EN TIERRA PELIGROSA
(1994)
(On Deadly Ground)
Aunque
cuando te topas con una película del inefable Steven Seagal lo mejor
es salir corriendo como alma que lleva el diablo, el equipo de cata
cinematográfica no podíamos dejar escapar la oportunidad de visionar
esta producción de 1994 por varias y poderosas razones. Ha pasado a
la historia como la primera película dirigida por el Steven Seagal y
posiblemente sea su mejor interpretación junto a la protagonizada en
Momento crítico, así
conocida en el orbe hispano siendo su título en inglés Executive
Decision de 1996 donde se muere
al poco de iniciado el metraje. Pero en 1994 ya se había hecho un
hueco como héroe de acción con rostro de estreñimiento crónico,
ínfulas de místico oriental y repartidor de mamporros precisos y
certeros de artes marciales con producciones no tan chuscas y cutres
como las pelis del Chuck Norris...
Lo primero es destacar que también la productora del
Seagal figura en los títulos de crédito pero coproducida con la
Warner Bross lo cual explica que esta película sea distinta a lo
habitual del protagonista que seguramente contó con ayuda en la
dirección. Porque Steven Seagal interpreta de nuevo a un tipo de
misterioso pasado militar que acaba desfaciendo entuertos. La
diferencia es que está rodeado de un elenco de verdaderos actores
secundarios y el protagonismo del Seagal queda eclipsado por Michael
Caine que interpreta a un delicioso villano que acaba siendo el
auténtico protagonista y secundado por ese actor secundario de
personaje duro como una lija del siete que acaba siempre huyendo como
una rata y que se había hecho un hueco, el bueno que siempre hacía
de malo del John McGinley y el siempre duro del R. Lee Armey. En el
elenco femenino sólo destaca Joan Chen subordinada al papel de
florero de compañía del Steven Seagal que no tiene tiempo de
coqueteos y romanticismo alaskeño.
Y lo que en su estreno era otra paranoia particular del
Steven Seagal y su misticismo filosófico del que siempre embadurnaba
a sus personajes, aquí se entremezcla con un ecologismo casi
anticipado a su tiempo y que empezamos a sufrir ahora en 2023: la
contaminación del ser humano en la Naturaleza y sus consecuencias.
Porque la película es un alegato ecologista que el Steven Seagal
manipula para aparecer una vez más como abanderado de una causa.
Esta vez su misticismo se plasma en la típica historia del hombre
blanco al que rescatan nativos buenos y donde sufre una experiencia
mística que le convierte en elegido para salvar a los nativos, al
pais y al planeta. Su interpretación se limita a lo de siempre con
su reparto de mamporros, verle a caballo es como ver un arcón
congelador a lomos del mismo por no hablar de la cara de sufrimiento
del caballo al cargar con él. El comienzo pone los pelos como
escarpias en las escenas del bar donde unos garrulos obreros de la
industria petrolífera se meten con un indio alcoholizado y no se les
ocurre otra cosa que llamar mariposa, también marica, al Steven
Seagal para desesperación de la dueña del garito que ya conoce los
destrozos que causa cuando se mete en una pelea...
Steven Seagal es Taft, un técnico en incendios que
trabaja para la compañía petrolera de Jennins, interpretado por
Michael Caine, que pondrá en marcha en breves días una refinería
que en realidad esconde los residuos tóxicos de otras plantas
petrolíferas de la compañía que son bombeadas bajo tierra con el
consiguiente peligro para el entorno. Además, para cumplir los
plazos y no perder la concesión, utiliza piezas defectuosas porque
los recambios no llegarían a tiempo. Y es que en cuanto aparece en
escena Michael Caine la cosa se hace fumable y hasta agradable porque
el Steven Seagal no ocupa todos los planos y cuando no está en la
escena sí estamos viendo una película de Hollywood con una
auténtica estrella y secundarios solventes y hasta de lujo. Con
ayuda de una nativa desbaratará los planes del malvado Jennins y al
final se permite una turra ecológica que si bien resultaba algo ñoña
y otra paranoia del Seagal, pues resulta que ahora está plenamente
vigente logrando que la película soporte el paso del tiempo, hasta
la tecnología resulta creíble y de ahora.
Hay momentos, cuando no aparece el Seagal por el medio,
deliciosos como el sadismo a la hora de interrogar, la sala de
control con todo el personal escapando, la escena de la moto de nieve
escondida para urgencias por los nativos que prefieren un buen trineo
de perros y los personajes del villano y sus secuaces. Y genial
cuando el contratista desvela que el Taft es el tipo al que llama el
ejército de los EEUU cuando hay que intervenir en una operación
militar para que entrene a la tropa, un tipo duro.
Hay que verla cada tres décadas por pasar unas risas y
un ejemplo de que un pésimo actor bien arropado puede hacer una
buena película, porque pese a las críticas resulta un comic
cinematográfico y dentro de la filmografía del Steven Seagal no es
uno de sus típicos bodrios, cosa que ha ido a más desde entonces. Si
nunca la viste resulta entretenida siempre que ignores un poco al
Steven Seagal y te deleites en el resto de personajes. Tuvo acogida
en taquilla y se intentó repetir éxito con una segunda entrega mala
de cojones...
¡Pero un poema la cara del caballo con el Seagal de
jinete, un poema!
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
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