Suplemento
viajero cutre de The Adversiter Chronicle
Viaje a comprar un
pantalón
El
viajero mira el escaparate sintiendo esa placentera, y a la vez con
ligero desasosiego, pequeña fiebre consumista cuando buscamos algo
mirando escaparates. En realidad el viajero no ve muchos y siempre
son los mismos, aquellos que están en su ruta en el coche de San
Fernando, éste lo ve mutar según la temporada, una tienda de ropa
de vestir y de cama, a la vieja usanza donde no hay marcas de
relumbrón ni de refilón, pero tiene buen género a precios
asequibles. Por alguna razón al viajero le reconforta ver el
escaparate a lo largo del año, ahora en época de navidades y su
consumismo, luego las rebajas para dejar paso a la temporada de
primavera y así sucesivamente. Hay cosas apetecibles en el
escaparate, aquí unos pantalones, al lado unos polos seguidos de
unos jersey de invierno, chaquetas...
El
viajero entra en la tienda, con un pequeño mostrador a su siniestra
y un amplio local con mostradores a la siniestra con estantes detrás
donde se cuadran pantalones de todo tipo. Atiende al viajero un
dependiente más cerca de jubilarse que otra cosa y le trae a
requerimiento del viajero un surtido de pantalones vaqueros de su
talla, advirtiendo el viajero al tendero que si son elásticos sería
mucho mejor, dada la experiencia del viajero en otros viajes a
comprar pantalones...
El
viajero escoge un par, están de oferta que no parece tal para los
parámetros adquisitivos del viajero, a los que ha estirado de la
cintura para comprobar su elasticidad, aquí el viajero tira de
experiencia porque en anterior compra de pantalones, uno le abrocha
bien y el otro con algo de esfuerzo y apreturas, no es elástico, y
cuando consigue abotonarlo y subir la cremallera todo parece
correcto; lo malo es que si se agacha un mínimo, mete las manos en
los bolsillos o simplemente el bamboleo al caminar, la cremallera se
viene irremediablemente abajo dejando abierta la puerta de las
intimidades de bragueta. Esta vez el viajero es prevenido y escoge un
par que sólo se diferencian en el tono de color...
Al
viajero le indica el dependiente que puede ir al probador, eufemismo
para definir lo que es en dimensiones un ataúd para cadáver obeso y
tampoco muy ancho. Hay un largo espejo, estrecho al fondo, una percha
en la siniestra y un taburete que reducen el espacio operativo del
ataúd. De puerta una cortina que al cerrarla del todo queda abierta
de un extremo y cuando el viajero se pone a igualar la cortina
descubre que si tapa de un lado queda resquicio en el otro. Le invade
cierto pudor y es tarde para dar marcha atrás, así que se
dispone a descalzarse, tiene que apoyarse en un lateral y descubre a
tiempo y con horror que es simplemente una pared de contrachapado
cuando al descalzarse casi pierde el equilibrio y se apoya con la
mano, tiene la sensación de que le sobresale el culo por la cortina.
Si descalzarse fue un pequeño suplicio, al quitarse el pantalón
para probar el par nuevo fue un auténtico tormento. Tras lograr
sacar las perneras haciendo malabarismos en la estrechez del probador
de dimensiones de ataúd, el viajero cuelga, lo intenta, el pantalón
pero se cae de la percha siendo lo más escandaloso que la calderilla
del bolsillo echó a rodar libremente por el suelo del probador-ataúd
del que escaparon rodando al exterior. El viajero se mira perplejo en
el espejo, en calcetines y calzoncillos con polar y maldice a las
estrellas. Saca casi a gatas la cabeza por la cortina y atina ver las
tres monedas fugadas, cada una un poco más alejada, y estira los
brazos para cogerlas, observando de reojo que el dependiente y una
repartidora han hecho un intervalo es sus negocios para mirar al
viajero a gatas salir de la cortina a recoger monedas...
El
viajero se prueba los pantalones, lo cierto es que abrochan con poca
opresión sobre el ombligo y las cremalleras parecen robustas,
capaces de permanecer cerradas que evitarán al viajero salir a la
calle y comprobar continuamente que no se le abrió la cremallera.
Logra el viajero desvestir los pantalones y vestirse de nuevo, amén
de calzarse y atar los cordones, sin causar estragos, maldiciendo el
taburete y la jodida percha, qué decir del espejo que ni siquiera
refleja del todo la cintura del viajero, hay un espejo más grande en
la tienda, pero tener que calzarse y descalzarse para probar el par
de pantalones le pareció demasiado fatigoso, ese maldito probador de
dimensiones de ataúd le estaba provocando un ligero ánimo de pánico
y desea salir al exterior cual Lázaro...
El
viajero aprovecha para echar un vistazo al género expuesto, hay un
poco de todo, pese a que clientes no hay ninguno salvo una señora
pagando que muestra claros síntomas de esa soledad navideña donde
se sale de compras por charlar con alguien más que por necesidad,
pero la turra de la buena señora colma la paciencia de la
dependienta que lleva la caja registradora y acabando la del viajero
a cada segundo de espera a que termine la buena señora, que ya pagó
y todo, pero se empeña en seguir de cháchara que no interesa ya ni
a la dependienta ni el viajero...
