Leo en la prensa que a un
joven le han dado una paliza de muerte. El desencadenante parece ser que
fue que una pareja interpretó que les estaba grabando con el móvil
cuando en realidad estaba de chateo junto a una amiga y querían
mostrarle a su interlocutora el disco bar donde estaban de copeteo tras el levantamiento del cierre en el ocio nocturno. Cuenta
la crónica que el tipo que le hostió hasta matarlo le llamó
maricón y la víctima respondió que `maricón de qué´. La crónica
hace aquí un inciso y narra como la víctima creció en la
normalidad, tanto de su entorno familiar como de amistades, de su
sexualidad y por eso la pregunta mortal...
Una muerte gratuita y
absurda que muestra dos fenómenos de nuestra sociedad. El primero es
el tema de la intimidad agredida cuando alguien está tomando
imágenes con el móvil, lo usamos para inmortalizar y para
conversar, pero la cámara puede pillar a alguien ajeno y que éste
se sienta agredido en su intimidad pensando que le graban sin
consentimiento. Es algo a lo que no damos importancia pero siempre
hay un energúmeno que monta el pifostio, o como en este caso, se lía
a hostias y además con la certeza de que es un maricón la víctima,
el término gay o simplemente no hetero son conceptos demasiado
avanzados para la gente energúmena que pulula por el asfalto...
El segundo es un claro
ejemplo demostrativo de que todo es cuestión de educación. La
víctima habitaba un entorno que, no toleraba, que ven con normalidad
la sexualidad y la diversidad de géneros. Sin embargo, el verdugo
posiblemente recibió la misma información y educación general para
comprender la variedad de género y sin embargo el poso del concepto
de maricón que siempre iba unido a calificaciones como pervertido,
por citar un ejemplo, subyace en su educación, posiblemente también
en su entorno...
Somos tan inocentes y
crédulos, estamos en un bienestar tal como sociedad, que cuando
avanzamos como tal tendemos a creer que lo que hace un segundo era
injusto resulta justo un segundo después. Algo ha fallado y algo
hemos avanzado. La víctima creyó que vivía entre iguales en cuanto
a moral y ética pero el autor de la mortal paliza vive en otra
realidad, la del segundo antes de que un segundo después la víctima
no fuera considerada legalmente una aberración social, ahí hemos
fallado y falla el Sistema. No basta que un segundo después las
cosas hayan cambiado si no hemos cambiado nosotros...
Una muerte absurda como
los absurdos contagios que repuntan de nuevo y que demuestra que
seguimos fallando porque cuando uno falla, provoca el fallo colectivo
de la sociedad en su conjunto. La víctima tenía nombre pero también
tenía, sin ser consciente, la etiqueta de maricón para alguno de
sus semejantes...
No era culpa suya, es
culpa nuestra como sociedad que pone etiquetas.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario