Nos estamos aferrando, por
estos lares, a celebrar la Nochebuena pese a todas las advertencias,
hechos y consejos de que sería mejor celebrarlo sin reuniones
familiares..
Me resulta curioso, desde un punto de vista científico, que nos indignemos ante cualquier insinuación de dar marcha atrás, de mantener las limitaciones de movilidad geográfica como si siempre hubiéramos sido furibundos celebradores de la cena de Nochebuena; ya no se oye que son fechas tristes por las ausencias, de que no había en realidad nada que celebrar, que se hacía por la infancia, que siempre había discusiones entre los familiares...
Me resulta curioso, desde un punto de vista científico, que nos indignemos ante cualquier insinuación de dar marcha atrás, de mantener las limitaciones de movilidad geográfica como si siempre hubiéramos sido furibundos celebradores de la cena de Nochebuena; ya no se oye que son fechas tristes por las ausencias, de que no había en realidad nada que celebrar, que se hacía por la infancia, que siempre había discusiones entre los familiares...
La pandemia y sus
consecuencias en nuestras vidas no altera nuestra capacidad de ir
siempre a la contra, que si nos dicen parar seguimos moviéndonos,
que si dicen que nos movamos nos empeñemos en quedar inmóviles. Tal
vez las autoridades competentes, entre competencias e incompetentes,
se hayan equivocado. Nos pega demasiado el sol, que siempre alienta
los espíritus libres a diferencia de otras latitudes donde el frío
y la oscuridad obligan a ser disciplinados, y quizás deberían
habernos dicho que se ponía barra libre para celebrar la jodida
Navidad, así hubiéramos reaccionado como siempre y por llevar la
contraria no querríamos celebrar nada y criticando a las autoridades
competentes por su irresponsabilidad estimulando la celebración de
reunión familiar en plena ofensiva del coronavirus...
Pero han apelado a
nuestra responsabilidad individual y a nuestra propia competencia
cuando ya hemos demostrado desde el pasado marzo lo incompetentes que
somos tanto a nivel personal como colectivo, supongo que de esta
forma todas y todos encontraremos incompetentes e incompetencias
cuando la tercera ola nos machaque. Las autoridades competentes
apelarán a la incompetencia colectiva lo cual enervará a la
competencia individual que a su vez se manifestarán por la
incompetencia de las autoridades competentes...
A mí siempre me gustaron
las fiestas navideñas, teñidas de nostalgia y añorando a quienes
nos han dejado por el camino tras recorrer el suyo de unos años acá,
quizás haya dejado de ser un bicho raro en lo que a celebrar la
Navidad se refiere...
O puede que el raro fuera
yo sin saberlo.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
No hay comentarios:
Publicar un comentario