Ha
salido un poco el sol cuando el viajero sale de la tienda, echa un
último vistazo al escaparate y afronta el asfalto con esa alegría
consumista de haber hecho una compra, se dice a sí mismo que
necesita un utensilio de la ferretería que hay en su camino y se
dirige...
Pero
ése, ya es otro viaje.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido Salt Lake
City, Utah Director Editorial: Perry Morton Jr.
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Una sección de
F. O. Roffön en exclusiva
para The Adversiter Chronicle
La falta de gol pesa
como una losa y el Málaga C. F. tres goles nos endosa
Se
llegaba a la última jornada del año con el ambiente de derbi ya en
la afición aunque quedaba recibir a un Málaga C. F. con vitola de
buenos guarismos a domicilio, deseando sumar puntos para ascender
puestos en la tabla clasificatoria y, de paso, empatando a puntos con
el Real Sporting de llevarse la victoria en El Molinón, los
rojiblancos con cierto optimismo por cuanto la mala racha de derrotas
se rompió con el empate de la pasada jornada. Sí dos ausencias
notables como es el intrépido Dubasin por acumulación de tarjetas y
del colombiano Otero aún de enfermería. Se presumía un buen
partido y no había que perder comba porque los carbayones también
estaban ufanos ante su encuentro con el Córdoba en `El Tartierón´
y ansiaban llegar al parón navideño y al derbi de enero con una
victoria que le consolidara en puestos nobles...
La
cosa ya empezó a oler un tanto a mal fario con la derrota previa de
los carbayones frente al Córdoba y al comienzo del encuentro la
grada ya hacía cuentas de ganar al Málaga C. F. Y si alguien no vio
el partido y se fija en el marcador bien podría pensar que los
jóvenes y no tan jóvenes atletas del once sportinguista fueron
apabullados por el equipo visitante, nada más lejos de la realidad
porque el partido se resume en que al Real Sporting le falta gol, no
es mala racha ni demás milongas de mal fario. El primer tiempo fue
disputado por ambos conjuntos con un Real Sporting que trenzaba
jugadas y rondaba el área rival, el cual se mostraba ordenado y
disciplinado amén de tener a su favor los dioses de los postes y
larguero, de fallar éstos ya estaba de última trinchera un felino
Herrero que interceptaba balones cuando ya se cantaba gol, dos
equipos serios y competitivos donde unos jugaban sin remilgos de
local y el adversario de visitante, agazapado y alerta a pillar a
contrapié al rival. Y tras el descanso se esperaba más de lo mismo
con tranquilidad en la grada por ambas aficiones ya que visto el
primer tiempo parecía claro que quien marcara primero podía
llevarse el partido. Y cuando aún estaban los culos de la parroquia
sportinguista buscando su asiento para disfrutar del segundo tiempo,
nada más empezar el Málaga metió un zarpazo letal a la meta de
Yáñez por medio de Baturina que dejaba al Molinón, salvo a la
afición visitante, con cara de haba y el BAR tragando rápido el
pincho porque con el tanto inesperado que ponía el marcador en
contra casi nos atragantamos más de uno. Sin embargo el Real
Sporting puso cerco al Málaga que tiraba de oficio y disciplina con
los astros de su parte viendo como se desbarataban una tras otras las
oportunidades de gol rojiblancas. Así hasta el minuto ochenta y dos
cuando Campuzano obtuvo recompensa a su bravura tras chutar a gol
cuando Herrero intercepto el penalti pero el lanzador remató el
rechace del portero igualando el marcador. Comenzaban unos minutos
finales donde se mascaba que el Real Sporting podría remontar hasta
que en siete minutos Dioni hizo trizas el sueño con dos zarpazos
mortales, el segundo ya en tiempo de descuento, que dejaba a su
afición saltando de alegría y a los parroquianos del Molinón
cariacontecidos, se había jugado bien frente a un buen rival y se
tuvieron ocasiones para haber goleado y sin emabargo los goleados
fuimos nosotros. Esta vez el VAR estuvo de nuestro lado pero no la
fortuna del fútbol que son los goles, no es que no se llegue o no se
creen ocasiones, ambas cosas se logran pero esta vez los postes y
larguero eran malagueños. Partido disputado de poder a poder y una
vez más el rival tuvo más acierto de cara al gol, hay que felicitar
al Málaga C. F. y nada que objetar a su victoria ganada en buena
lid.
Y
tras dos semanas de competición en dosis intravenosas llega el descanso
navideño, triste para la afición porque añora la competición y
oportunidad para los equipos de recargar pilas, hacer cuentas,
corregir errores y pulir talentos. Se llega al parón navideño con
los carbayones en el sexto puesto con 35 puntos, cinco menos tiene el
Real Sporting que baja hasta el noveno puesto de la tabla
clasificatoria. Puede verse la botella medio llena, a sólo veinte
puntos de lograr la permanencia en teoría, u bien medio vacía
porque tras una primera vuelta en puestos nobles se llega al parón
navideño descendiendo puestos. Lo importante es que se sume hasta
lograr la permanencia y lo que venga ya se verá. Hay que conjurar la
racha de goles que se fallan y un buen bálsamo sería doblegar a los
carbayones en su feudo marcando más que ellos. Así que felices
fiestas y ver qué nos depara 2025 a nivel futbolero...
