Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle
EL HOMBRE SIN SOMBRA
(2000)
(Hollow Man)
(Hollow Man)
Son tiempos de calma chicha para el turno de noche, con el día al ralentí por la pandemia, siendo buenos momentos para disfrutar de títulos ya añejos pero que te hacen disfrutar de una agradable velada con los colegas de turno y una animada tertulia posterior entre birras y pistachos. El título de hoy es uno de los mejores ejemplos de película maldita, entre comillas, y además en este caso uno de los mejores ejemplos de efectos especiales cojonudos pero al servicio de la historia, lejos de los actuales fotogramas de imágenes sintéticas y elenco protagonista que se limitan a tirarse bien al suelo, hacer muecas y morritos, como si los actores y actrices fueran esclavos de los efectos especiales. Es también el títpico producto de Hollywood donde se aprovecha para promocionar artistas, lucirse al director y ser rentable en taquilla...
En el año de la producción, el director Paul Verhoeven gozaba de crédito entre el público y
las productoras. Llegaba al nuevo milenio con un puñado de películas, como Robocop o Desafío Total sin olvidar Instinto Básico por citar tres ejemplos. Director de lenguaje propio con críticas a la sociedad del futuro que es la del presente que nunca dejaba indiferente y capaz de lidiar con géneros de todo tipo. Ésta de hoy es quizás una de las más incomprendidas de sus películas, centrado en el individuo en lugar de la sociedad pero jugando con instintos ocultos de la misma, de quienes formamos parte de ella. Defraudó las expectativas de público y crítica, siendo una serie B para algunos, un bodrio pseudo pornográfico para otros y una historia simple para unos cuantos. Sin embargo, para quienes gustamos de su filmografía vemos un guiño del director creando una especie de homenaje a la serie B con un poco de terror, unos cuantos sustos y un par de escenas sensuales que despiertan el morbo.
Es una película coral pero cuyo rodaje hoy en día supondría más desembolso para los productores en sueldos, caso de un joven Josh Brolin que lejos de ser el héroe está a la sombra de Elisabeth Shue, un alter ego de la patrullera compañera del agente Murphy que aquí toma las riendas, pone las neuronas y logra finalmente desfacer el entuerto mientras los actores se ven como machos alfa compitiendo por la chica. El competidor y malo de la película es el siempre solvente y confortable a la retina del espectador del Kevin Bacon que logra, una vez más, eclipsar a sus compañeras y compañeros de reparto. Trabajo casi teatral con diálogos de humor soterrado pero coherente con la trama y un final que no gustó a casi nadie pero con trazas gore que harán las delicias de amantes del terror de serie B...
La actriz que nos fascinó desde el primer plano fue Kim Dickens, que atrapa a la cámara y
la retina en un personaje sensual en la frontera del sexy, ese oscuro objeto de deseo morboso donde el director logra que seamos invisibles y sátiros rayando en la crueldad del Kevin Bacon, un científico que es atraído a su lado más oscuro cuando logra descubrir con su equipo la capacidad de hacer invisible al ser humano. Escenario cerrado, con saltos al exterior, tan en boga siguiendo el ejemplo de Alien que crearía escuela en cuanto a terror en espacios cerrados amplios, como una nave espacial o un laboratorio secreto en este caso. Otra protagonista femenina y con redaños, que no se rinde hasta el final y donde realmente lamentas que se muera alguien porque ya no la verás en más secuencias.
Lo que sí puso a todo el mundo de acuerdo fue en que los efectos especiales eran magníficos para su tiempo pero siguen plenamente vigentes vistos hoy, al servicio de la historia, sin abusar de los mismos pero un protagonista más, de los que te hacen ver la película y sólo al terminar su visionado te paras a pensar en las trucas. La escena de la piscina, la máscara facial e incluso su paso a la visibilidad a través de fases donde se ve la anatomía del cuerpo humano, forjan un todo con actores y guión, satisfacción plenamente vigente tanto para nuevos espectadores como para quienes ya la han visto. Una de esas películas agradables que amas u odias, pero que son entretenimiento puro, bien hechas y bien planteadas pese a que en su estreno fue bastante denostada. Si os gusta el Verhoeven es imprescindible y está a la altura de otra obra suya incomprendida en su momento como fue Los señores del acero...
Ideal para ver en compañía comiendo palomitas.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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