The Adversiter Chronicle

miércoles, 3 de mayo de 2023

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

EN TIERRA PELIGROSA (1994)
        (On Deadly Ground)

Aunque cuando te topas con una película del inefable Steven Seagal lo mejor es salir corriendo como alma que lleva el diablo, el equipo de cata cinematográfica no podíamos dejar escapar la oportunidad de visionar esta producción de 1994 por varias y poderosas razones. Ha pasado a la historia como la primera película dirigida por el Steven Seagal y posiblemente sea su mejor interpretación junto a la protagonizada en Momento crítico, así conocida en el orbe hispano siendo su título en inglés Executive Decision de 1996 donde se muere al poco de iniciado el metraje. Pero en 1994 ya se había hecho un hueco como héroe de acción con rostro de estreñimiento crónico, ínfulas de místico oriental y repartidor de mamporros precisos y certeros de artes marciales con producciones no tan chuscas y cutres como las pelis del Chuck Norris...

Lo primero es destacar que también la productora del Seagal figura en los títulos de crédito pero coproducida con la Warner Bross lo cual explica que esta película sea distinta a lo habitual del protagonista que seguramente contó con ayuda en la dirección. Porque Steven Seagal interpreta de nuevo a un tipo de misterioso pasado militar que acaba desfaciendo entuertos. La diferencia es que está rodeado de un elenco de verdaderos actores secundarios y el protagonismo del Seagal queda eclipsado por Michael Caine que interpreta a un delicioso villano que acaba siendo el auténtico protagonista y secundado por ese actor secundario de personaje duro como una lija del siete que acaba siempre huyendo como una rata y que se había hecho un hueco, el bueno que siempre hacía de malo del John McGinley y el siempre duro del R. Lee Armey. En el elenco femenino sólo destaca Joan Chen subordinada al papel de florero de compañía del Steven Seagal que no tiene tiempo de coqueteos y romanticismo alaskeño.

Y lo que en su estreno era otra paranoia particular del Steven Seagal y su misticismo filosófico del que siempre embadurnaba a sus personajes, aquí se entremezcla con un ecologismo casi anticipado a su tiempo y que empezamos a sufrir ahora en 2023: la contaminación del ser humano en la Naturaleza y sus consecuencias. Porque la película es un alegato ecologista que el Steven Seagal manipula para aparecer una vez más como abanderado de una causa. Esta vez su misticismo se plasma en la típica historia del hombre blanco al que rescatan nativos buenos y donde sufre una experiencia mística que le convierte en elegido para salvar a los nativos, al pais y al planeta. Su interpretación se limita a lo de siempre con su reparto de mamporros, verle a caballo es como ver un arcón congelador a lomos del mismo por no hablar de la cara de sufrimiento del caballo al cargar con él. El comienzo pone los pelos como escarpias en las escenas del bar donde unos garrulos obreros de la industria petrolífera se meten con un indio alcoholizado y no se les ocurre otra cosa que llamar mariposa, también marica, al Steven Seagal para desesperación de la dueña del garito que ya conoce los destrozos que causa cuando se mete en una pelea...

Steven Seagal es Taft, un técnico en incendios que trabaja para la compañía petrolera de Jennins, interpretado por Michael Caine, que pondrá en marcha en breves días una refinería que en realidad esconde los residuos tóxicos de otras plantas petrolíferas de la compañía que son bombeadas bajo tierra con el consiguiente peligro para el entorno. Además, para cumplir los plazos y no perder la concesión, utiliza piezas defectuosas porque los recambios no llegarían a tiempo. Y es que en cuanto aparece en escena Michael Caine la cosa se hace fumable y hasta agradable porque el Steven Seagal no ocupa todos los planos y cuando no está en la escena sí estamos viendo una película de Hollywood con una auténtica estrella y secundarios solventes y hasta de lujo. Con ayuda de una nativa desbaratará los planes del malvado Jennins y al final se permite una turra ecológica que si bien resultaba algo ñoña y otra paranoia del Seagal, pues resulta que ahora está plenamente vigente logrando que la película soporte el paso del tiempo, hasta la tecnología resulta creíble y de ahora.

Hay momentos, cuando no aparece el Seagal por el medio, deliciosos como el sadismo a la hora de interrogar, la sala de control con todo el personal escapando, la escena de la moto de nieve escondida para urgencias por los nativos que prefieren un buen trineo de perros y los personajes del villano y sus secuaces. Y genial cuando el contratista desvela que el Taft es el tipo al que llama el ejército de los EEUU cuando hay que intervenir en una operación militar para que entrene a la tropa, un tipo duro.

Hay que verla cada tres décadas por pasar unas risas y un ejemplo de que un pésimo actor bien arropado puede hacer una buena película, porque pese a las críticas resulta un comic cinematográfico y dentro de la filmografía del Steven Seagal no es uno de sus típicos bodrios, cosa que ha ido a más desde entonces. Si nunca la viste resulta entretenida siempre que ignores un poco al Steven Seagal y te deleites en el resto de personajes. Tuvo acogida en taquilla y se intentó repetir éxito con una segunda entrega mala de cojones...
¡Pero un poema la cara del caballo con el Seagal de jinete, un poema!

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido

Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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