F.
O. R.
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Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido Salt Lake
City, Utah Director Editorial: Perry Morton Jr.
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Víspera del sorteo de
lotería inherente a las navidades y me sigue ilusionando ver la
ilusión de la gente en que toque al menos un pellizquito...
El Sorteo del Gordo es
algo que reconforta entre tanta ponzoña diaria, como otras cosas que
están ahí cada año y hacen pensar que mientras sigan es que la
cosa va bien. Al menos va mejor que donde la lotería sustituye los
bombos por cargadores y las bolas por munición, que suele tocar más
que con bombos y bolas, cierto que nadie celebra cuando le toca esa
lotería, hecho papilla cadavérica o un pellizquito en forma de
muñones y pedrea en silla de ruedas...
Si somos capaces de
unirnos en algo tan tonto como un sorteo de lotería, lo digo porque
nadie reclama su parte del Estado, incluyendo a quienes no lo
reconocen pero viven de él; digo que podíamos unirnos en la misma
comunión para todo aunque no tengo mucha esperanza...
En mi caso particular no
tengo fe ninguna en la lotería, si tuviera caudales para empezar a
comprar en cada sitio donde me llevara mi guay buga por motivos de mi
guay trabajo que me proporciona ingresos guay, la jodida vida sería
guay comprando lotería y cuando llegue mañana tener tantos décimos
de tantos números de tantos sitios es fijo que algo toca...
Tengo una participación
de mi fiel peluquero, una modesta participación de 0,20 aurelios y
me doy por satisfecho. Confieso que algo de angustia en días previos
como hoy que veo a todo el mundo con sus décimos, hablando de sus
décimos y algún rumboso compartiendo décimos. Ese desasosiego
escuchando el sorteo y temblando ante la posibilidad de que toque en
algún número del barrio y que debo ser el único que no compró los
décimos. Entonces, de manera implacable cada año, esa sensación de
alivio, de descanso y de paz cual evacuación intestinal con ganas
contenidas cuando pasa el sorteo y un año más no ha tocado a nadie
cerca, mirando la participación de mi peluquero satisfecho porque me
he ahorrado un pastón en décimos no premiados. Luego llega el
sosiego de ver que sí, ha tocado cerca pero poco, ha tocado mucho
pero lejos y ningún familiar de mi entorno salió a por tabaco
cuando cantaron el Gordo sin que nadie le haya visto desde entonces y postales con remite anónimo desde Malibú...
A fin de cuentas, la vida
no deja de ser un juego de azar y azaroso, hay otras loterías y
otros premios que no tienen forma de décimo ni son en vil
metálico...
Y a nadie le gusta estar
gordo aunque sea en tiempo de Navidad.
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Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido Salt Lake
City, Utah Director Editorial: Perry Morton Jr.
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Suplemento
televisivo cutre de The Adversiter
Chronicle
GH 2024: Juan rompe las
apuestas y gana con las botas puestas tras una semana anodina y una
final con sordina
Ha
finalizado, por fin, una edición de GH con concursantes anónimos de
la plebe que fue esperada con ansia y esperanza por amantes del
formato ya saturados de sucedáneos con famosos, famosetes y
famosillos con sus pendencias de afuera que tenían altavoz en la
convivencia con estridencias, entretenido al principio y saturado al
final. Se esperaba una edición recuperando la fiesta de juventud
sin importar la edad que era GH, y hablamos en pasado porque la cosa
fue rara desde el inicio, concursantes que se conocían del exterior
con rollito pasado como Violeta y Luis, el tono de Jorge Javier de
inquisidor del reino que tuvo su clímax en la expulsión por la
audiencia de Mayte, condenada al ostracismo mientras que un expulsado
por motivos de comportamiento de macho alfa patriarcal y nada
progresista del Adrián que estuvo en la gala de la final y hasta se
le permitió soltar discurso tras su draconiana expulsión, algo
inédito en expulsadas y expulsados antaño por motivos
disciplinarios. Qué decir de que ha ganado un concursante expulsado
dos veces por la audiencia y repescado por Adrián a cambio de que si
ganaba uno de los dos verían reducido el premio, que haya ganado
Juan es la prueba irrefutable de una edición rara de bemoles por
alterar lo que era GH con gente de la plebe sazonando la misma de lo
peorcito de las ediciones con famosos, famosetes y famosillos,
alteraciones que deconcertaban a los propios concursantes avezados y
duchos del formato desde que tenían chupete en la boca...
La
última semana de convivencia en la casa con los cuatro finalistas
fue completamente anodina con Óscar ora consolando a Violeta, ora
tocando los bemoles a Juan con la sonrisa autocomplaciente de Ruvens
cual titiritero con su marioneta, la chicha estuvo en debates y galas
con los familiares y estirando de relleno, tal era la falta de
contenidos, las tramas de Nerea, Luis y las madres que los parieron,
en sentido literal. La primera expulsión de finalistas recayó en
Violeta que sólo ansiaba salir para encontrarse con su amorcito, el
cantamañanas televisivo del Edi. Violeta cagó su concurso cuando
quedó obnubilada por Edi, idiotizada con las turras y siendo el
avatar de Edi cuando se enconaba con Daniela o Maica, la verdad es
que no se entendía mucho su presencia en la final porque la pobre
llevaba sin vivir su concurso hace casi dos meses para desespero de
su santa madre. Y el caso es que Violeta nos hace empatizar, su dulce
rostro que enamora a la cámara, su hechura de mujer y sin embargo
con esa sensualidad en el tránsito de joven a adulta, siempre que se
la mire de cintura para arriba...
