Hoy nos
trasladamos a la localidad de Palmamochuelo de Pingarata para
entrevistar al típico urbanita que decide trasladar su domicilio de
la ciudad a una localidad rural. Nadie mejor que Jacinto Brochetas,
vecino desde hace un año en Palmamochuelo de Pingarata, bello páramo
si se es rumiante y que, la verdad, visto en persona no tiene nada en
especial o diferente a cualquier paisaje rural. ¿Cuesta adaptarse de
la ciudad al campo? ¿Con los tiempos que corren es mejor el campo
que la ciudad?
-Decir
que me voy de la ciudad al campo es más sencillo que llevarlo a la
práctica. Supone un cambio de esquemas, de adaptarse a los tiempos
rurales que son menos frenéticos que los de ciudad. Pesan muchas
cosas a la hora de plantearse un cambio tan radical de domicilio. La
pandemia que nos expone a confinamientos domiciliarios, huelgas de
transporte que nos dejan sin suministros en los supermercados, un
misil ruso con giroscopios pakistanís, disturbios callejeros y
delincuencia muy habitual, pagar la viñeta del aparcamiento y
ciertas desavenencias con determinadas entidades bancarias donde
carecer de Internet es una bendición.
-¿Tardó
mucho en encontrar esta casa, pequeña pero coqueta con cierto
encanto arquitectónico lugareño...?
-Si
lo dice por el olor a mierda es estiércol del vecino, un auténtico
gañán que no se le ocurre otra cosa que tener su rebaño, que es un
auténtico rebaño, de vacas estabuladas en plena zona residencial.
Los cencerros al amanecer con la fresca, el muy garañón las saca
por el camino vecinal y lo llenan todo de mierda, de moscas y de
mugidos. ¡Que las guarde en el prado y no en zona residencial! En
fin, respondiendo a su pregunta puedo decirle y debo confesar que la
casa y los terrenos circundantes hasta la casa del cura, eran de mis
bisabuelos pero mi cuñada y mi suegra se encargaron de vender todo
menos esta casita, modesta, pero no le falta de nada, desde la
tranquilidad de Arcadia pastoril de una casa en el pueblo hasta tele
por cable y como el Internet es colectivo por el aislamiento
geográfico esos sabuesos de las entidades bancarias no me localizan
sin faltar agua corriente y hasta cisterna en el váter. Bidé, sí
que no hay. Por tanto encontrar un techo no fue tarea ardua y sólo
me costó ceder a la parienta parte de mi sueldo los próximos
cuarenta años. Es curioso que uno siempre desea que se muera la
suegra y gracias al divorcio deseas que se muera la parienta... ¡Si
es que en la naturaleza hasta se medita la vida!
-¡Qué
dice alma cándida! El autobús de línea pasa dos veces al día y
seguidas. Sin medio de locomoción particular uno se queda atrapado
en este labriego y pastoril lugar. Mire, acompáñeme a la cuadra.
Ahora es garaje y aprecie mi ultratodoterreno donde hay la comodidad
de una berlina y la potencia de un deportivo, comprado a precio de
ganga por el tema de subida de precios. Es lo mejor para estos
andurriales dejados de la mano de Dios. Además, el humo contaminante
no es nocivo como en la ciudad, se disipa entre la naturaleza y el
olor a estiércol. Ya sé, ya sé, huele a mierda que tira para atrás,
es cosa de ese patán de la finca colindante que en lugar de echar
abonos debidamente alterados utiliza, aunque no se lo crea, el
estiércol de las vacas... ¡Si es que están atrasados!
-¡Pueblo
pequeño, Infierno grande! ¡Lleva usted una hora en Palmamochuelo de
Pingarata y ya se ha enterado de mi pleito judicial! Antes de que
saque conclusiones erróneas deje que le explique de qué va el tema.
El de la finca que da a la parte de atrás y a la habitación donde
duermo, ese cateto que tengo por vecino le gustan las jodidas
gallinas y ya se sabe que donde hay gallinas no falta un gallo... ¡Un
gallo hijo de puta que todas las mañanas a eso de las cinco, cinco
y media empieza a cacarear como un poseso! ¡Y estoy hasta los
cojones de las vacas y sus mierdas con cencerro incluido y limpiar
los neumáticos de sus cagadas, estoy hasta los cojones de las
gallinas y estoy hasta los cojones de no poder dormir! ¡Le he
denunciado a él, al de las vacas y hasta a la comisión de fiestas!
Contestando a su pregunta, sígame al corral que le muestre...
-¡Qué tiene que ver un corral con tener o no tener
gallinas! Mire, le presento al Cóndor. Así le llamo, excedente de
la OTAN tras salir por patas de Afganistán. Lo arranco, lo elevo un
metro y medio en vuelo estático y le cuelgo la cesta en el gancho para tal fin. En este
bolsito con cremallera pongo la nota con el pedido. Luego aterrizo el
dron cerca del cruce a la general y espero que pase un nativo en
coche, elevo el dron, lo aterrizo en el techo con suavidad y hala, hasta el súper
del centro del pueblo y regreso volando con la compra. Es magnífico,
sin las aglomeraciones de centros comerciales, sin muchedumbres
contagiando variantes y sub variantes de coronavirus o viruela del
mono. Todo naturaleza y vergel, todo.
-¡El Mustafá, no sé pronunciar su nombre así que le llamo Mustafá y tranquilo que no muerde, es el jardinero pero no encontraba alojamiento y le cedí la caseta, me ahorro un pastón en veterinario y alarmas! Se adapta a todo y sustituye al dron cuando la cesta pesa más de tres kilos, un auténtico atleta porteador, como aquellos de las películas de Tarzán. A veces y cariñosamente, es cierto que donde hay confianza hay asco, le digo: `Yuyu, mangani mutia´, que buenas aquellas películas. Y mire, energía limpia, directa de la conexión al lado de la fuente. Es que la vida rural es una delicia, una auténtica delicia.
-Yo...
Yo... ¡Quiero volver a ver semáforos! ¡Ver escaparates! ¡Ver
mendigos! ¡Quiero salir de aquí! ¡Usted parece pudiente y seguro
que tiene una habitación de sobra! ¡Estoy dispuesto a pagar los
pufos pero no tengo para pagar a un picapleitos! ¡Quiero salir!
¡Quiero vivir! ¡Hasta echo de menos a mi suegra y a mi cuñada,
auténticas arpías hijas de Satanás, pero son mi suegra y mi
cuñada! ¡Hasta disculpo a mi esposa, le regaló al Mustafá que
seguro que tiene buena tranca como el Kunta Kinte, ya sabe! ¡Me haré
progresista y acepto el cambio de sexo de mi esposa! ¡Pero quiero
volver a la ciudad! ¡Ayuda!
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
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