Suplemento
viajero cutre de The Adversiter
Chronicle
Viaje a la biblioteca
con idas y venidas por despiste y averías
El
viajero mira por la ventana mientras se toma el cafelito matutino y
el cielo anuncia mañana despejada y soleada mas el viajero observa a
la gente que va abrigada y decide dejar el chubasquero por una prenda
de más abrigo. Debe el viajero viajar a la biblioteca donde se
provee de material de lectura. El viajero está optimista como la
mañana soleada, es un paseo que sirve para hacer ejercicio y
tonificar las piernas, podría coger el autobús municipal pero la
biblioteca está a solo dos paradas de la suya y siempre le presta al
viajero dar un paseo hasta la biblioteca...
El
viajero sale del portal y se encamina en la dirección correcta, hay
una pequeña subida pero el viajero se lo toma como un deporte de
esfuerzo. Hay tráfico y peatones pero una vez finalizada la cuesta
el tráfico es más fluido y los peatones se pueden contar con los
dedos de la mano. No cae en la tentación de entrar en la cafetería
que hay de camino a la biblioteca, hace poco del cafelito mañanero y
se plantea que igual lo deja para el viaje de vuelta.
Como
siempre hace el viajero, mientras sube en el ascensor a la biblioteca
del moderno y funcional edificio municipal, echa mano a la cartera en
busca del carnet y descubre con horror y pavor que se ha dejado el
carnet en casa, lo sacó de la cartera para tenerlo a mano y
seguramente se le olvidó encima de la mesa, o tal vez lo ha
extraviado lo cual hace que el viajero se acuerde de todos los santos
para sus adentros. Ofuscado y enrabietado debe el viajero limitarse a
devolver el préstamo y sale de la biblioteca como un toro, pensando
en que ahora deberá hacer otro viaje si quiere material de lectura
siendo la alternativa dejarlo para otro día y mientras tanto leer
alguno de los múltiples folletos publicitarios que a diario dejan en
el buzón...
El
viajero enfila el regreso que se le hace ameno y prefiere deleitarse
a la vez que se mentaliza de tener que repetir el trayecto. Casi sin
darse cuenta llega a casa, sube en el ascensor, recoge el jodido
carnet y baja de nuevo en el ascensor, sale del portal y tira rumbo a
la biblioteca de nuevo no sin antes asegurarse al menos una docena de
veces de que el carnet está en su poder. La cuesta de los cojones al
inicio de la ruta se convierte en una rampa de puerto y las piernas
piden misericordia a su dueño, que reduce el paso y decide que ahora
sí se tomará el café en la cafetería. Sólo hay una pareja que
parecen agentes comerciales y la camarera. El café está rico y el
viajero decide desprenderse del mal humor consigo mismo y sale de la
cafetería con propósito de enmienda y encomienda de volver al
optimismo. Espera que se ponga el semáforo cuando se detiene en un
rápido vistazo en la fachada del centro comercial próximo a la
biblioteca y las apagadas luces de la pasada navidad adquieren un
tinte grotesco en plena cuesta de enero y el viajero recuerda volver
a clase tras las fiestas y sentir la misma sensación grotesca de lo
que antes era alegría ahora es un andamio con bombillas esperando a
que lo retiren hasta las próximas navidades...
El
viajero disfruta entre los estantes de la biblioteca y comienza la
liturgia de buscar título, de hojear, de pasar páginas o mirar
contraportadas. Escogido un título, el viajero se acerca al
mostrador donde el probo funcionario le mira con cara de asombro y le
indica el cartel encima del mostrador donde se puede leer que hoy y
mañana no hay préstamo de libros por avería del sistema. El
viajero siente que en su interior estallan llamas de azufre y vapores
de sulfuro ante tal demostración de despiste por parte del viajero
tras patearse dos veces el camino de ida y quedarle una segunda del
de vuelta más volver dentro de dos días...
El
viajero regresa al hogar rezongando y el ruido insoportable del
tráfico es banda sonora de su cabreo y frustración que le invade a
cada paso, ya cansado y cansino del viaje de regreso, idas y venidas
como la vida misma y el recuerdo constante de cómo se puede ser tan
gilipollas. El viajero toma la decisión de realizar medidas
preventivas y avisa en el curro que ha cogido la gripe, baja la
persiana y se mete en la cama de la que no piensa levantarse hasta
que haya pasado día tan aciago y lleno de paseinos arriba y abajo,
abajo y arriba una y otra vez y cierra los ojos con temor de que haya
sido una pesadilla y volver a la realidad donde se repite el sueño
una y otra vez. El viajero busca la postura cómoda y recuerda ese
viejo dicho que dice que hay días en que es mejor no levantarse de
la cama....
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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