para
ultimar sus pensamientos antes de retomar la actividad física,
aunque de momento no siente ningún beneficioso efecto más allá de
un pequeño dolor en el hombro, causado sin duda por el desequilibrio
de levantar la mancuerna con una sola y desequilibrante pesa...
Se
mira el viajero en el espejo, levanta los brazos con las mancuernas
sin pesas una vez, dos veces, tres veces, cuatro veces y finalmente
un intento de quinta vez pero los brazos claudican al esfuerzo, un
dolor le sube desde las manos hasta el hombro, gotas de sudor caen en
cascada del cráneo del viajero que se derrumba sobre el suelo
agotado, dolorido y casi asfixiado. Toma aire, trata de relajarse un
poco y se incorpora de nuevo frente al espejo, las mancuernas parecen
mirar al viajero de forma hostil y el espejo parece reprocharle su
calamitoso estado para hacer la actividad física con mancuernas...
El
viajero se ha recuperado y guarda el material de actividad física
con esa sensación de que no es un `hasta mañana´ ni tampoco un
`hasta luego´. Es más bien un `que os den mancuernas del demonio´
y siente que la actividad física le ha abierto el apetito y que nada
mejor que un buen bocata de chorizo frito para culminar la faena.
Nota el viajero que es verdad aquello de que el ejercicio da hambre y
se dirige a la cocina con sus papilas gustativas salivando por el
bocadillo de chorizo frito...
Pero
ése, ya es otro viaje.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
http://theadversiterchronicle.org
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