The Adversiter Chronicle

jueves, 12 de diciembre de 2024

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre

Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle

Libro:
El Conde-Duque de Olivares 
-El político en una época de decadencia-
Autor: John H. Elliot
Editorial: CRÍTICA S. L.
Traducción: Teófilo de Lozoya
Edición: 2012

La propuesta de hoy es una deliciosa biografía de una figura desconocida para el gran público que dirigió los asuntos de la política española en una época crucial que marcó la decadencia de España como potencia europea, con sus distintos reinos sostenidos en su mayor parte por Castilla que ya mostraba síntomas de agotamiento, los reinos peninsulares negando su cuota de participación en hombres de armas e impuestos, con una Francia que comenzaba su ápoca de esplendor tomando el relevo de España como potencia europea y las provincias protestantes desafiando el poderío naval español y portugués interfiriendo el comercio con las indias y ocupando zonas de Brasil. De la mano del autor nos sumergimos en la época de Olivares de forma amena, ágil estilo narrativo y la emoción de los acontecimientos y los hechos que atrapan en su lectura despertando fascinación lectora que logra que se lea de un tirón, logro reconocido y que hace que el interés en la lectura no decaiga en ningún momento...

John H. Elliott (Reading1930, Londres 2022) maestro de hispanistas y Premio Príncipe de Asturias en 1996, ha enseñado, a lo largo de su dilatada carrera académica, en el Trinity College de Cambridge, en el King´s College de la Universidad de Londres, en el Institute for Advanced Study de Princeton y en la Universidad de Oxford, de la que fue Regius Professor desde 1990 hasta su jubilación en 1997.
Contraportada parca en datos y en Internet podréis encontrar más información del autor, yo sin más verborrea os dejo unas breves reseñas que os inciten a su apasionante lectura:

Un joven Olivares consigue un cargo en la corte...
"Aunque no habrían faltado razones para temer la influencia que sobre el joven heredero al trono pudiera ejercer un personaje tan dominante, era de suponer que a Felipe III le aguardaban todavía muchos años de reinado y, en cualquier caso, don Gaspar no era una personalidad demasiado seductora. Robusto y achaparrado, con una nariz prominente, negros bigotes y una barba recortada, su aspecto externo distaba mucho de resultar atrayente. Efectivamente, el torso y los hombros exagerados le daban el aspecto de un jorobado; tal vez ya por entonces hacía aquellos movimientos involuntarios y repentinos de cabeza, manos y piernas que luego observarían quienes le conocieron y que acaso revelaban una dolencia epiléptica hereditaria. Aunque era un gran jinete, su salud nunca fue buena -como tantos otros miembros de la nobleza española probablemente estaba afectado de sífilis-, e incluso podría dudarse de su salud mental. A finales de la década de 1630, se alegó que siendo niño había sufrido épocas de trastornos mentales, pero resulta difícil saber si estos comentarios no eran más que habladurías maliciosas de sus enemigos. Sin embargo, a sus contemporáneos les chocaban sus repentinos cambios de humor, en los que alternaba una excesiva blandura con violentos arranques de cólera. Asimismo, los periodos de euforia se alternaban con momentos de profunda depresión, en los que pedía que le dejaran enterrarse en cualquier lugar apartado y que le olvidara todo el mundo. Pero es posible que todo esto no fuesen más que las reacciones de un hombre de estado sometido a una gran presión; y si, como al parecer opinaban sus contemporáneos, la personalidad de Olivares tenía algo de extravagante, da la impresión que logró desarrollar una fuerte disciplina interna que lo ayudó a ocultar sus emociones y mantenerlas bajo férreo control."

