The Adversiter Chronicle

sábado, 1 de marzo de 2025

ENTREVISTA AL PESIMISTA

Hoy entrevistamos a un tipo que en épocas de vacas gordas es un rara avis porque todo el mundo es optimista y no nos gustan los cenizos y pesimistas. Mas las tornas han cambiado, las democracias se contagian del populismo de los extremistas a diestras y siniestras, el totalitarismo bajo distintas banderas y credos coge fuerza a medida que se debilitan las democracias y ahora el pesimista es visto casi como un profeta. Palmiro Aguarón es uno de esos tipos pesimistas que nos puede aclarar algo más sobre este tipo de personas...


-¿Es lo mismo ser pesimista en época de bonanza que en época de vacas flacas llenas de pulgas como la que vivimos en este momento?

-Me alegro de que me haga esa pregunta. Ser pesimista se vive, tender a ver y juzgar las cosas en su aspecto más negativo es casi una vocación monacal, sin dejarse hipnotizar por una felicidad ficticia que se muestra a todos los niveles. Recuerdo la época de inicio de siglo hasta la crisis del 2008 donde me ofrecían todos los días grandes negocios, enormes ingresos, infinidad de compras a crédito y empezar a pagar cuatro meses después, de pedir un crédito para cambiar el coche y ofrecerme crédito para el coche, un crucero por el Mediterráneo y hasta una freidora de regalo... ¡Jamás, pero jamás de los jamases sucumbí a tales cantos de sirena! Yo decía que algún día se iría todo a tomar por el culo, que mi cuñada no estaba capacitada para montar una empresa de complementos para las uñas cuyando no sabe ni pintarlas, y así todo. El del bar pasó de vender pintas de vino peleón a vino garnacha y ahora que ni hay para vino peleón se acuerda de cuando le decía que se estaba aprovechando de las circunstancias nada más y no se su talento como tabernero, porque su bar era más bien una taberna de piratas en cualquier islote caribeñó olvidado de la mano de Dios y así todo. Pues ahora que la cosa es cada día que pasa más jodida, resulta que no era pesimista y casi soy profeta. Reconforta ver que la sociedad comienza a diferenciar entre la imagen icónica del pesimista y casi gafe para ver en realidad mentes preclaras.

-Pero al fin y al cabo, son ciclos y es fácil cuando todo va bien ser pesimista. ¿Y ahora que el futuro es denso y oscuro, es igual de pesimista?

-Esto no es una bata de quita y pon, permita que le diga. Esto se veía venir y lo que vendrá será peor, no hay motivos para el optimismo. La cosa internacional se pondrá con unos patas arriba y el resto esperando que baje la pata y que no nos pise mucho. La economía sin comercio se va al garete y repercutirá de forma casi siniestra en nuestro bolsillo y vida cotidiana. Ser joven será ser carne de cañón, siempre en el peor de los casos porque el pesimismo no es lineal y cualquier atisbo de solución no se libra de un pesimismo casi preventivo podría decirse.

-
¿Que aconsejaría como pesimista a los Juan y Juanitas Manzanas para este año?

-No es un objetivo de pesimista dar consejos, pero si piensan en casarse es mejor que pasen directamente a la luna de miel, si son jubilados deberían contemplar la opción del suicidio porque siempre es mejor morir como uno gusta a morirse de asco, si son adolescentes que vayan recuperando el hábito de jugar a las chapas para cuando nos corten las comunicaciones y si son de comprar lotería que la pasen por la chepa de alguien a ver si son afortunados y pueden tomar las de Villadiego. En realidad el pesimismo es casi una filosofía, yo cuando encontré mi primer trabajo fue una alegría para mis padres y yo avisé de que aquello no era lo mío, que no fuera pesimista me dijeron y ya ve, pesimista me quedé y confieso que no me arrepiento.

-¿Y el pesimista nace o se hace?

-No niego que pueda haber cierta predisposición genética, pero es una formación continua desde que se es escolar y te levantas diciendo que hoy te sacan a decir algo que no sabes. Claro, cuando llegan las notas y los suspensos se trasciende de ser escolar y es como abrirse la mente. A mi primera novia le dije que la cosa no podría durar, a la segunda que la cosa a veces no funciona y espero a la tercera que puede que sea una arpía mezcla de las otras dos. Quiero decir que hay una evolución que, irremediablemente, acabará mal. El pesimista no se basa en aciertos plenos, se basa en hechos y los hechos nos dicen que acabaremos deshechos.

-¿Usted cuando juega lotería, rompe el décimo directamente porque crea que no tocará?

-No hombre no, una cosa es ser pesimista y otra gilipollas. Nunca gasto en lotería y sólo juego la que me regalan. Ser pesimista no es pensar que pasará lo peor, o algo malo, no es nada de eso. Pero los hechos dan la razón. Pero la gente no queremos saber, ansiamos conocer el futuro pero no queremos saber nada si no es bueno, y ahí queda un terreno de nadie que ocupa el pesimismo, no el pesimismo temporal que a todos nos da alguna vez sino el pesimismo existencial que, ya digo, es casi una filosofía de vida. Si cuando tenemos un instante de felicidad dejamos un resquicio al pesimismo aprenderemos a valorar lo que hay. Pensar en mejorar puede cegar durante la mejoría, pero pensar en mejorar con dosis de pesimismo logra una imagen más realista y nítida de pensamiento que nos ayuda a vivir el presente que es la forja del futuro en la fragua del pasado.

-
Pues no quiero ser pesimista, pero me bajo en la siguiente...


The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org




theadversiterchronicle@hotmail.es

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Powered By Blogger