Una sección de
Kitapayá en exclusiva
para The Adversiter Chronicle
FARCRY 3 – BLOOD
DRAGON
CLASSIC
EDITION
La
propuesta de hoy es un videojuego ideal para periodo vacacional y
descargar adrenalina y mala leche acumulada a lo largo del año: un
videojuego de disparo en primera persona que no se trata de un
videojuego sino de una extensión pero con vitola de videojuego.
Desarrollado por UBISOFT Montreal, lo cual es una garantía en
gráficos, y lanzado en 2013. Es la extensión de FARCRY
3 al que ya
dediqué un artículo tiempo ha, aquella delirante aventura donde
éramos un excursionista que se ve atrapado en una isla dominada por
un delirante psicópata y que tan buen sabor de boca me dejó. La
extensión está ambientada en un universo distópico, que decían
los entendidos en su lanzamiento, con ambiente futurista y estética
tecno. Las animaciones previas tipo cómic resultan sorprendentes y
efectistas con mucho sentido del humor. Inolvidable la primera acción
en un helicóptero artillado donde manejamos la
minigun a
ritmo de rock y merece la pena jugarlo varias veces, más abajo
desvelo el motivo de jugarlo varias veces...
Uno de los aspectos más notables e inmersivos es la
retranca en los tutoriales, los diálogos y
los cuadros de texto que nos indican instrucciones, avisos y advertencias. Cuando la voz ordena abrir el tutorial para lerdos es imposible no dibujar una sonrisa, se nos trata como a reclutas patosos. El videojuego no es nada engorroso a la hora de personalizar o conseguir armamento. Una vez superado el socarrón tutorial para lerdos, disponemos de una rueda de selección donde contamos con una pistola automática, un fusil de francotirador, fusil de asalto, escopeta de cartuchos que es mortal a corta distancia pero que es un coñazo el recargar, un cuchillo de asalto con alevosía y nocturnidad, minas terrestres, C4, granadas y cócteles molotov. Se puede buitrear en los enemigos liquidados y encontraremos, si registramos bien, cajas donde reponer munición, chalecos y medicina.
los cuadros de texto que nos indican instrucciones, avisos y advertencias. Cuando la voz ordena abrir el tutorial para lerdos es imposible no dibujar una sonrisa, se nos trata como a reclutas patosos. El videojuego no es nada engorroso a la hora de personalizar o conseguir armamento. Una vez superado el socarrón tutorial para lerdos, disponemos de una rueda de selección donde contamos con una pistola automática, un fusil de francotirador, fusil de asalto, escopeta de cartuchos que es mortal a corta distancia pero que es un coñazo el recargar, un cuchillo de asalto con alevosía y nocturnidad, minas terrestres, C4, granadas y cócteles molotov. Se puede buitrear en los enemigos liquidados y encontraremos, si registramos bien, cajas donde reponer munición, chalecos y medicina.
La jugabilidad es buena si sois de la prehistoria del
videojuego sin peligro de dislocaciones de pulgares o dedos del
gatillo con ampollas. Mi sensación ya desde el inicio fue la de
estar jugando un videojuego y no una extensión, la inmersión es
total y tiene lo que nos gusta de la saga: ataques con sigilo,
desactivar alarmas, utilizar el arma adecuada en cada combate donde
hay que combinar todas las disponibles, se interactúa con vehículos
y objetos con varias posibilidades y alternativas de llevar a cabo la misión de
turno. Yo elegí el modo difícil y os lo recomiendo. El problema que
tengo es que no tengo ni pajolera idea de cómo narices guardar la
partida, cerraba convencido porque salía el autoguardado pero al
volver a jugar empezaba la campaña de nuevo. Indagando un poco,
parece ser que la opción de guardado por el jugador está disponible
al completar la tercera misión de la campaña, será cosa de no ser
torpe y torpón. Así que aprovechar que la infancia y juventud salen
al sol de verano y gorronear la videoconsola, porque como siempre os
digo:
¡Quien no se consuela es porque no videojuega!
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