Suplemento
viajero cutre de The Adversiter Chronicle
Viaje a por chuches
El
viajero sale contento del portal en dirección al kiosco de la mano
de su sobrinito, en una de sus visitas esporádicas al viajero. Está
contento de la compañía y de acudir tras décadas a comprar
chuches...
El
sobrinito da la turra al viajero, acerca del curso recién
finalizado, del verano por finalizar y sobre videojuegos de extraños
nombres para el viajero. También del mundo del manga, universo
remoto para el viajero de extraños tebeos, de extraños comic en las
antípodas de lo que el viajero leía a la edad de su sobrinito. Son
libros que se leen al revés, cosas del Japón le aclara el
sobrinito, y cuyas viñetas parecen cualquier cosa menos una lectura
para la tierna infancia...
El
kiosco es viejo en el bajo de un viejo edificio. Hace esquina y sus
escaparates muestran diversos productos para el consumo infantil y
juvenil. El interior tiene forma de L siendo la línea vertical un
mosaico de revistas y publicaciones en estantes. Al otro lado
consumibles comestibles de todo tipo y condición. La línea
horizontal está dedicada enteramente a los chuches y el sobrinito
del viajero le pide que le dé tiempo a elegir porque nunca había
visto tantos chuches juntos y le solicita que le saque de la máquina
unas pastillas redondas de colores con chocolate en su interior...
El
viajero afronta, no sin temor, enfrentarse al raro dispensador, una
especie de cilindro donde a un tercio de altura está el mecanismo
dispensador así como espacio para colocar debajo un cartucho en el
que caen las coloridas micro chocolatinas. El viajero busca dónde
está la ranura para la moneda y ya el kiosquero le mira con recelo
detrás de un mostrador más propio de una caja bancaria...
El
viajero se percata al fin de que sólo hay que girar una manivela.
Coloca unos de los cartuchos disponibles sobre el dispensador debajo
del surtidor y gira el manubrio. Las micro chocolatinas del tamaño de un guisante aplastado de lata, se esparcen por el suelo con un
ruido considerable y descubre el viajero con pavor que resulta que
hay dos dispensadores y que situó el cartucho receptor en el
dispensador que no era. El Kiosquero sale raudo y con mala cara del
mostrador, pero debe salir por el otro extremo del mismo y le da tiempo al
viajero de vociferar a su sobrino que piense lo que hace, que menudo
lío ha montado, y acude al mostrador donde el kiosquero coge el
cartucho y lo pesa mientras el vijero se queja de su sobrinito y pide
disculpas en su nombre...
Antes
de salir el sobrinito del viajero le da las gracias al kiosquero
porque, según dijo, llevaba dos años buscando unos chuches que por
fin había encontrado, pero el kiosquero ni le mira mientras da el
cambio al viajero que mueve la cabeza ante el desaguisado que armó
su sobrino...
El
viajero sale a la calle con su sobrinito mientras el kiosquero se
afana en barrer y recoger la sección del dispensador. El viajero
pregunta a su sobrino si paran a tomar un café y hacen el número
del hijo de soltero ante la camarera, que siempre provoca charla
animada y generosas raciones de pincho al viajero. Dice que sí el
sobrinito y emprende el camino al abrevadero vespertino del viajero
mientras piensa que...
Pero,
ése, ya es otro viaje.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
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