Los envíos de plata desde las Indias...
" El descenso de los envíos de plata de las Indias y la decadencia general del comercio español en América habían dado pie durante los dos últimos años a muchos debates, y habían provocado una lluvia de memoriales y proyectos sobre el asunto. Aparte de los cambios fundamentales de la demanda producidos en el mercado americano, que -como argumentaba López Pereira en uno de sus memoriales- tenía un exceso de existencias, todo el mundo sabía que era este un comercio dominado por el fraude a gran escala. Esta situación se daba tanto en el envío de mercancías con destino a las Indias, que, para evitar el pago de aranceles, apenas eran consignadas en la documentación presentada a las autoridades, como en el comercio de metales preciosos y demás bienes que se cargaban con destino a Sevilla. Según un informe confidencial presentado al Consejo de Estado en 1617, cuando la flota que regresaba de América fondeaba en Sanlúcar, se sacaban de los galeones durante la noche grandes cantidades de plata no declarada y se trasladaban en szecreto a bordo de otros barcos procedentes del norte de Europa que esperaban a las afueras del puerto, cargados con más plata traída de Sevilla a Sanlúcar so pretexto de pagar las mercancías importadas. La organización del comercio con las Indias se hallaba en manos de una asociación de mercaderes que lo monopolizaba, el Consulado de Sevilla, acusado por la Casa de Contratación (que supervisaba para la corona el comercio con América) de ser en gran medida responsable de estos fraudes. Lo cierto, sin embargo, es que el fraude y la corrupción alcanzaban a todos los estamentos, desde los oficiales de la Casa de Contratación a los del propio Consejo de Indias."

Olivares y un Felipe IV que busca su espacio como Rey...
"El 17 de junio de 1629, Olivares presentó al rey una serie de preguntas relativas a asuntos políticos de capital importancia, solicitando a Felipe que escribiera sus respuestas al margen. El resultado de ello constituye uno de los pocos documentos que se nos han conservado en los que se levanta el velo que cubre las relaciones de trabajo existentes entre el rey y su ministro, aunque no queda claro si el formato de preguntas-respuestas que presenta constituía el método normal de comunicarse que tenían, o si esa forma reflejaba alguna nueva tensión momentánea en sus relaciones. No cabe duda que se veían menos que durante los primeros años del reinado, en parte al menos porque Olivares había delegado su oficio de sumiller de corps en su yerno, Medina de las Torres, en 1626. No obstante, en una carta escrita al conde de Castro en agosto de 1629, Olivares se quejaba de la, increíble obstinación del rey y decía de sí mismo `estar de tres años tan retirado de su persona y de todas las cosas de gusto, que de estas totalmente no sé nada, y la asistencia el día que más es de un cuarto de hora´. ¿Hemos de creer realmente estas afirmaciones? Castro se hallaba en Viena como delegado especial ante el Emperador, y Olivares no tenía nada que perder haciendo hincapié en su falta de influencia ante el rey en unos momentos en los que las relaciones que mantenían Viena y Madrid eran bastante tensas, debido a la aparente renuencia de Felipe a dejar que la reina de Hungría emprendiera su viaje a Austria. Pero también es del todo plausible la hipótesis de que un rey de veintipocos años que con tanta frecuencia había tenido que oír que debía tomar las riendas del gobierno, intentara, aunque fuera de manera vacilante, poner cierta distancia entre su persona y la de un privado cuya ayuda al mismo tiempo necesitaba y resentía."

Guerra con Francia...
"Según parece, el conde-duque no albergaba la menor duda de la necesidad de la guerra con Francia, y de que, efectivamente, no había manera de evitarla, del mismo modo que tampoco le cabía ninguna duda de la lealtad innata de los vasallos castellanos del rey y de sus cualidades marciales. La nación, decía al Consejo, había sido siempre fiel a su rey; y, a pesar de la `crianza tan extravagante de nuestra juventud, me pongo de parte della y de la nación´. El problema radicaba en cómo explotar esa lealtad y en cómo emplearla de la manera más ventajosa. Castilla podía hacer mucho, pero no podía hacerlo todo, y había quienes aducían que lo que ahora se le pedía era hacer lo imposible. En particular, el íntimo amigo y confidente del conde-duque, el conde Humanes, se sentía claramente incómodo. Menos de tres meses antes de morir en otoño de 1635, escribió un curioso documento en el que trataba los problemas de la monarquía, que, a su juicio, se veía actualmente en un estado tan lamentable por su persistente determinación de aferrarse a Flandes y Milán. El remedio que proponía era abandonar los Países Bajos españoles y emplear cinco o seis millones de ducados anuales que pudieran ahorrarse de ese modo en mejorar las defensas de España y las Indias. Abogaba también porque se cediera al cardenal-infante, en calidad de ducado independiente, Milán, cuyo principal valor para la corona consistía en servir de base militar para el envío de tropas a los Países Bajos. La monarquía, reducida así a España, las Indias, Nápoles y Sicilia, resultaría más fácil de defender, y el rey sería en realidad más poderoso de lo que era en la actualidad. Este proyecto de retirada y reducción de gastos no hizo mella, que se sepa, en las ideas del conde-duque."

