Suplemento
televisivo cutre de The Adversiter
Chronicle
GH 2024: Se llega a la
final a trompicones con expulsión draconiana del Adrián por ser un
galán garrulo y patán; Maica, y primero Daniela, es por la
audiencia expulsada tras pelearse con Óscar y el resto de la casa
mientras que Edi siembra dudas en Violeta sobre si, sentimentalmente,
será un jeta
Si
algo le faltaba a esta edición para ser tergiversada, sumado a
expulsiones para volver a entrar con chismes de fuera alterando la
convivencia y concursantes expulsados hasta dos veces y que se
plantan en la final, ayer jueves la cosa perdió todo remedio con la
expulsión draconiana de Adrián, que obligó a parar las votaciones
porque estaba nominado. En ediciones normales se hubiera suspendido
la expulsión semanal porque no hay tiempo a meter a nadie ya, de tal
manera que todos los habitantes pasaran a la final. Pues no, la
expulsión interrumpió pero no canceló la expulsión semanal siendo
una clara favorita a finalista con opciones de victoria como era
Maica la expulsada, en unas votaciones condicionadas porque a falta
de más explicaciones, al menos claras que no hicieran pensar que
Maica denunció en el confesionario la actitud de Adrián, garrulo y
patán como galán desde que entró en la casa, y seguramente
condicionó que Maica tuviera voto de castigo por chivata...
Y con
todos y todas en la final más la expulsión draconiana de Adrián,
todo queda en segundo plano y casi en el pasado. Tampoco habría
mucho que contar salvo que Óscar y Maica anduvieron a la greña y
las turras insidiosas de Edi pusieron a todos y todas contra Maica,
destacando Violeta que ya sólo ve y oye por Edi, un auténtico
cantamañanas televisivo que encima, cenutrio, le escupe a Violeta
que tiene rollo en el exterior, que tiene dudas mientras le suelta
las turras y hasta le dice a Violeta cómo debe vestirse, actitud
patriarcal que Violeta no ve por ningún lado, pero entre que no le
gusta que le bese delante del resto y que tiene rollo pendiente
fuera, la pobre Violeta se comienza a sentir engañada y mancillada,
cuando despierte del sueño y vea que Edi además la utiliza para
controlar y manipular al resto le va a saber a cuerno quemado. La
petarda de Nerea anda lamentándose de qué pasara fuera con Luis y
resto de sus comeduras de tarro, amén de despotricar veladamente
sobre Edi a Violeta cuando ésta le cuenta en confidencia sus dudas
sobre el cantamañanas televisivo del Edi. Pero todo se alteró con
la expulsión draconiana de Adrián...
Fue
una sorpresa, Jorge Javier lo anunció con tono solemne y cara de
haba, y se mostraron las imágenes con Adrián en el confesionario
sin saber de qué iba la cosa. Porque el intríngulis está en la
cosa donde, a diferencia de la primera amonestación con amenaza de
expulsión si se repetian comportamientos que pasaran la línea roja,
ni Adrián, ni Maica ni nadie en la casa vio ni denunció
comportamiento inadecuado de Adrián. Resumiendo la película, andaba
el Adrián en plan tontito en la habitación donde estaba recostada
Maica con Violeta y Nerea en la estancia, el garrulo y patán del
Adrián como galán seguía tocando los bemoles un poco a Maica, pero
no pasaba de tonterías por parte de la moza e intentos más
atrevidos del mozo que de repente hizo un amago de `hacerse un
Rubiales´ mas sin tocar labios, un amago demasiado próximo que a
Maica la hizo saltar, pero en apariencia quedaba como otra torpeza
del Adrián intentando una carpeta imposible con una Maica sensible
por la pérdida de Daniela el martes, Óscar martirizándola y el
resto chinchándola, así que Maica dejaba al Adrián arrimarse en el
buen sentido de tener con quien hablar o desahogar al verse falta de
apoyos de verdad. Y esto es como los penaltis en el fútbol, el
árbitro no pita nada pero avisan del VAR que al revisar la jugada
como que hay contacto y penalti. El gesto de Adrián no pilla de
sorpresa y se ve que está acostumbrado al galanteo patán y garrulo
de discoteca en horas de efluvios espirituales de alto octanaje, fue
un gesto feo e impropio de estos tiempos donde la justicia a veces se
confunde con inquisición. Maica no denunció, le dijo en el momento
que de qué iba haciendo eso, un amago de beso que no llegó al
contacto y es evidente que la audiencia pensó en principio que era
cosa de Maica y Jorge Javier tardó mucho tiempo en aclarar que Maica
no tenía nada que ver. Resultado: Adrián a la puta calle y Maica
castigada con la expulsión por la audiencia, así de simple.
El
martes hubo expulsión adelantada, había que aligerar peso de número
de concursantes, y fue Daniela quien mereció los votos de la
audiencia para expulsión. Daniela resultó desconcertante al
principio del concurso, casi desagradable. Sin embargo, es el genuino
ejemplo de concursante que se va mostrando como es a lo largo del
concurso, con personalidad propia que lograba que no fuera expulsada
semana sí y semana también. Junto con Juan, ha sido la adulta de la
edición, dando consejos, ánimos, aclaraciones y siendo capaz de
capear temporales que sus antagonistas en la casa no dejaban de
desencadenar. Ha llegado lejos teniendo en cuenta que fue ya
expulsada y que tenía a todos y todas en contra, sin perder nunca la
cara y respondiendo a los ataques. Merecía ser finalista y ha sido
uno de los pesos pesados de la casa sin tanto glamour y postureo que
el resto.
Abigarrado
tropel de finalistas, comenzando por un Edi que merece quedarse con
la miel en los labios por manipulador, ir de lo que critica en los
demás y por no ser sincero con Violeta, amén de ser un cantamañanas
televisivo. Está un Jorge que igual gana de rebote, demasiado
sensible para imaginarlo asaltando una trinchera enemiga, deteniendo
su ataque informando al superior de que son buena gente, que no hay
que matarlos, que son muy buena gente. Está Juan que aún se
pregunta cómo está en el concurso si lo expulsaron dos veces y con
opciones de ganar por ser el más normalito con el impedimento de
que también uno de los más raritos, aunque sea falsa percepción y
queda un concursante que ha vivido la experiencia sin caer en el
infantilismo del resto aunque el estrés ya muestra síntomas en su
persona y le llega el final de la edición justo a tiempo para no
acabar por desquiciarse. Está la inefable de Nerea, por favor, es
como unas paperas de mosca cojonera y no merece estar de finalista,
igual hasta gana. Y Óscar,
el auténtico favorito tras la marcha de
Maica, lengüetero, chismoso y a la vez el encanto de un dandi, un
tipo que vive el concurso y se muestra como es, o lo aceptas o lo
aborreces, pero nunca te deja indiferente. Por supuesto está
Violeta, fermosa doncella mancillada por el juglar del Edi que ha
cagado su concurso las últimas semanas siendo manipulada por Edi
para ir en contra de Daniela y de Maica, se llevaría el premio por
su belleza pero está lastrada por Edi y sería una sorpresa su
victoria. Y dejamos para el final al figura del Ruvens que no merece
ser finalista y sin embargo tiene méritos para ganar por ser otro
concursante genuino de GH aunque resulta aborrecible ver sus
artimañas y manipulaciones. Gane quien gane, la edición está
demasiado lastrada con finalistas ausentes y ausencia de finalistas
con peso salvo Óscar si nos ponemos ortodoxos del formato...
La
audiencia dirá, si no estiran el chicle hasta el sorteo de la
lotería de navidad, que puede ser.
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