Muy
mona pero hizo el mono por culpa de Edi.
Y
llegó el jueves con la gala final que tuvo como principal atractivo
y atracción de feria de tercera, el descubrimento por parte de GH
para paliar la sequía de la España profunda y convertir secarrales
en fértiles campos de cultivo, de pastos y bien regados por agua de
lluvia: los municipios interesados sólo deben contratar a Vanessa y
a Jorge porque mano de santo, oiga, auténtica mano de santo, ni la
danza apache a Manitou o los aviones chinos soltando ioduro de plata
en las nubes, Jorge y Vanessa ponen a la sequía tiesa. ¿Pero quien
tuvo la ocurrencia de poner a estos dos de banda sonora a grito
pelado y puesta en escena de prime time televisivo en la URSS del
camarada Chernienko?; digno colofón birrioso y cutre a una edición
ídem. Luego la presencia en plató de Adrián, que siempre se
condenaba al ostracismo a quien era expulsado por motivos
disciplinarios y que huele a evitar demanda por su parte al programa
por daños y tal. Jorge Javier actuando tarde mal y nunca atento a lo
que había que hacer y una gala final de lo más simple que se ha
visto...
Ruvens
dio la sorpresa cuando ya se mascaba que la final finalísima sería
entre él y Óscar, pues se quedó con la miel en los labios y se
rompió más de una apuesta con su expulsión y quedar tercero. De Ruvens ya hemos dicho en anteriores crónicas que es muy inteligente,
deconcertado en ocasiones por los giros en el programa nunca vistos
por alguien que se ha tragado todas las ediciones y que tiene una
personalidad cuando menos peculiar. Al principio crucificó a Óscar
a terminos casi de sanción, pero es un estratega y vio que era una
táctica errónea. Le manipuló y disfrutaba observando las
trifulcas, haciendo el ganso hedonista en las conexiones con las
galas y debates, ínfulas de director de cine, manicuras de estrella
locutora radiofónica y concursante genuino de GH con gente de la
plebe que vivió su concurso a sus maneras, que fue expulsado,
repescado y se plantó en la final. Aunque no quiso aparentarlo,
estaba en shock porque en su fondo interior se veía disputando la
final con su perrillo faldero...
Hala,
coge el móvil y rueda algo; si es cuesta abajo y a trompicones,
mejor que mejor, salao.
Y
llegó la hora de la verdad, en plató gritos de ánimo a Óscar que
disfrutaba como ha hecho todo el concurso, hay que reconocerlo, en
otro concursante genuino que perdió las opciones de los votos de la
audiencia al no percatarse de que se hizo el pelele de Ruvens, que él
no lo ve así, a lo mejor si tiene la santa paciencia de ver como
espectador la edición se cae de la burra como se cayó del pedestal
quedando segundo. Óscar es un caballero y es un espíritu alegre,
dicharachero, que quiere ser un truhan pero es un señor y un
caballero. Nadie ha entendido que estaba en su casa y hablaba de
todos con todos y casi todas. Lo malo es que por obra y gracia de
Ruvens pues se encabronó sin muchos motivos y casi ninguna razón
con el resto a medida que iban pasando las semanas, lo de esta última
semana con Juan era completamente desquiciante y sin venir mucho a
cuento. En condiciones normales se hubiera medido en la finalísima
en duelo mortal con Maica, la gran ausente de la final...
Fue
un buen concursante y un mal pelele.
Juan
se alzó con el triunfo final rompiendo casi todas las quinielas y
siendo el gran tapado de la edición. Mueble estoico durante gran
parte de la edición, un adulto entre tardo-adolescentes disfrutando
en parque de atracciones, casi enigmático su rostro imperturbable,
que tuvo de Sancho Panza al patán del Adrián y la charla siempre
amigable de Jorge, maná suficiente para soportar la convivencia de
corral que le rodeaba. Fue el primer sorprendido de que fuera
expulsado por segunda vez por la audiencia y a los diez minutos
estaba de nuevo concursando, le ha costado tijeretazo del premio en
metálico, siendo para casi todos y casi todas una incógnita su
victoria sobre dos pesos pesados de la edición como Óscar y Ruvens.
Las tres última semanas es verdad que ya andaba algo desquiciado y a
la vez sorprendido de que iba librando de la terna de expulsiones por
la audiencia. El equipo de cata televisiva estamos convencidos de que
ni él mismo se creía con opciones y el intríngulis de su victoria
estriba en que se llevó el voto de quienes no querían ni gustaban
de Óscar y Ruvens con sus movidas en la recta final del concurso.
Por otra parte la mayoría vio a Óscar en su parte de víctima y
otra parte como pelele, lo cual hizo que el voto de castigo dando la
victoria a Juan rompiera todas las cábalas. ¿Si en vez de Juan
fuera otro u otra el tercero en discordia? Pues hubiera sido más
lógico que Violeta entrara en el trío del podio, pero para joder a
Ruvens qué mejor que dar la victoria al rival que más ha temido y
nunca seducido en la casa como ha sido Juan, siendo además culpable
de las fobias últimas hacia Óscar que hubiera sido el justo ganador
por puntos. Pues ganó el Juan que, como dijo alguien con dulce voz
melodiosa de trino en primavera sobre un junco chino, nadie se
acordará de quién era...
