Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Libro: Los
verdugos voluntarios de Hitler -Los
alemanes corrientes y el Holocausto-
Autor:
Daniel Jonah Goldhagen
Editorial:
Santillana, S. A. (Taurus)
Traducción:
Jordi Fibla
Edición:
1997
Cuando
se habla del exterminio de judíos por parte del régimen nazi, suele
decirse que fue Hitler y su dictadura quien contaminó a la sociedad
alemana el antisemitismo y que la mayoría de la población no sabía
la eliminación del judío que se llevaba a cabo en los campos de
exterminio, que las tropas que participaron en las matanzas se vieron
obligadas por órdenes superiores y que además de a la población
judía se trató de forma inhumana a otros colectivos como la etnia
gitana, los rivales políticos y personas homosexuales y enfermas
mentales, sin olvidad a los enemigos del régimen nazi. La propuesta
de hoy es una visión diferente, donde el autor quiere demostrar
analizando al alemán corriente que participó en el Holocausto, los
perpretadores del mismo. Se nos muestra que el antisemitismo y el
odio con rechazo al judío ya formaba parte de la cultura y la
sociedad alemanas antes del ascenso de Hitler al poder y que una vez
el Estado propiciaba el aislamiento social del judío hasta llegar a
la política del exterminio, sólo fue un catalizador de un
sentimiento que formaba parte de la cultura alemana que asimiló al
judío como un parásito biológico que contaminaba al pueblo alemán
y era además culpable de los males de Alemania como nación. Para
ello se analizan los batallones policiales, los campos de trabajo y
las marchas de la muerte buceando en las vidas de los alemanes
corrientes que formaron parte de los tres sistemas de eliminación
del pueblo judío mediante el exterminio.
Daniel
Jonah Goldhagen es profesor ayudante (1997) de estudios
gubernamentales y sociales en la Universidad de Harvard y asociado
del Centro Minda de Gunzburg de Estudios Europeos de Harvard. Su
tesis doctoral, que es la base de esta obra, fue galardonada en 1994
con el premio Gabriel A. Almond de la Asociación Norteamericana de
Ciencia Política a la mejor tesis en el campo de la política
comparada. Tras la publicación de su libro en Alemania, en 1997
Daniel Jonah Goldhagen recibió el prestigioso Premio de la
Democracia.
Datos
sacados de la contraportada y actualizados al año de edición pero
en Internet podéis encontrar más información y más reciente. Y
sin más, unas breves reseñas que os inciten a su apasionante
lectura...
Perpetradores...
“Los
perpetradores trabajaban en instituciones que les asignaban papeles y
cometidos concretos, y sin embargo, tanto individual como
colectivamente, disponían de libertad para optar por unas u otras
acciones. La adopción de una perspectiva que lo reconozca así
requiere que se disciernan, analicen e incorporen toda explicación o
interpretación de conjunto las opciones elegidas por los ejecutores
y, en especial, las pautas de tales acciones. Los datos ideales
responderían a las siguientes preguntas:
¿Qué
hicieron realmente los ejecutores?
¿Qué
hicieron además de lo que era `necesario´?
¿Qué
se negaron a hacer?
¿Qué
habrían dejado de hacer?
¿De
qué manera llevaron a cabo sus tareas?
¿Con
qué facilidad se desarrollaron las operaciones en conjunto?
Al
examinar la pauta de las acciones llevadas a cabo por los ejecutores
a la luz de los requisitos del papel institucional y la estructura
de los incentivos, es preciso explorar dos aspectos más allá del
simple acto de matar. En primer lugar, los alemanes hicieron objeto a
los judíos (y otras víctimas) de una amplia serie de acciones,
aparte de asestarles el golpe mortal. A fin de explicar la matanza
genocida, es importante comprender la gama de los malos tratos que
infligieron a los judíos, lo cual comentaremos en seguida con más
detalle. En segundo lugar, las acciones de los perpetradores cuando
no se dedicaban a actividades genocidas también vierten luz sobre la
matanza. Las percepciones que un análisis de sus actividades al
margen del genocidio ofrece sobre su carácter general y su
disposición para actuar, así como el medio psicológico social en
el que vivían, podrían ser esenciales para comprender las pautas de
sus acciones genocidas.”
El
Volk...
“En
el siglo XIX la ideología del Volk [el pueblo] que hacía las veces
de cemento nacional, un sustituto modesto pero potente de una
organización política unida, fue afianzándose cada vez más. Con
el `descubrimiento´ de las `razas´ germánica y judía a mediados
de siglo, la misma conceptualización de la base del Volk como
lingüística y nacional sufrió una transformación al adoptarse el
fundamento esencialista y aparentemente científico de raza. En 1847
uno de los polemistas populistas y antisemitas más renombrados captó
esta metamorfosis y explicó que la `sensación de vigor´ y `amor a
la patria´ se basaban en el `espíritu cristiano germánico´ y `la
unidad racial germánica´ (germanische Blutseinhei). Los judíos, de
conformidad con la imagen de sangre que era el elixir del pensamiento
racial alemán, constituían los `eternos purasangre de la
extranjería´. El concepto de `raza´ proporcionó al antisemitismo
moderno alemán la coherencia que aún no había alcanzado.”
Muerte
para las vidas indignas de ser vividas, aparte de las vidas judías...