Dificultades financieras en 1642...
"Las consecuencias de la falta de plata -y de confianza- resultaban dolorosamente visibles. El 23 de abril, el embajador de Venecia comunicaba que, durante los últimos nueve días, desde que se había tenido noticia por segura la marcha del rey, el premio de la plata por vellón había subido en un 50 por 100 y se hallaba ya con el 300 por 100 o más. Una de las consecuencias de la vertiginosa caída del valor del vellón era que los precios de las mercancías que había en las tiendas eran completamente arbitrarios, con lo que la miseria se generalizaba. Según el anterior despacho del embajador de Venecia, fechado el 16 de abril, el clero denunciaba al gobierno desde los púlpitos y Madrid y Sevilla se hallaban al borde de la sublevación. La nobleza, la mayoría de cuyas rentas provenía de los cobros de sus censos, juros y demás instrumentos de crédito, se hallaba empobrecida hasta la desesperación, y el rey no podía sacar partido de sus rentas en Castilla, pues los contribuyentes pagaban en vellón. El cambio de planes producido cuando Felipe salió de Aranjuez el 23 de mayo constituye también un indicio de las dificultades que entrañaba la financiación del viaje. Su primer destino no era ya Valencia, donde habría tenido que pagarlo todo en plata, sino la ciudad castellana de Cuenca, aún, por fortuna, dentro del reino de vellón."

Muerte del rival francés de Olivares...
"Aquel `solo accidente´ acaso hubiera ocurrido ya. Al parecer, la noticia definitiva de la muerte del cardenal Richelieu, acaecida en París el 4 de diciembre de 1642, no llegó a Madrid hasta primeros de enero. El día 10, el conde-duque recibía una carta de don Francisco de Melo, escrita en Bruselas el 11 de diciembre, en la que confirmaba el fallecimiento y se valoraban las repercusiones que ello podía tener para España. A juicio de Melo, los esfuerzos bélicos de Francia se debilitarían, pues el sucesor del cardenal, Mazzarino, `es agudo estadista, pero ni puede mandar con autoridad ni tiene la vehemencia y violencia del Cardenal para seguir el curso que había empezado´. Para colmo, Luis XIII se hallaba alicaído y no había de vivir mucho. Todo ello había de mejorar las perspectivas de paz. El conde-duque coincidía por entero con estas apreciaciones. En el que acaso fuera su último escrito de Estado, redactado el 10 de enero y debatido ese mismo día en el Consejo de Estado, incitaba a sus colegas, ante las noticias recibidas de Francia, a que reflexionaran sobre la grave situación en la que se hallaba la propia monarquía. Era el momento de hacer todo lo posible para conseguir un tratado de paz, aunque fuera a costa de `indignidad expresa´. El Consejo de Estado, constatando que los pueblos de ambos países anhelaban que llegara al fin la paz, se mostraron enteramente de acuerdo con Olivares, acaso por última vez."

Pequeñas gotas del mar de una época y un personaje apasionantes y desconocidos que aportan luz a problemas actuales aunque pueda parecer una época y hechos desfasados. Ideal para amantes de la Historia, mentes inquietas por saber del pasado y en lectura de turno de noche tranquilo, estancias hospitalarias y días de asueto por ajustes en la plantilla. Un libro apasionante que se devora atrapados en el estilo único de John H. Elliot que te atrapa desde el inicio e imprescindible para conocer ese periodo histórico que reconfiguró los equilibrios en Europa y marcó el declive del dominio español en el continente.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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