Lo digo porque he visto
con cara de haba, que me iba quedando según veía las imágenes,
como la FIFA le hacía la pelota, nunca mejor dicho, a Donald Trump
con entrega de trofeo, medalla y aplausos con sonrisas. Todo un signo
de los actuales tiempos intempestivos a casi todos los niveles y en
ya todos los subniveles del sistema democrático azotado por vientos
extremistas con algunas tormentas dispersas que amenazan diluvio a
chuzos, y no de agua precisamente...
Es malo que las artes y el
deporte se vean emponzoñados por políticas populistas que acaban
siendo posiciones encontradas y me irritan más los portavoces
puestos por sí mismos con sus verdades absolutas. Hemos olvidado
demasiado y lo que se recuerda es incompleto, a trozos o sesgado a
los intereses del censor de turno pese a que tenemos la oportunidad
de ver imágenes y sonido a lo que antes se recordaba en escritos,
cuadros o monumentos. Ver las imágenes del mundo en 1914 hacen
preguntarse si nos verán así a nosotros, si las imágenes y el
sonido harán pensar al futuro espectador lo mismo que pienso al ver
las de 1914, una mezcla de incredulidad y temor porque nada hacía
presagiar dónde desembocaría a donde desembocó en un siglo de
matanza y destrucción...
Tal vez la guerra sea el
precio a pagar por evolucionar tecnológicamente, disfrutamos de
comodidades y satisfacciones que no hubieran sido posibles sin las
guerras, tampoco consuela mucho que disfrutar de tecnología en
mejora y evolución constante cueste vidas humanas en guerras y en
controlar los materiales que lo hacen posible...
Nadie vamos a renunciar a
la tecnología y eso permite que haya pelotas que hacen la pelota y
políticos que la reciben como símbolo de pleitesía a su poder,
poco importa que sea con misiles o con la bragueta abierta y la
escopeta a punto, es la misma sensación de poder y debe de ser
irresistible. Lo malo es que la pelota somos la plebe, sacudida a
diestra y siniestra asistiendo al espectáculo de masas en que se ha
convertido el ejercicio del poder político...
Veo un anuncio que anuncia
entre otras cosas que en los 40´s estaremos en Marte y juraría
haber escuchado lo mismo antaño...
Mala cosa cambiar la
música si no se cambia la letra...
Se acaba cantando lo
mismo.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
http://theadversiterchronicle.org




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