¡Y
menos mal que no se le salió un zapato en sus bailes porque se carga
el cámara fijo!
Y se
echa el telón de una edición muy ansiada que desde luego ha sido
única, dudamos que la próxima sea tan cutre, con un elenco un poco
más variopinto que den vidilla y no en bucle día tras día. De
Jorge Javier no decimos nada porque es lo de siempre, una sombra del
presentador que era y con vaivenes donde tan pronto sonreía y reía
cuchufletas con Mayte y cuando sale la recibe en plató como si
hubiera matado a su burro en el jardín. Casi estuvo más animado el
rollo de los familiares en plató, lo de las madres de Luis y Nerea
merece hacer una serie de comedia bufa, y no entendemos lo del Adrián
y tampoco dan explicaciones...
Edición
decepcionante, sin más.
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Una sección de
F. O. Roffön en exclusiva
para The Adversiter Chronicle
Se saca un valioso
punto en Anduva frente a un C. D. Mirandés de aupa
El
fútbol también son rachas, la alegre y positiva donde se encadenan
victorias salpicadas de algún empate y está la mala racha, ese
bajón en rendimiento que se da en todos los equipos. Si los
grandones berran en cuanto ven la mala racha, para los equipinos
suelen ser fatales truncando ilusiones clasificatorias y
decepcionantes resultados donde no parece salir nada. Y se rendía
visita al feudo de un C. D. Mirandés que se presentaba en racha de
resultados, bien clasificado y con buenas referencias en las
crónicas. Enfrente un Real Sporting que parecía entrar en una mala
racha si no lograba el triunfo en Anduva. Las aficiones tienen un
tercer ojo para percibir las malas rachas, derrotas cuando se pudo
haber hecho algo más, juego sensiblemente peor para lo visto hasta
ahora y esa sensación de que una derrota nos hundiría en la tabla
clasificatoria tras dormir gran parte de la temporada en puestos
nobles...
Representación
sportinguista en las gradas, bastante desangeladas, para un partido
que tuvo tres partes. La primera duró los primeros veinte minutos
con juego en el centro del campo intentando los locales atacar con
ímpetu y precisión mientras que el Real Sporting se afanaba en
defenderse y lanzar balones largos a Caicedo, novedad en la
titularidad junto al recuperado Curbelo tras una larga e insidiosa
lesión. Pasado el minuto veinte el partido sufrió un parón con
susto tras un choque entre el recuperado Curbelo y el mirandés
Izeta. La cosa fue tal que la retransmisión televisiva activó el
protocolo y no pinchaba imágenes de los jugadores, ya con la
ambulancia presente en el césped y obligando a ambos entrenadores a
realizar un cambio obligado. El BAR estaba en ronda de pinchos y
bebercio y casi se nos atraganta el pincho cuando el VAR chivó
al árbitro una posible mano y posible penalti. Hubo consulta del
árbitro en la pantalla VAR y el BAR pegado a la pantalla cuando
decidió pena máxima y sería Lachuer en el veintisiete quien
lanzaría el penalti que el bravo Yáñez no acertó a parar engañado
por el rival sobre la dirección del chut. Aquí comenzó otra parte del partido con el
Mirandés que veía que se reanudaba el juego tras el parón con el
marcador a favor. Se llegó al descanso sin grandes apuros para los
locales mientras los jóvenes y no tan jóvenes atletas del once
rojiblanco trataban de recuperar el ritmo creando ocasiones más o
menos claras. Pero en el segundo tiempo se vio un partido distinto
por ambos equipos, el Mirandés se puso el traje de faena para
defender su ventaja en el marcador sin renunciar al contragolpe
mientras que el Real Sporting aceleró una marcha poniendo cerco al
área rival, pero con una garrafal falta de acierto en ocasiones y el
cancerbero local atajando otras. La entrada de Campuzano por Caicedo
aportó más flexibilidad al conjunto sportinguista, el bueno de
Caicedo debe pulir algunas cosas, pero el partido parecía condenado
a no moverse el marcador cuando en el ochenta y dos el desconcertante
Robert Pier se redimió del ramalazo que le había dado minutos antes
con tarjeta amarilla y dando manotazos incluso a quien iba a
animarle, pero con el gol se le perdona. Ningún equipo quiso jugar
el tiempo restante al empate y hubo emoción en los minutos finales.
La falta de acierto nos condena siempre por errores defensivos, los
cuales marcando se enjuagan sin problema y que resultan desesperantes
cuando se fallan de forma continuada, fallo entre comillas porque los
contrarios también juegan, pero hubo ocasiones, tres en el primer
cuarto de hora, que llevan esa ley de Murphy que dice que fallando
eso se pierde el encuentro. Esta vez hubo fortuna y se arranca un
valioso punto tras enfrentarse a un C. D. Mirandés competitivo y que
sabe lo que quiere y como ejecutarlo, es cierto que tuvo el VAR como
condicionante a favor, pero supo jugar con ventaja, con el balón y
sin el balón. Empate justo u injusto, depende del BAR con el que se mire el
VAR, pero se le aceptó como árbitro de compañía para ayudar al
árbitro interpretar si hubo o no mano, falta y demás vicisitudes
durante el lance del juego. Es tontería discutir porque es el
árbitro quien tiene la potestad de interpretar la jugada con el VAR
y poco importa lo que brame el BAR. Hay que afinar puntería para
compensar las pifias en defensa que suelen acabar en gol del
contrario y el secreto del fútbol es marcar más que el contrario.
