Con la
colaboración del profesor T. A. Rambaina
en exclusiva para The Adversiter
Chronicle
PATÉ DE HÍGADO DE CERDO ENLATADO
Hoy
toca hablar de un clásico de nuestra vida gastronómica de alimentos
enlatados como es el paté de hígado de cerdo que despierta odios y
pasiones. Quienes vivieron el lanzamiento del formato aún recuerdan
la fascinación y la ilusión que despertaba ver una lata de paté de
hígado de cerdo, un alimento nuevo e innovador que pronto pasó a
formar parte de la lista de la compra hasta el día de hoy donde ya
es un clásico más del arsenal de la despensa donde siempre, se
quiera o no, hay al menos una lata cuando no un lote de tres. Nadie
mejor que nuestro asesor científico para hablarnos de tan suculento
alimento para unos y repudiado por algunos...
-Estamos
ante un completo alimento cuyo formato enlatado se hizo popular nada
más salir a la venta. Es cierto que hay personas cuyos casos
particulares les impidan gozar de una rebanada tostada con un poco de
paté de hígado de cerdo, pero en consumidores sin
contraindicaciones comerse una lata de paté de hígado de cerdo es
similar a comerse un huevo: técnicamente nos estamos comiendo un
pollo y por tanto técnicamente nos estamos comiendo un cerdo.
Cuchufletas aparte, los ingredientes no engañan a nadie porque
tenemos hígado de cerdo, tocino de cerdo, papada de cerdo, carne
magra de cerdo, proteína de cerdo y además harina de arroz, fibra
vegetal, sal, aromas naturales y el reconfortante nitrito sódico
como conservador. Todo ello en un formato ideal para dos comensales,
antes llegaba para cuatro pero no aumentar el precio conlleva
disminuir el contenido. Como alimento no tiene reproche en su
categoría y como enlatado es ya un clásico de la gastronomía de
alimentos procesados industrialmente y enlatados.
-Es
otro alimento que pasa de generación en generación. A la infancia
les encanta porque es uno de los primeros alimentos que surgen cuando
se deja de ser un bebé y se pasa a ser infancia porque coger una
tostadita y untar el paté de hígado de cerdo es algo que se
recuerda siempre. En tiempos de servicio militar obligatorio fue a la
soldadesca acuartelada lo que las latas de atún para el obrero,
parte imprescindible de la dieta y mucha gusa se calmó con laterío
de paté en noches cuarteleras. Y el bucle se repite siempre dando a
la infancia que luego serán adultos consumidores que pasarán a su
vez a la siguiente generación el gusto por el paté. Ahora hay paté
en laterío de distintas clases, formas y sabores, pero quien más y
quien menos alguna vez en su vida prueba una lata de paté clásica,
de la misma forma que los sibaritas del laterío están dispuestos a
pagar más por exóticos patés en vistosos envases de cristal, pero
el paté de hígado de cerdo es lo que es y el resto son adornos,
vistosos y llamativos, pero sólo adornos que desvían la atención
del auténtico paté de hígado de cerdo, ya sea enlatado u encerrado
en un tarro de cristal.
-Es
mejor untarlo bien que lo mismo enriquece al humilde pan que a la
burguesa tostada. Desde luego que devorarlo a cucharadas conlleva que
se gasten las latas de manera endiablada. Tenga en cuenta que es un
alimento complementario y que no puede servirse de primer plato, no
queda bien a la vista de los comensales y es mejor camuflarlo de
entremés, una leve capa sobre la superficie del pan o la tostada.
Comerlo en bocadillo untando el paté de hígado de cerdo como si
fuera crema de cacahuete puede conllevar ligeras flatulencias y en estómagos delicados auténticas arcadas nada más verlo, aunque
toque disimular si se come en sociedad como en saraos, bodas,
bautizos y convites en el tanatorio. Lo importante es saber qué se
come y no hay que engañarse de que el paté enlatado es cosa de unos
pocos, es un alimento universal que en un momento dado tienta, otra
cosa es que luego repitas o se opte por aborrecerlo y tenerlo lejos
de la alacena, pero siempre suele haber una lata de paté de hígado
de cerdo se quiera o no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario