CUANDO NOS COGEN POR
BANDA PARA CONTARNOS SUS DOLENCIAS
Hoy
abordaré una compostura del postureo a la que se recurre sobre todo
en personas de mediana edad en adelante como es que nos coja por
banda una amistad y se ponga a parlotear sobre sus dolencias, que
suelen ser múltiples y en ocasiones hasta complicadas. Digo lo de la
mediana edad en adelante porque la juventud no es proclive a comentar
sus dolencias, pero sí esas amistades del barrio de toda la vida que
no vemos nunca en la vida, viejos vecinos, colegas de trabajo y, en
definitiva, cualquier tipo de relación que no es familiar o de
amigos, es esa amistad casi superficial donde haber compartido
vivencias durante un momento del periplo vital y que siempre se
saluda cuando uno se encuentra con alguien así en la calle. Hay que
tener en cuenta que este tipo de personas dolientes ya ha saturado a
familiares, amistades, conocidos y parientes más o menos lejanos con
su rollo de las dolencias, que no le hacen caso los médicos, que no
le hacen nada los medicamentos y que mira si en Internet alguien le
hace caso, le dice lo que quiere oír y finalmente le endosa unas
pastillas milagrosas y le han sacado los datos de la cuenta bancaria.
Luego depende del sitio donde nos cojan por banda, un encuentro
casual en la calle siempre resulta una solución de compostura del
postureo de ir con prisas, es algo complicado cuando se camina en la
misma dirección, pero como estos encuentros en la calle suelen darse
de frente, el ir en dirección contraria sirve de apoyo a la
compostura del postureo de ir con prisas, mirando el reloj y quedando
de llamar aunque ambos saben que nunca se hará esa llamada. Cuando
nos cogen por banda en un local de hostelería y tenemos ganas de
tomar algo sin tener nada para pagar algo, la compostura del postureo
es hacerse el interesado unas cuantas rondas a cargo del doliente
que, satisfecho de encontrar alguien a quien contar sus dolencias,
pagará de motu propio las consumiciones y es obvio que una vez
satisfecha la sed lo mejor es volver a la compostura del postureo de
ir con prisa o meter a un tercero en la conversación y endosarle al
doliente mientras salimos raudos del local. Hay una situación
complicada cuando nos encontramos a una pareja de conocidos y nos
cogen por banda porque la descripción es en estéreo, apoyándose
mutuamente sin darnos tiempo a respirar en un gorigori profético de
donde acabarán sus dolencias. La compostura del postureo en este
caso es aguantar el chaparrón un tiempo prudencial, suelen ser
amistades a las que no se les puede mandar directamente a freír
espárragos de manera más o menos diplomática, y pasado el tiempo
prudencial tirar de la, ya típica de la era digital, compostura del
postureo de tirar del móvil como si lo tuviéramos en modo silencio
y recibiéramos una inoportuna llamada que nos permite salir airosos
sin ofender a los interlocutores que suelen acabar discutiendo entre
ellos al ver que no se da la razón a ninguno. No puedo terminar sin
reconocer que hay casos de que nos cojan por banda para contarnos sus
dolencias y nos entre un sentimiento de lástima que logra que
aguantemos el chaparrón monologuista de dolencias, pero cuidado
porque este tipo de personas son sabedoras de que despiertan lástima
por la razón que sea y que pueden hasta conseguir que le invitemos a
comer o darle unos euros. La mejor compostura del postureo es ir con
prisa o bien cortar en seco su monólogo de dolencias y ponernos a
contarle las nuestras propias, reales o mejor aún inventadas, que
hará que quiera despedirse porque una cosa es dar la brasa y ser un
palizas y otra aguantar a uno que no sea uno mismo. Recordar por
último que una compostura del postureo dubitativa, de silente
escucha o de comprensiva empatía sólo lograrán que nos den la
paliza durante minutos que pueden llegar a parecer interminables.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
http://theadversiterchronicle.org
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