Se
desciende al noveno puesto en la clasificación con treinta puntos,
quedan sólo veinte para asegurar la permanencia a priori, y
recibimos a un Málaga en la zona media de la tabla a sólo tres
puntos de distancia en el onceavo puesto de la tabla clasificatoria.
Los carbayones hicieron los deberes en Zaragoza y cosecharon los tres
puntos en juego que les aúpan al cuarto puesto con treinta y cinco
puntitos que les hacen dormir en puestos nobles y seguramente
envalentonarse con sueños de grandeza. Ya se huele ambiente a derbi
asturiano y ambos conjuntos querrán una victoria frente a Málaga y
Córdoba respectivamente que no lo pondrán fácil. De momento se
evita entrar en mala racha a nivel psicológico y una victoria el
próximo sábado sería balsámica para irse de buen rollito a
disfrutar de las fechas navideñas.
F.
O. R.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido Salt Lake
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Unas memorias de
Antón Rendueles en
exclusiva para The Adversiter Chronicle
Juegos de patio de
colegio
Aunque
el balón era omnipresente en el patio de recreo, había juegos que
eran periódicos y se ponían de moda unas semanas. Al menos el
recuerdo que tengo es que sucedió en todos los cursos de
EGB, en mayor o menor medida. Estaban las canicas, auténtica fiebre contagiosa que hacía que
nos afanáramos en conseguir canicas coloridas, algunas más grandes
y la élite de las canicas de acero como las de las máquinas de
petacos. Aunque luego las partidas se disfrutaban, era la caza de
ejemplares y conseguir llevar alguna canica que destacara era donde
estaba la esencia. Pasada la fiebre de las canicas, estaban las
chapas protagonistas de carreras en circuitos dibujados con tiza en
el suelo. Lo de las chapas era un auténtico arte y había frikis que
llegaban con la chapa toda maqueada, customizada que dicen ahora,
donde sujeto con plastilina había una foto o algo en el reverso de
la chapa. Los más sibaritas hasta le ponían un cristal que era la
envidia del resto de jugadores. También entrábamos en fiebre del
juego de las cartas de coches, unos pequeños naipes con fotos de
coches de Fórmula 1 con sus características técnicas de potencia,
peso, velocidad máxima y demás. Se jugaba escondiendo la carta y
citando una característica, como el peso por ejemplo, y el otro
jugador debía mirar la misma en su carta, el ganador que en el caso
del peso era el que menos pesara, se quedaba con la carta del
contrario. Tenía su tranquillo, por ejemplo el poco peso ganaba a
Ferrari que era imbatible en velocidad y potencia. Y estaba la
estrella de los juegos de patio de colegio periódicos que era la
peonza. Aquí si que la fiebre era compulsiva y contagiosa. Se jugaba
en el patio del colegio, en la parada del autobús, practicabas en
casa y cuando regañaban porque podía fastidiarse el suelo de la
cocina se pasaba a la calle. Había competiciones de duración del
giro de la peonza y recuerdo que solíamos caparlas del pitorro
superior y lanzábamos la peonza intentando que cayera de punta sobre
la peonza rival justo donde estaba el pitorro porque corría la
leyenda de patio de colegio de que si se acertaba se lograría partir
por la mitad la peonza rival. Yo nunca fui testigo de tal cosa, pero
era como El Dorado del patio de colegio lograr romper la peonza rival
y siempre había alguien que afirmaba que era verdad. Inocentes
juegos que formaban parte del universo escolar y que nos mantenían
entretenidos una temporada, buscando canicas coloridas o
excepcionales, pidiendo bolas de rodamientos a mi padre para
conseguir tener una de acero. Las chapas me daban mucha pereza porque
no me fascinaba maquearlas con foto de alguien y un cristal. La
peonza sí que me gustaba y pasé gratos momentos cogiendo técnica.
Sería imperdonable que me olvidara del rey de los juegos de patio de
colegio que era el yoyó. En el yoyó sí que había categorías.
Estaban los torpes como yo, siempre pensaba que no podía haber
alguien más torpe, y estaban luego los virtuosos. La fiebre
comenzaba buscando un yoyó, uno simple para empezar y cuando se
cogía maña se pasaba a otros más sofisticados. Nunca pasé del
nvel básico de bajar y subir el yoyó, tampoco me fascinaba ser un
virtuoso porque era consciente de mi torpeza para llegar a ser tal,
pero disfrutaba observando algún compañero de patio haciendo
acrobacias con un yoyó que hasta tenía luz. Era todo un universo
aquellas fiebres temporales donde jugábamos compulsivamente en el
recreo mientras el mundo giraba con sus vueltas y revueltas.
Antón
Rendueles
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City, Utah Director Editorial: Perry Morton Jr.
