Suplemento
viajero cutre de The Adversiter Chronicle
Viaje a la cerrajería
El
viajero abre el paraguas antes de emprender la marcha, es una lluvia
intensa, agresiva casi, pero sin aire con lo cual el agua no entra de
lado mojando al viajero y el paraguas cumple su función...
No
hay muchos viandantes, algún alumno con su mochila a la espalda,
señoras de compra pero nada comparable a un día soleado, aunque el
viajero agradece la lluvia y por un momento las nubes grises parecen
de febrero más que de junio. El viajero disfruta del instante parado
en el semáforo, mira alrededor las viejas y confortables calles,
apreciando los nuevos edificios y haciendo memoria recordando el
antes de los mismos...
No
sigue el viajero una ruta habitual y parece muy lejano la última vez
que pasó por estos andurriales, la vieja y destartalada estación de
autobuses que le trae recuerdos de noches en el autobús en tránsito
a ninguna parte; el instituto por el que parece que no pasa el tiempo
en la fachada y hasta se para a mirar algún que otro escaparate
donde no se detenía desde hace varias temporadas...
El
viajero cierra y sacude el paraguas en los soportales antes de entrar
en la cerrajería, un local amplio que se hace pequeño entre
maquinaria, mostradores y vitrinas. Hay una pequeña cola y mientras
un dependiente hace unas llaves su compañera atiende a una clienta,
quiere cambiar la pila de una llave y, al parecer por lo que logra capiscar el viajero, algo se ha fastidiado en la tapa que no cierra. La
clienta comienza a gritar, más que hablar, que no desea una llave
nueva y que si patatín que si patatán hasta que logra ser atendida
por el dependiente que también debe ser el encargado en ese momento.
Al menos la cola empieza a moverse, no sin antes haber soltado la
clienta al dependiente que para tener la compañera que tiene, mejor
está solo. Siente algo de solidaridad el viajero con la dependienta,
más cuando el dependiente le aclara a la señora que la llave es de
otra cerrajería, pero el daño ya está hecho y se siente un
silencio ambiental roto por las chorradas de la clienta. La
dependienta atiende al viajero, sin atisbo de tristeza o indignación
por ser difamada y menospreciada por la pesadita de la clienta que
sigue dando la brasa con su llave...
El
viajero recoge su llave y sale a los soportales. Sigue cayendo agua,
una llovizna suave, y el cielo tiene pinta de que va a abrir.
Abandona los soportales y se dirige a...
Pero
ése, ya es otro viaje.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
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