Suplemento
televisivo cutre de The Adversiter
Chronicle
SOLa (O cómo soportar a
Maite Galdeano sin mandarla a tomar por el ano)
Sigue adelante este alienante formato de pagar por
fisgar las veinticuatro horas al o la habitante de turno en el
contenedor habilitado como apartamento con la salida de Mirian
Saavedra y la entrada de Maite Galdeano, típico exponente de persona
anónima que tras su paso por Gran Hermano ha logrado hacerse un
hueco en la telerrealidad tanto por sus méritos como a rebufo de su
hija, una saga televisiva que se completa con el menos cotizado, pero
sí el más cortico, de su hijo. Además el formato está sirviendo
para descubrir aspectos íntimos de la personalidad, así sabemos que
Anabel Pantoja carece de fuerza de voluntad y sufre de pereza, del
maestro Joao que es un maniático, del italiano Gianmarco que su
percha de amante latino no dispara la escopeta y de la Mirian
Saavedra que es hiperactiva...
Sin embargo Mirian Saavedra ha sido la mejor presencia
en la casa de todas las vistas hasta
ahora, es cierto que en
ocasiones, cuando se embala o tiene visitas, le sale ese tono
chirriante de voz con gallos sueltos que obliga a quitar el volumen
con los tímpanos pidiendo misericordia, pero ha sabido canalizar su
hiperactividad y con la sensación de que estaba disfrutando pese a
que le amargaron el último fin de semana antes de salir con
historietas de su expareja, el inefable Carlos Lozano. Mujer sensual
que deleitó a la audiencia de machos alfa tanto con sus ropajes como
con sus posturas de lectura, masaje o cualquier otra actividad.
Además ha superado la prueba diaria de conseguir que desconocidos al
otro lado del teléfono le chivaran la receta del día, aplicada en
las clases de baile y sorprendente destreza a la hora de dibujar
aunque se nota que no ha podido desarrollar su talento, las narices
le salen fatal pero el santo estropiciado por feligresa con ínfulas
de restauradora le ha salido clavado, pero clavado oiga.
Y entra la Maite Galdeano que desde que entró no ha
parado de dar la turra y mostrando sus formas y maneras a medio
camino del desquiciamiento y de la locura. Sólo lleva unas horas
pero es como si llevara unas semanas y las apuestas se fijan en si
será capaz de mantener tal frenesí de verborrea el tiempo que dure
su estancia o si la audiencia será capaz de soportar semejante
torbellino de personalidad.
Al igual que ocurrió con la Mirian Saavedra, Maite goza
de ser la estrella del espectáculo
sabedora de que siempre hay
alguien fisgando al otro lado de la pantalla y se ve que tanto una
como otra cumplen su sueño televisivo y una forma cómoda y
mantenida de ganar unos aurelios que en otros trabajos costarían
horas extras, horarios nocturnos y festivos así como semanas a dieta
de pan con mortadela...
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
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