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Una sección de
F. O. Roffön en exclusiva
para The Adversiter Chronicle
Derrota frente a un
Racing Club de Ferrol efectivo de cara al gol
Semana
trepidante con jornada el próximo miércoles, se recibía a quien
parecía víctima propiciatoria para conjurar los males futbolísticos
y seguir durmiendo en puestos nobles de la tabla clasificatoria
frente a un Racing Club de Ferrol que presentaba mala racha de nueve
jornadas, en puestos de descenso. Además, la presencia del máximo
accionista porque tocaba junta de los mismos donde una temporada más
el club presenta déficit, aunque sigue menguando. Se oyen voces
críticas con el Grupo Orlegi sobre si busca rentabilidad, pues claro
que la buscarán y en el caso sportinguista pasa por ascender a
Primera y consolidarse en la misma, quien diga lo contrario miente y
de momento se cumplen con creces el objetivo de no descender ni pasar
apuros de permanencia. Por lo general se tardan tres temporadas en
formar un bloque sólido y competitivo así que toca paciencia y no
regalar nada al contrario de turno...
Y
todo parecía ir bien en unos primeros quince minutos de encuentro
donde el Real Sporting arrollaba y llegaba al área ferrolana, pero
se marraron tres ocasiones claras y se cumplía el minuto dieciséis
cuando el contrario coge un balón y en primorosos pases que culminan
en disparo de Nacho que de forma incomprensible Christian Joel deja que se le
escurra el balón que ponía en ventaja al Racing de Ferrol, una de
esas paradojas que hacen mágico el fútbol donde el dominado logra
tanto en su primera oportunidad, para alegría de la hinchada gallega
en El Molinón. El VAR revisó y aunque en el BAR los cagamentos y
juramentos eran audibles desde el exterior, lo cierto es que a la
pifia defensiva se sumó la pifia del bueno de Christian Joel que no
se acababa de asimilar en la grada cuando en el veintisiete de nuevo
los ferrolanos pillan pelota, se la pasan magistralmente y endosan el
segundo tanto por medio de Dorrio. La cosa era increíble y el
desánimo cundía en la parroquia rojiblanca cuando los jóvenes y no
tan jóvenes atletas del once sportinguista lograron acortar
distancias por obra y gracia de Olatxea que nos metía de nuevo en el
encuentro y se podía igualar la contienda antes de llegar al
descanso. Ilusiones del tonto de los cojones porque en el cuarenta y
cinco Aitor Buñuel culminaba otro ataque visitante que ponía el
marcador en un descorazonador 1-3, dando gracias de que llegara el
descanso y que el Racing de Ferrol era de los menos goleadores,
porque si llega a ser de los máximos sería para echarse a temblar
con su efectividad en meter gol con tres de tres. El segundo tiempo
comenzó con los rojiblancos achuchando y el Racing de Ferrol
haciendo gala de una sólida disposición defensiva y la solvencia
bajo palos de Jesús Díaz. Los cambios no fueron el revulsivo de
otras veces y finalizó el encuentro sin moverse más el marcador con
alegría visitante que logra tres valiosos puntos en su lucha por
salir de puestos de descenso y que hizo gala en El Molinón de una
efectividad del cien por cien. El Real Sporting no tuvo su día,
comenzando por el portero y siguiendo por el resto, Gelabert debe ser
más continuo y la delantera afinar la puntería. Si se lograran
materializar ocasiones fallidas se podría maquillar la mala defensa,
pero si no se es efectivo de cara al gol se cumple esa máxima que
dice que fallando tanto se pierde el partido, y si tienes delante un
Racing de Ferrol que lo es al cien por cien, sencillamente nos
acribillan. Felicitar a los gallegos por el gran partido y cura de
humildad para la parroquia sportinguista.
Y
jornada pasado mañana frente a un Mirandés que va tercero en la
tabla clasificatoria y que aspirará con llevarse los tres puntos.
Hay que ganar sí o sí porque es necesario para no perder comba con
los puestos nobles, salir de la mala racha y seguir sumando puntos
que garanticen la permanencia y soñar con lo que venga una vez
conseguida. Los carbayones salieron victoriosos frente al Granada en
`El Tartierón´ y duermen en cuarta posición con 32 puntos,
el Real Sporting desciende al noveno puesto con tres puntos menos que
los carbayones. Toca entrenar a tope para subsanar defectos y una
nueva derrota, tampoco es que nos hunda en la miseria, haría cundir
desánimo y la sensación de estar en la típica pájara en la
temporada, nada mejor que una victoria a domicilio para conjurar
nubarrones de desilusión.
F.
O. R.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido Salt Lake
City, Utah Director Editorial: Perry Morton Jr.
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Supongo que ha llegado la
hora de acicalar el acantilado con algún emotivo motivo navideño...
El árbol me da pereza e
ilusiona a partes desiguales. Tengo un par de guirnaldas luminosas de
LED, hasta traen un mando a distancia con secuencias programadas de
distintos colores y duración; atisbo que en las ventanas se suelen
poner y de noche la verdad es que quedan monas, pero gasta cuatro
pilas el cajetín de las lucecitas de marras y montarlas para no
encenderlas por el tema de gasto en pilas me hace parecer algo
gilipollas y rata en cuanto a gastos...
