The Adversiter Chronicle

martes, 20 de junio de 2023

"El sermón de la pradera", por el padre I. N. Mundicia

Una sección del padre I. N. Mundicia en exclusiva para The Adversiter Chronicle

Hoguera parroquial de San Juan

Se acerca la fecha de celebrar, como cada año, la noche de la hoguera de San Juan donde celebramos la fiesta del mismo, igual que el 29 de agosto recordamos su martirio cuando la bailarina Salomé, tras seducir las entendederas de Herodes Antipas mediante lascivos e insinuantes bailes durante la celebración de su natalicio de un banquete nocturno, una vulgar francachela entre compadres, en el palacio fortaleza de Maqueronte donde... ¡Por vuestras caras y los ronquidos del Salustiano deduzco que os interesa un pimiento la historia del martirio de San Juan, para las farras con la excusa de la hoguera bien que os interesa, bien que os interesa...!

Este año no quiero incidentes en la hoguera parroquial y la comisión formada por el párroco auxiliar el padre Genaro se ha determinado unas mínimas normas para que la celebración de la hoguera de San Juan no provoque la intervención de las fuerzas del orden, posterior causa judicial y embargo de mis emolumentos. Queda terminantemente prohibido depositar en el interior de la hoguera, camuflados a la vista, cadáveres de fauna de corral; cosa que es además ilegal. Por supuesto nada de ganado porcino, vacuno y lanar, al final se huele que hay oveja quemada y llama la atención de las autoridades llamadas por el denominado Colectivo Ecologista, antes grupo municipal de PODRECEMOS y ahora en una plataforma del algo. El caso es tocar los cojones y maligna competencia con su hoguera del solsticio, una burda forma de borrar nuestras más tradicionales tradiciones de la Iglesia. Competir con la barraca parroquial sólo esconde afán materialista de quienes se tildan de espiritualistas cuando le dan al espíritu de las bebidas espirituosas. El monaguillo será dotado del extintor reglamentario para el caso de que haya que intervenir para sofocar algún conato de incendio o brasas incandescentes.

No quiero finalizar sin advertir de que está prohibido saltar sobre las llamas o caminar descalzo sobre brasas. El argumento de que es tradición de siglos es una burda falsedad que esconde demandar a la parroquia por quemaduras de primer grado y segundo grado en las plantas de los pies. Sé por el confesionario que esas ínfulas de quemarse las plantas de los pies es por motivos etílicos y el Pascual aún se jacta de que está de baja pese a que han transcurrido tres lustros de la noche de San Juan en que se lanzó calzado a las brasas en un estado comatoso y apestando a alcohol de tal calibre que se le quemaron playeros y calcetines sin que se enterara de nada hasta que despertó en la unidad de quemados al día siguiente. Unos viejos muebles, cajas acumuladas y ramas de la poda son los combustibles requeridos para la hoguera parroquial y el padre Genaro, si bien algo mojigato y meapilas de cerebro débil, se encargará de que se cumplan las normas de la hoguera, fue vigilante de pasillo en el seminario y sabe cómo atajar estos asuntos. Ir en paz y recordar que celebramos la fiesta de San Juan, la hoguera sólo es un complemento, no hacer caso de herejías importadas que desvinculan la fiesta de sus hondas raíces cristianas, apostólicas y romanas.
AMEN

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