“Es
muy poco plausible sostener que Hitler y quienes llevaron a la
práctica el llamado programa de eutanasia se dispusieran a matar, y
por decenas de millares, a alemanes no judíos con enfermedades
mentales, pro que no considerasen, y no digamos creyesen con una
certeza similar a la religiosa, que los judíos, a los que concebían
como mucho más malignos y peligrosos, deberían compartir ese
destino. Con respecto a quienes los nazis marcaban para el
sacrificio en el programa de `eutanasia´ (aparte del pequeño
porcentaje de judíos entre las víctimas), aunque juzgaban que sus
vidas eran `indignas de ser vividas´, los consideraban sin embargo
mucho menos amenazantes para Alemania. Los disminuidos congénitos y
los enfermos mentales hacían peligrar la salud de la nación de dos
maneras: por su potencial para transmitir sus enfermedades a nuevas
generaciones y, en segundo lugar, al consumir alimentos y otros
recursos. Pero esto era un juego de niños comparado con la supuesta
amenaza que planteaban los judíos, a quienes al contrario que a las
víctimas del programa de `eutanasia´, se les consideraba
voluntariamente malignos, poderosos, empeñados en destruir al
pueblo alemán en su totalidad, y tal vez capaces de hacerlo. Hasta
que los judíos fuesen destruidos, Alemania estaría afligida por esa
plaga.”
Batallón
policial 101...
“La
franqueza d ellos alemanes acerca de sus matanzas genocidas, que
ponían así a la vista
de tantos otros alemanes, hombres y mujeres,
que se encontraban en Polonia, es una indicación de la evidente
aprobación por parte de los ejecutores de sus históricas acciones.
Después de la guerra negaron en general que hubieran aprobado las
matanzas o que se enorgullecieran de ellas, pero nada revela mejor la
falsedad de tales negativas que las fotografías que tomaron los
miembros de aquel batallón para recordar la época que pasaron en
Polonia, de las cuales sólo un pequeño porcentaje ha salido a la
luz. El gusto con que aquellos alemanes tomaban abundantes
recordatorios fotográficos de sus hazañas, incluidas las
operaciones de matanza, en las que aparecen con porte alegre y
orgulloso, como hombres que se sienten totalmente cómodos con su
entorno, su vocación y las imágenes que preservan, es una prueba
convincente de que no se consideraban criminales, y no digamos
responsables de uno de los crímenes más grandes del siglo. “
Campos
de trabajo...
“Otro
campo de `trabajo´ cercano a Lublin ofrece un ejemplo de crueldad y
acción sanguinaria y antieconómica que hace dudar todavía más de
que los alemanes se guiaran por criterios productivos en su
tratamiento de los judíos, salvo en aspectos terciarios,
transitorios. El complejo del campo, que tenía diversos nombres en
los documentos alemanes, entre ellos los de `Campo de trabajo de
Lublin´ y `Flughafen Lublin´ (Aeropuerto de Lublin), aparece aquí
con una de sus apelaciones, el `Flughafenlager´ (el aeropuerto del
campo). Sus actividades económicas principales eran la clasificación
del botín arrebatado a los judíos perecidos en la Aktion Reinhard
y, más adelante, también la producción de cepillos. La planeada
producción de armamento nunca se puso en marcha. Esta producción,
aunque tenía cierta importancia económica, era un producto
secundario de su actividad principal. Lo que producía el campo en
cantidades prodigiosas era cadáveres, los de sus `trabajadores´.”
Las
iglesias alemana protestante y católica no alzaron la voz...
“Durante
todo el periodo del dominio nazi, mientras el gobierno y el pueblo
sometían a los judíos de Alemania y de los países conquistados a
una persecución cada vez más severa que culminó en su aniquilación
física, las iglesias alemanas protestante y católica, sus órganos
de gobierno, sus obispos y la mayoría de sus teólogos contemplaron
el sufrimiento que los alemanes infligian en silencio a los judíos.
Ningún miembro de la jerarquía, como tampoco ninguna de sus
instituciones eclesiásticas, expresaron de una manera explícita su
solidaridad con los judíos ni manifestaron explícita y públicamente
su condena o protesta contra la persecución. Sólo unos pocos
pastores y sacerdotes del nivel más bajo expusieron, o más bien
clamaron en solitario, solidarizándose con los judíos, al tiempo
que reprochaban severamente a las autoridades eclesiásticas por su
silencio. De todos los obispos protestantes de Alemania, sólo uno,
el obispo de Wurm, en una carta confidencial a Hitler, protestó por
la matanza de judíos. Los obispos restantes permanecieron casi tan
impasibles en privado como lo estaban en público, y por lo menos uno
(Martin Sasse de Turingia) publicó un panfleto, erizado de
virulencia antisemita, en el que justificaba explícitamente los
incendios de sinagogas y la violencia antijudía a gran escala.”
Libro
para tratar de comprender el Holocausto llevado a cabo en la Alemania
nazi y que desmonta teorías anteriores de que fue Hitler y su
régimen quien llevó a la locura al pueblo alemán para exterminar a
los judíos, el aterrador descubrimiento de que el antisemitismo ya
estaba presente como ahora hay presentes en la conciencia colectiva
europea un resurgir de los nacionalismos racistas contra los
inmigrantes ilegales, por poner un ejemplo. El régimen nazi
simplemente dio carácter y apoyo institucional al antisemitismo y no
fue nada difícil convertir a ciudadanos normales en genocidas y
cómplices sin que entraran en conflictos morales y éticos acerca de
lo que hacían sufrir a los judíos, que sí podían negarse sin
castigos y por tanto que en el fondo del sentimiento de ser alemán,
lo judío era algo extraño y nocivo al Volk. Lectura para quienes
tratan de encontrar respuestas y como ejemplo de que somos capaces de
lo peor como seres humanos contra otros seres humanos bajo el
paraguas del nacionalismo, la defensa del marco etnográfico y el
racismo amparado por el Estado y la religión.
The
Adversiter Chronicle, diario depndiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
theadversiterchronicle@hotmail.es
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