Víspera del sorteo de
lotería inherente a las navidades y me sigue ilusionando ver la
ilusión de la gente en que toque al menos un pellizquito...
El Sorteo del Gordo es
algo que reconforta entre tanta ponzoña diaria, como otras cosas que
están ahí cada año y hacen pensar que mientras sigan es que la
cosa va bien. Al menos va mejor que donde la lotería sustituye los
bombos por cargadores y las bolas por munición, que suele tocar más
que con bombos y bolas, cierto que nadie celebra cuando le toca esa
lotería, hecho papilla cadavérica o un pellizquito en forma de
muñones y pedrea en silla de ruedas...
Si somos capaces de
unirnos en algo tan tonto como un sorteo de lotería, lo digo porque
nadie reclama su parte del Estado, incluyendo a quienes no lo
reconocen pero viven de él; digo que podíamos unirnos en la misma
comunión para todo aunque no tengo mucha esperanza...
En mi caso particular no
tengo fe ninguna en la lotería, si tuviera caudales para empezar a
comprar en cada sitio donde me llevara mi guay buga por motivos de mi
guay trabajo que me proporciona ingresos guay, la jodida vida sería
guay comprando lotería y cuando llegue mañana tener tantos décimos
de tantos números de tantos sitios es fijo que algo toca...
Tengo una participación
de mi fiel peluquero, una modesta participación de 0,20 aurelios y
me doy por satisfecho. Confieso que algo de angustia en días previos
como hoy que veo a todo el mundo con sus décimos, hablando de sus
décimos y algún rumboso compartiendo décimos. Ese desasosiego
escuchando el sorteo y temblando ante la posibilidad de que toque en
algún número del barrio y que debo ser el único que no compró los
décimos. Entonces, de manera implacable cada año, esa sensación de
alivio, de descanso y de paz cual evacuación intestinal con ganas
contenidas cuando pasa el sorteo y un año más no ha tocado a nadie
cerca, mirando la participación de mi peluquero satisfecho porque me
he ahorrado un pastón en décimos no premiados. Luego llega el
sosiego de ver que sí, ha tocado cerca pero poco, ha tocado mucho
pero lejos y ningún familiar de mi entorno salió a por tabaco
cuando cantaron el Gordo sin que nadie le haya visto desde entonces y postales con remite anónimo desde Malibú...
A fin de cuentas, la vida
no deja de ser un juego de azar y azaroso, hay otras loterías y
otros premios que no tienen forma de décimo ni son en vil
metálico...
Y a nadie le gusta estar
gordo aunque sea en tiempo de Navidad.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
http://theadversiterchronicle.org
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