Con la
colaboración del profesor T. A. Rambaina
en exclusiva para The Adversiter
Chronicle
GALLETITAS SALADAS REDONDAS
Hoy
tratamos de un alimento que despierta nuestro apetito aún sin estar
hambrientos, con millones de consumidores compulsivos y parte de la
dieta de otros tantos. Incapacidad de comer sólo una y acabar
devorando medio tarro es inevitable. Y ahora en tiempos de penurias
inflacionistas en la cesta de la compra puede ser una alternativa de
los alimentos que dejamos de consumir. Son también las galletitas
saladas un básico de comidas y cenas a base de picoteo y permiten
además una amplia variedad de presentaciones como base de paté, por
citar un ejemplo. Nadie mejor que nuestro querido profesor para
aclararnos cuestiones relativas a las galletitas saladas...
-Una
galletita salada no deja de ser una galleta que no es otra cosa que
pasta de harina, azúcar y otras substancias, cocida al horno bajo
distintas formas y de tamaño pequeño. Estamos, por tanto, ante un
alimento habitual de nuestra dieta y la galletita salada no es más
que una variante, de forma redonda y tamaño minúsculo en
comparación a sus hermanas mayores de desayuno. Es además una
variante apta para servir de complemento con otro alimento que se
unta sobre la galletita salada que nos permite desarrollar nuestra
creatividad con presentaciones variadas. No hay que olvidar que para
nuestro subconsciente la galletita salada despierta ecos de la
infancia, su pequeño tamaño nos quita cortapisas de no comer fuera
de hora y ponerse a comer galletitas saladas es ver la vida como algo
bello.
-Es una cuestión de poder adquisitivo para la cesta
de la compra. Una lata de paté servido untado en galletita salada,
aguacate, un alegre mejillón de lata y cualquier otra cosa que se
nos ocurra, logra que nos sintamos comiendo un pequeño manjar. El
problema es que las galletitas saladas, independientemente del unto,
acaban saciando como elemento de dieta habitual y puede provocar una
reacción de hartazgo que perdura años. Sustituir carnes y
pescados por su alto precio con la inflación es factible pero
exigirá una ingesta generosa y generosidad a la hora de la
evacuación intestinal. Y si bien sacian consumidas con unto, al
final nos dejan una sensación deprimente, hartazgo temporal que
puede ir acompañado de náuseas y la sentencia inamovible de que
cualquier filete o sardina es mejor que devorar en la dieta
galletitas saladas por mucho unto que se les unten. Pero como
alimento alternativo y en su justa medida sí que pueden servir de
complemento a la dieta habitual, regocijándonos en sus sensaciones
placenteras al paladar y recuerdos placenteros de antaño cuando
siendo infancia paladeábamos cada galletita salada como si fuera la
última y comíamos hasta la última sin remordimientos estéticos de
adultos.
-Analizamos
el formato de envase de 350 gramos que es el más habitual en las
alacenas y vemos que 100 gramos aportan 468 kilo calorías, lo cual
no es ni mucho ni poco estando sano, son generosas en grasas y no se
quedan cortas en las saturadas, unos buenos hidratos de carbono, algo
de fibra alimentaria sin faltar proteínas y, por supuesto, sal. Este
formato de envasado nos da para catorce raciones de 25 gramos cada
una y hay que sumar los valores del unto que las acompaña si así se
tercia. Es un factor de riesgo el carácter adictivo de su consumo
donde la simple fuerza de voluntad no basta para evitar una ingesta
compulsiva hasta devorar todo el envase como acaba de hacer usted.
-Hay
estudios, nada clínicos, que muestran que el instinto de devorar
galletitas saladas se mantiene aletargado y puede despertarse en
cualquier momento de la vida del consumidor. Porque es raro el día o
la semana que por alguna u otra razón no comamos una galletita
salada, pero encontrarse a solas y de frente a un bote de galletitas
saladas nos transforma, saca nuestros instintos devoradores y resulta
inevitable acabar comiendo compulsivamente galletitas saladas. No
obstante, siempre conviene tener reserva en casa de galletitas
saladas, si no están a la vista se puede no caer en la tentación y
lo mismo calman al bebé que al anciano. Imprescindible en pincheos
y saraos cutres en casa. Pero el mejor consejo para no caer en la
tentación y la ingesta compulsiva es que no estén a la vista en la
vida diaria. Es mejor no mirar los ingredientes siguiendo el axioma
de que ojos que no ven, estómago que no se resiente, porque
encontramos desde harina a metabisulfito de sodio pasando por ácido
de amonio e incluso trazas de mostaza. Es por tanto un alimento de
elaboración industrial con todas las características del mismo, a
lo que estamos habituados desde el siglo pasado en nuestra dieta. Y
una galletita salada siempre alegra el día por unos instantes con lo
que tiene hasta propiedades terapéuticas en nuestra psique.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
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