CUANDO SURGE UNA
INOPORTUNA FLATULENCIA
Hoy
trataré de una compostura del postureo que posiblemente sea de las
más técnicas ya que intervienen los músculos de los glúteos,
cierta dosis de teatralidad y temple. Primero hay que distinguir la
flatulencia inoportuna de las ventosidades, dotadas de cierto
preaviso, y quien más y quien menos sabe interpretar sus intestinos y
sus rutinas.
Aunque
la flatulencia inoportuna sucede en distintos ámbitos de nuestra
rutina vital, son especialmente problemáticas en sitios públicos,
ambiente laboral y transportes masificados. Comenzaré con el típico
transporte público donde además de ir con otros usuarios se suma el
compartir asiento. Si nos pilla de pie, y lo mejor es coger la rutina
de ir de pie lo más cerca del asiento del conductor, la mejor
compostura es ir avanzando con disimulo tras expulsar los gases. El
ruido ambiental y que el chófer del autobús suele llevar la radio
encendida nos da cierta pantalla acústica de camuflaje si la
ventosidad es de intensidad sonora baja. Quien sea habitual del
transporte y de horarios de rutina diaria ya conoce la típica señora
que se tira pedos y siempre se le puede echar la culpa entre jocosos
chascarrillos con otros usuarios habituales, pero mucho cuidado
porque si bien estas señoras llevan con dignidad el tirarse pedos,
pueden reaccionar de forma hostil y tornarse agresivas si descubre
que somos los autores de la ventosidad sin tener en cuenta que se
trata de una inoportuna flatulencia.
Otro
caso es la reunión de trabajo. Si los sillones o sillas son de ese
material imitando cuero que chirría al cambiar de postura
dispondremos de pantalla acústica que camufle el delator sonido si
la flatulencia es violenta en su expulsión. Otra cosa es el olor
fétido que puede delatarnos y la mejor compostura es sentarse cerca
de una fuente de aire acondicionado que propague el aroma flatulento
antes de que nadie se percate y busque al autor del atentado
olfativo. Si se sienta uno cerca de la jefatura habrá que apretar
hasta la extenuación y tener en cuenta que cuanto más se retenga la
flatulencia más sonido hará en su expulsión. Cuidado con salir al
baño y expulsar en el mismo porque puede que se propague el sonido y
toda la planta sepa que sufrimos de flatulencia y nos tachen de
cochinos. Lo mismo en puestos de trabajo ante escritorios porque el
micrófono puede captar el sonido y colocarnos en una incómoda tesitura ante nuestro interlocutor.
Y por
último, hacer cola. Situación que nos limita de movimientos en la
compostura del postureo y la mejor es hacernos los escandalizados y
vociferar quién ha sido el cerdo que se ha cagado. Lograremos
desconcertar a la cola y nadie sospechará de nosotros, salvo que nos
delate el ruido, otro que adopta la misma compostura del postureo y
tiene experiencia en detectar a semejantes o que el vigilante de
seguridad nos haya pillado.
Por
lo general siempre funciona el hacerse el primero que huele la
flatulencia o mirar con cara de inquisidor a nuestro vecino de
asiento que echará la culpa al usuario de delante o al de atrás
sin sospechar de nuestra persona. En caso de que nos pillen, ya sea
por la sonoridad sin pantalla acústica que la camufle o bien porque
la pestilencia aromática sea intensa y sin corriente de aire que la
lleve y aleje el ser sospechosos de flatulencia, hay que adoptar la
compostura del postureo del penitente, soltar una triste historia
clínica de problemas intestinales que despierta la empatía del
personal y la cosa termina en jugosas anécdotas de flatulencias.
Serenidad, sangre fría y teatro, mucho teatro para sortear la
circunstancia de una inoportuna flatulencia y disponer de una
compostura del postureo adaptativa, si bien dentro de unas
limitaciones de espacio.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
theadversiterchronicle@hotmail.es
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