Resulta difícil sentarse
y teclear tras ver como el presidente de Ucrania era humillado por
Donald Trump y su segundo, el tipo promete como consorte y como
heredero potencial...
Tenía pensado reflexionar
con una lista de cosas que no entiendo, por desgracia creo entender
lo visto hoy en la Casa Blanca y añoro la ignorancia que es el mayor
estado de felicidad. Aunque miro a mi alrededor y nadie parece
entender, son carnavales y la jarana y la algarabía son más
atractivas que las realidades cotidianas. Porque si esta puesta en
escena de una presidencia convertida en un programa televisivo de
telerrealidad humillando al agredido le sale bien, y como espectáculo
televisivo para votantes de Trump es algo magnífico, luego irá a
por lo siguiente, no sabemos cuál será pero podemos imaginarlo sin
mucho esfuerzo. También Putin, que en cuanto coja resuello militar
seguirá su expansionismo territorial a costa de Europa...
De todas formas, es de
suponer que la cosa se acabará tarde o temprano, ocurrirá una
desgracia mayor, igual la palma o le hacen palmarla, que todo puede
ocurrir. Supongo que no tiene en cuenta que cuando el trozo de
Ucrania bajo soberanía rusa sea oficial comenzará de nuevo una
nueva limpieza étnica, hay que ser ruso sí o sí...
Me imagino a las tropas en
sus trincheras viendo que se queda sin apoyo de EEUU, sabiendo que
acaban de perder tras tres años de lucha, pues no ha servido de nada
porque alguien decide a miles de kilómetros que hay nuevas fronteras
basadas en el uso de la fuerza militar...
Hoy todos somos ucranianos
y no somos conscientes.
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