Suplemento
viajero cutre de The Adversiter Chronicle
Viaje por el asfalto a
la cena de Nochebuena
El
viajero sale al asfalto de la calle, ya anocheció aunque sólo son
las ocho y media de la tarde. Hay un largo trecho por delante que el
viajero siempre disfruta por estas fechas. Hay gente en grupos a la
puerta del garito habitual donde toma el cafelito mañanero, también
en el garito suplente cuando está cerrado por descanso, avería o
vacaciones el garito habitual. Le gustaría entrar, ser parte del
jolgorio bullicioso, pero anda el viajero justo de tiempo, le han
dicho que en una hora comienza la cena, el anfitrión tiene que
madrugar ya que trabaja a la mañana siguiente...
Queda
atrás el barrio y pasa el viajero ante su antiguo instituto. La
fachada es la misma y sólo las ventanas de PVC blanco, que han
sustituido a las de aluminio, y un cartel en la puerta trasera
indicando la entrada de los alumnos y alumnas de la ESO, suena
diferente de la fachada que recuerda el viajero. Se pregunta qué habrá sido de alguno de los profesores, que iban de avanzados pedagógicamente para al final no saber transmitir ni estimular al
alumnado. Han derribado un edificio anexo que ha sido sustituido por
un aparcamiento de pago, un parking que dicen los cosmopolitas y
paneles informativos...
La
avenida está animada con las luces navideñas, coloridas y con
motivos de la ciudad que quedan bien pero añora el viajero
iluminación navideña, un tanto laica en estos tiempos donde no se
conserva la memoria y se desvirtúa el análisis de la misma con ojos
de hoy, pero echa en falta belenes, reyes magos y todas aquellas
figuras que formaban las viejas bombillas. Hay gentío en las
vinaterías, cafeterías y bares que el viajero encuentra a lo largo
del camino, que cambia de barrio tras dejar atrás un paso de
peatones. Hay tráfico, hay gentío, hay luces y, sin embargo, el
viajero presiente más que siente que falta algo, falta alegría que
no se ve desde que empezó la pandemia. Le embarga una sensación de
desasosiego, como si todo el mundo estuviera fingiendo una
normalidad sin alterar por virus, guerras y políticas...
El
tramo final del viaje es pasada la plaza de toros, es un barrio bien,
tranquilo en apariencia donde los dramas se dejan de puertas para
adentro. Al otro lado de la carretera abundan viejos chalets de
desconchadas fachadas que en un tiempo fueron blancas. Han sido
devorados por el crecimiento urbano y el abandono de sus dueños.
Pasa el viajero por delante de una iglesia y su mente viaja a Ucrania
donde la población pasa estas fechas de fiesta y comilonas a oscuras
y sin calefacción, pasan la nochebuena en la oscuridad de la
guerra...
Ya
otea el viajero su destino y barrunta para sus adentros que ha echado
en falta ver infancia por la calle, gentes con bolsas llenas de
cosas envueltas en papel de regalo. Tal vez, sólo tal vez, se está
haciendo viejo y sólo es nostalgia del tiempo pasado y de rostros
ausentes aunque siempre estén presentes en la memoria. Tampoco hay muchas luces en las casas particulares y es la luz de las estancias
que se refleja al exterior lo que indica el bullicio navideño...
El
viajero toca el timbre y observa el cielo una última vez. Le abren
la puerta y pasa al interior donde le llega un aroma de pescado al
horno que...
Pero
ése, ya es otro viaje.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
http://theadversiterchronicle.org
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