Me decantaré por el belén, de estos sin complicaciones porque viene todo pegado ya. Con
la familia cobijada y hasta un ángel que se puede colgar de la
techumbre. He pensado rodearlo de guirnaldas luminosas y en un
rinconcito del acantilado quedará muy chic, creo...
El problema son las
jodidas gaviotas que ven algo nuevo y se lanzan voraces sobre lo que
vean, sea o no comestible. El árbol quedó inservible amén de
cagado profusamente y de las luces, como no las enciendo, no hay
estragos, pero el belén ya es otra cosa. No me imagino al bebé dios
ser picoteado con saña y a sus padres igual de picoteados cuando no
ingeridos con salvajismo inherente a las salvajes gaviotas...
He pensado montar una
cafetería, con mesas y sillas, de consumiciones bien provistas de
apetitosos pinchos. Así, cuando estén las mesas servidas las
gaviotas irán a por los pinchos, ventajas de un acantilado sin
techumbre para ellas, y dejarán en paz mis adornos navideños, amén
de cagar en cualquier otro sitio que no sea mi espacio vital...
Es una buena idea, pero no
me salen las cuentas...
Debo estar aturdido de
tantas cuentas de cuentistas.
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Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido Salt Lake
City, Utah Director Editorial: Perry Morton Jr.
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Suplemento
televisivo cutre de The Adversiter
Chronicle
GH 2024: Se llega a la
última semana de concurso con elenco de finalistas irrisorio, Edi y
Nerea se quedan fuera de la final mientras en plató se enzarzan las
suegras y Maica ajusta cuentas con Óscar que encuentra a Juan un
poco pasado de rosca.
Se
encara la última semana de concurso con todo el pescado ya vendido,
los concursantes finalistas matando el tiempo y la emoción se
traslada al plató de galas y debates donde las madres de Nerea y
Luis, incluyendo la abuela de la primera, mantienen una gresca
descomunal para espanto de Nerea que cuando entró en plató tras ser
expulsada no daba crédito al esperpento y engarramiento de las
suegras con un Luis atrapado en medio, al borde del llanto y el
derrumbe psicológico tratando de capear el temporal. Sin embargo, hubo un hecho cuanto menos curioso, y es que Adrián que fue
expulsado de forma draconiana reapareció contando una historia de
que lo ocurrido afectaba a sus familiares. Nunca se ha dejado
expresarse a ningún concursante expulsado de forma draconiana y
resulta sospechoso que hayan permitido al Adrián soltar su discurso,
como si esos efectos nocivos en la salud de la familia de Adrián
fueran una advertencia de tomar medidas legales y el concurso quiso
curarse en salud dejando hablar al expulsado disciplinariamente, algo
raro hay...
La
casa entró en ese estado lánguido típico cuando ya hay finalistas
con nada que hacer. Ruvens sigue manipulando a Óscar que desahoga su
estrés con un Juan que gana enteros a cada día que pasa y que pasa
un poco de las movidas con Óscar. Violeta sigue sin querer despertar
en la realidad que se cuela en su sueño de enamorada de un Edi que
le ha dado la turra en dosis intravenosas. Hubo la sección del
tribunal y juicios a los concursantes que ha sido lo mejorcito de una
edición demasiado alterada hasta convertirla en un sucedáneo de lo
que era el formato de GH con gente anónima. Al final quedan unos
finalistas un tanto inesperados para lo que fueron sus trayectorias
en el concurso y hay que sumar los finalistas que fueron ya
expulsados por la audiencia dos veces mientras que pesos pesados de
la edición verán la final desde sus casas.
El
primer expulsado finalista fue un Jorge que ha sido un auténtico
mueble, con tendencia a la llorera lacrimógena, enamorado en
silencio de Violeta y que se animó un poco en las semanas finales
aunque sólo para dar la nota más que cambiar su convivencia. La
segunda expulsión de finalistas recayó en Nerea, que es consciente
de que tiene un problema de bemoles con sus celos compulsivos y sus
perretas de niña pequeña. Y el último finalista en ser expulsado
fue un Edi que deja un sabor amargo en su concurso, visto desde el
sofá siempre ha dado la impresión de no ser sincero con Violeta
porque él enamorado no ha estado. Edi ha despertado odios y pasiones
mostrándose intrigante, manipulador, cargándose el concurso de
Violeta y queriendo imponer su criterio de forma sibilina y
tendenciosa, amén de que se veía en la final con opciones. Será
interesante ver cómo se las apaña ya en el exterior para ver a su
rollito sin que Violeta no se sienta engañada y decepcionada, que
algo ya lo está desde hace quince días...
Así
que la última terna de finalistas queda reducida a cuatro, Violeta
que si expulsaron a Edi lo lógico sería que fuera también
eliminada. Un Ruvens y un Óscar que parten como claros favoritos a
disputarse el premio final con permiso de un Juan que ha ganado
enteros pese a no contar por dos veces con el gusto de la audiencia
que vota. En lupanares, antros y garitos de apuestas es Óscar el
favorito para alzarse con la victoria del premio, aunque Juan se
cotiza y la sorpresa sería que Violeta se impusiera. Queda por tanto
esperar al próximo jueves y dar carpetazo a una edición anómala y
extraña.
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