El árbol me da pereza e
ilusiona a partes desiguales. Tengo un par de guirnaldas luminosas de
LED, hasta traen un mando a distancia con secuencias programadas de
distintos colores y duración; atisbo que en las ventanas se suelen
poner y de noche la verdad es que quedan monas, pero gasta cuatro
pilas el cajetín de las lucecitas de marras y montarlas para no
encenderlas por el tema de gasto en pilas me hace parecer algo
gilipollas y rata en cuanto a gastos...
Me decantaré por el belén, de estos sin complicaciones porque viene todo pegado ya. Con
la familia cobijada y hasta un ángel que se puede colgar de la
techumbre. He pensado rodearlo de guirnaldas luminosas y en un
rinconcito del acantilado quedará muy chic, creo...
El problema son las
jodidas gaviotas que ven algo nuevo y se lanzan voraces sobre lo que
vean, sea o no comestible. El árbol quedó inservible amén de
cagado profusamente y de las luces, como no las enciendo, no hay
estragos, pero el belén ya es otra cosa. No me imagino al bebé dios
ser picoteado con saña y a sus padres igual de picoteados cuando no
ingeridos con salvajismo inherente a las salvajes gaviotas...
He pensado montar una
cafetería, con mesas y sillas, de consumiciones bien provistas de
apetitosos pinchos. Así, cuando estén las mesas servidas las
gaviotas irán a por los pinchos, ventajas de un acantilado sin
techumbre para ellas, y dejarán en paz mis adornos navideños, amén
de cagar en cualquier otro sitio que no sea mi espacio vital...
Es una buena idea, pero no
me salen las cuentas...
Debo estar aturdido de
tantas cuentas de cuentistas.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
http://theadversiterchronicle.org
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